CAPÍTULO VII

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La existencia de algo tan insignificante podría llegar a ser la que destruya todo lo que sos, por más inocencia que tengas arrasa con todo dejando en las ruinas toda tu ciudad...

Estaba leyendo a un autor, me gusta leer cuando estoy mal porque es como si los libros me hablaran y me entienden.

Ahí estaba haciéndome el fuerte y superado hasta que el doctor Wasewell se digno a venir a hablar conmigo, aunque ya sabía bastante, necesitaba entender o saber por lo que estaba pasando y a qué me enfrentaba.

El médico pidió hablar a solas conmigo, cuando mis padres cerraron la puerta de mi boca salieron las palabras -¿Cuánto tiempo me queda?-, no es porque esa pregunta sea común en todas las personas que tienen cáncer, si no que en verdad me importaba saber.

Wasewell respiró profundo.

-No lo se Axel, si el tratamiento empieza inmediatamente quizás tengas posibilidades de quedarte limpio o que el otro cincuenta porciento restante se afecte y produzcas complicaciones provocando-,

-La muerte-, anticipé a decirlo ya que la voz de aquél hombre de un poco avanzada edad se iba apagando cada vez más.

-El tipo de cáncer que se despertó en tu organismo es un tumor de origen primario, es decir, que se despertó en la parte de tu cerebro y está creciendo muy rápido-.

No sabia si escuchar todas las palabras que decía o solo dejar que el viento las escurra, pero era inevitable oír lo que decía.

-Esto explicaba el porqué tenías dolores de cabeza muy fuertes, nauseas y vómitos, problemas en el equilibrio al caminar cuando te pasó el accidente en la escuela, entre otros síntomas que padeciste, pero además si no empezamos con un tratamiento es muy probable que tengas convulsiones, problemas en el habla, cambio en tu estado de ánimo y problemas de memoria-.

Cuando decía todas esas palabras lo único que pensaba era en el libro que leía, y era cierto, algo tan insignificante puede destruir todo lo que sos, y si, yo estaba siendo destruido por un tumor que por razones desconocidas "según Wasewell" no se sabe el por qué de su formación.

-Insisto con la pregunta, ¿Cuánto me queda de vida? Y quiero la respuesta aunque duela tanto, porque necesito prepararme. Además se que no voy a vivir, aunque no me guste la realidad se que media parte de mi ya no existe y que la otra muy pronto ya no existirá-.

Wasewell quedó en silencio e hizo un tour en la habitación con su vista, como si buscara motivación para contestar o como si esparase a que alguien entre a decirle que lo necesitaban y así no contestar mi pregunta. Lamentablemente nada pasó y tuvo que continuar.

-Te queda entre un año y un año y medio Axel, lo siento mucho-, su voz se entrecortó, se notaba que se había secado su garganta.

Agradecí por aquella respuesta sincera y dolorosa pero la realidad duele muchísimo. Cuando el doctor se fue pedí que me dejaran solo y así poder pensar un poco sobre que iba a hacer, era hora de un plan, decidir entre morir o morir.

[...]

Al otro día salí de aquél lugar porque tenía que preparar mis cosas para volver y comenzar con el tratamiento que ya mis padres firmaron la autorización. Me encontraba en aquella habitación que por ahora dejaba de ser mía, intentando ver el lado bueno de aquello pero no podía encontrarlo, en si la vida para mi ya no tenía sentido culpa de cancerbral.

Saqué mucha ropa de mi placard para meterla en un bolso, estaba empacando para tener vacaciones en un hospital, cuando tendría que estar haciéndolo para ir a la casa del lago.

Todo se fue conmigo, mi pensamiento, mis sentimientos y hasta mi hambre. Dejé de comer no quería nada solo terminar con esto antes de que me termine. Y si señores ese era mi plan, terminar mi vida lentamente pero más rápido que el cáncer, era un tanto menos doloroso y no me tendría que someter a una cirugía solo me iría en un silencio apagando todo aquél ruido de mi interior.

CANCERBRALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora