Muchas de las cosas las dejó de lado o las hizo desaparecer de alguna forma. En ese momento el espacio se había ampliado. Las cosas con las que se había topado a veces eran bastante extrañas al menos para él. Aunque no le importó mucho.Si hubiera tenido los materiales necesarios en ese momento, no se hubiera demorado tanto. Sin embargo, lo logró antes que Aaron llegara con las herramientas. Tuvo aproximadamente media hora para ordenar en lo posible, antes de que llegara el pelirrojo. Y mientras esperaba por su amigo, comenzó a investigar un poco más.
Entre toda la chatarra que lo rodeaba, lo que más había eran libros de un gran grosor. No sabía lo que eran mientras ordenaba, pero al ver que eran varios, decidió agruparlos y no deshacerce de ellos. No todavía al menos. Con el tiempo que le sobraba se puso a revisarlos. Se trataba de libros con imágenes incrustadas en sus hojas transparentes. Al observarlas bien logró ver que eran fotos de Emma con su madre. Esas eran en su mayoría. Había otras en las que estaba con otras personas que él desconocía. En algunas le costó trabajo identificar a las chicas con las que Emma se junta habitualmente en la escuela.
Al principio ver las imágenes eran exclusivamente para observar y tratar de descubrir alguna pista que lo llevara a su objetivo de alguna manera, aunque fuera solo un dejo de sospecha. Quizás esas especiales las guardaría para después analizarlas con más tiempo. Sin embargo, sin darse cuenta, pasaron de una herramienta de investigación a un material de interés. En todas había algo que a Damian le llamaba la atención. Algo había en la madre de Emma que le causaba una intriga demasiado ajena a sus propios sentimientos. Tanto era que incluso le causaba una horrible molestia. Pero por más que intentó descifrar la causa de su curiosidad, no lo logró. Inconscientemente había apartado esas fotos de las otras.
Damian iba de foto en foto, sentado en la parte de atrás de la camioneta casi inmerso en ellas, cautivado por el factor que extrañamente lo seducía y tratando de encontrar algo que lo acercara a su objetivo. Perdido en todas imágenes, de repente encuentra una que le llama excepcionalmente la atención y estaba seguro que no era por la madre de Emma, sino algo más. En la foto había un rostro en el que sentía que antes había visto en algún otro lugar, aunque sin saber con exactitud. Se trataba de Emma en su cumpleaños de pequeña. Estaba con una niña morena la que supuso era su amiga de escuela. Entre todas las caras que allí podía ver, había un individuo que le llamó la atención. El rostro del sujeto era borrosa. Estaba asomado por detrás de toda la gente que rodeaba a la pequeña Emma. Lo que pudo ver de él era que era rubio con el aspecto de tener la edad de un adolescente. Los rasgos de su cara se perdían con el enfoque de la cámara en ese entonces. La memoria de Damian nunca fallaba, sin embargo sentía que había algo que le hacía interferencia...
Por primera vez Aaron lo había pillado desprevenido. Cuando el pelirrojo habló anunciando su llegada, Damian pegó un pequeño saltito y miró atento hacia el portón donde se encontraba su amigo. Éste último al principio lo miró algo sorprendido ¿acaso lo había asustado? ¿Damian, quien siempre lo superaba en todo? Una pizca de placer le recorrió la boca transformándola en una media sonrisa arrogante.
-No me digas que te asusté.
-Solo me pillaste desprevenido. -Su mirada volvió a los extraños libros y guardó las fotos ahora tranquilo.
-¿Desprevenido? ¡¿Tú?! ¿El demonio al que no podrías sorprender ni un poco?
-Ya cállate, fue solo una vez. -Se levantó y bajó de un salto de la camioneta. Avanzó llegando en pocos segundos al lado de su compañero a quien miró con una pizca de soberbia. -No creas que sucederá otra vez ¿Trajiste lo que te pedí?
-Claro.
El tono cortante de Aaron manifestó la molestia que sintió como respuesta al comentario y actitud que adoptó Damian cuando éste le habló hace unos momentos. Aaron ya estaba acostumbrado a esos sentimientos que tenía con respecto al moreno desde hace años, y como siempre lo hacía, llegó a la conclusión que le era más conveniente no hacerle frente o discutir acaloradamente con él, ya que si se mantenía a su lado, podrá sacar provecho del estatus de Damian. Lo tranquilizó un poco más el recordar que le sobró dracmas cuando fue de compras. Intercambió esas monedas por unos extraños dulces que encontró. Tenía tres: uno negro, uno rojo y otro de color azul. Optó por el rojo. Se lo echó a la boca cuando Damian ya había recibido los materiales y le dió la espalda. Era como un rompe-muelas al principio. Luego llegaba a una textura blanda como un chicle el que mordió. Cuando lo hizo, sintió un líquido esparciéndose por su lengua. Sabía horrible, así que autonáticamente lo escupió. Al hacerlo, de su boca en vez de salir saliva, salió fuego. Aaron rió.
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Mi demonio personal (En Pausa Por Edición💜)
Fantasy¿Demonios? ¿Ángeles? ¿Realmente existen? Emma es una más en el mundo de los humanos, pero todo cambia cuando un ángel negro pareciera que cayera del cielo.