CAPÍTULO VI

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Narra Esteban:

Pasaron cuatro semanas desde que nos enteramos de la enfermedad de Axel, Cancerbral (que así él lo llamaba y pensándolo bien no me ha contado porqué de ese nombre) arrasó con todo dañando su psicología y su físico. No se que se le habrá pasado por la cabeza pero ahí está él acostado en aquella cama dormido por causa de la debilidad en la que cayó por causa de no comer desde que le contaron tal tragedia. Fue diagnosticado con trastornos alimenticios, si no me equivoco era anorexia en primer grado y los psicólogos dijeron que aquello del cáncer lo afectó muchísimo que hizo que entrara en depresión, dejara de comer y por eso ahora está en cuidados intensivos conectado a un respirador artificial, pero para mi todo tiene una simple explicación, aunque me pone muy mal saber lo que quiso hacer es la única explicación valida en este preciso momento que queda y es que mi mejor amigo, aquél que hasta hace un mes era feliz y todo iba bien en su vida, ese mismo que empezó con un simple dolor de cabeza en la escuela y al llegar a este lugar fue diagnosticado con una enfermedad terminal, ese mismo se quiso matar antes de empezar a luchar por su vida, antes de caminar por aquél sendero oscuro donde él mismo tendría que descifrar dónde se encontraba el fuego para encender las velas de los faroles, solo se rindió desde el principio.

Lo miro detrás del vidrio de la puerta que separa su cama de la realidad que debía enfrentar, y no puedo creer verlo en ese estado en el que a voluntad propia se dispuso a entrar.

En ese mes que pasó lo vi convulsionar frecuentemente, tuvo tres paros cardiacos a causa de la debilidad, su nariz sangraba constantemente y por eso tenían que mirar por él en todo momento para que no se ahogara. Por causa del sangrado su anemia aumentó muchísimo. El color de su piel no era el de una persona normal, si no que ya parecía un zapallo o un integrante más de la serie de los Simpson.

Se me rompe el alma ver que esté en aquella cama conectado a tantos aparatos que le ayudan a respirar tratando de salvar su vida. Ojalá supiera si el está luchando para salir adelante, si es que en realidad se dio cuenta de lo que hizo y como nos dejó a todos, y peor aun a sus padres que están destrozados por ver a su único hijo sin reacción alguna.

Respiro profundamente, las lágrimas se me escapan cuando me pongo a pensar en todos los momentos que viví junto a Axel mientras lo sigo observando. Su mirada refleja arrepentimiento, dolor y tristeza o bueno eso era lo que veía yo.

Me quedo observando las gotas del suero que caen lentamente y recorren la delgada manguerita hasta introducirse en su brazo, hasta que...

-Quizás debas ir a descansar un poco-, escucho una voz detrás de mi, era Ariana (su madre), me había sacado de ese trance que estaba teniendo.

-Quizás, pero no voy a poder dormir sabiendo de que él está aquí, quiero estar esperando a lo que pasa, prometí que lo acompañaría a todos lados y siempre lo apoyaría en todo-, respondí. Ariana me miró fijo, como si estuviera viendo a su niño a través de mi, sus ojos lagrimosos brillaron nuevamente, como si mis palabras le dieran esperanzas de seguir adelante.

-¿Puedes abrazarme?-, dijo con un nudo en su garganta y extendiendo sus brazos esperando mi respuesta. Sin pensarlo lo hice. Aquella mujer era mi segunda mamá, desde muy chico la conocía, prácticamente me crié con ella y ahí estaba agradeciéndole por todo lo que hizo por mi.

-Gracias Esteban-, dijo secándose las lágrimas que eran provocadas por su hijo.

Luego de esto entré a la habitación para poder hablar con él. Tenía que decirle lo que estaba pasando.

Cerré la puerta y lentamente me dirigí hasta donde estaba. Me senté a su lado y comencé a hablar:

-Axel, amigo, espero que salgas de todo esto y puedas ser feliz otra vez, tu familia está allá afuera sufriendo por vos y si es que te importa tan solo un poco, lucha, aunque duela la realidad, porque aunque hayas perdido una batalla la guerra recién comienza. Estamos para apoyarte y nunca te olvides que voy a estar siempre para vos, te quiero amigo-. No me pude contener que ya empecé a llorar devuelta. La verdad aquellos días lo único que hacía era mirar por la puerta de la pieza y llorar, al igual que todos.

CANCERBRALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora