-Entonces en eso quedamos. -La voz que escuchaba del otro lado de la línea del teléfono era dulce y cálida. Hacía que me sintiera extraña, pero bien. Era raro de explicar.
-Sí, digo...si quieres, claro. -Me erguí. Estaba sentada a los pies de mi cama con las piernas dobladas y mi notebook sobre ellas. Tenía el celular pegado a mi oreja sujetándolo con mi hombro, pero al hablar, tomé con mi mano derecha el aparato.
-Me gusta. Es interesante. Al profesor le va a gustar. -Me dejé caer de espaldas a la cama aun con el dispositivo en mano.
-Esperemos que sí. -Dije por decir algo.
-Lo hará, no seas pesimista.
-Tienes razón, está bien. Sacaremos la nota máxima.
-Creo... que está mejor. Entonces ¿cuándo partimos?
-Ehh... -Lo pensé. Claramente quería que empezaramos el día siguiente. Lo más pronto posible, pero quizás sonaría muy extraño. Abrí la boca para hablar, pero Matt me robó el turno.
-¿No es mucha molestia empezar mañana? -Mi pecho revoloteó. Intenté sonar como alguien que estuviera respondiendo de manera natural.
-Sí... sí, claro ¿Por qué no? -Ahora, el lugar. La cuestión era si lo haríamos en su casa o en la mía. Como respuesta, lo primero que se me vino a la cabeza fue Damian. No pude evitar sentir que estaría molestando quizás revoloteando por ahí. -¿Crees que pueda ser en tu casa? Es que, está todo muy desordenado. -Inventé.
-Yo... no lo creo. Verás, he estado teniendo unos problemas ... con respecto a la casa, en mi habitación se rompió la ventana el otro día...
-Está bien, entiendo.
-Lo siento.
-Tranquilo, ordenaré un poco por acá y nos vemos mañana en la escuela.
-Ok, adiós. -Corté.
Con Matt habíamos quedado en explicar e investigar un poco sobre los distintos comportamientos en especies parecidas pero criadas en distintos lugares geográficos. Era un tema bastante interesante, me dí cuenta de varias cosas que no sabía acerca del tema. Bueno, la cosa es, que empezaríamos lo antes posible. Pero... también tendría que hablar con Damian lo antes posible.
De pronto empecé a pensar en él. Era bastante extraño. Me era imposible tener cierta certeza acerca de algún tema que tuviera que ver con él. Todo era misterio. Misterio que había pasado la raya de quizás lo sobrenatural. Aun de espaldas mirando el techo, subí mi mano e hice como si acostada desde mi cama quisiera tocar el techo. Buscaba lo que la vez anterior había visto brillar de una extraña manera en mi muñeca. Como si me estuvieran quemando. Acerqué mi mano lo bastante cerca como para distinguir por primera vez el dibujo. En esos momentos estaba pálido, transparente, del color de mi piel. Si lo veía así de cerca era como si fuera una cicatriz extremadamente delgada. Era algo difícil de distinguir. Al tocarla, sentí el ligero relieve que tenía.
Damian. Tenía muchas preguntas. Si estaba dispuesta a aceptar este nuevo mundo al que me había introducido, tenía que conocerlo. Sabía que tenía que empezar por preguntarle a él, pero comenzaba a sospechar que quizás ya no estaba en el garaje. Bueno, qué más da... creo. Ni siquiera mi madre podía verlo. Esa era mi primera duda.
El primer día que lo ví, se coló en mi casa. Me pidió ayuda, me pidió ¿lealtad? ¿por qué? Además ¿no pudo haber sido otra persona? ¿otra casa? ¿de dónde sacaba su ropa? ¿quién le paga la matrícula del colegio si vive solo? Espera, ¿vive solo? Hasta el momento no ha hablado de su familia ¿Qué era lo que buscaba? ¿era humano siquiera? ¿quién era él? Era el misterio y la duda en su máxima expresión.
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Mi demonio personal (En Pausa Por Edición💜)
Fantasy¿Demonios? ¿Ángeles? ¿Realmente existen? Emma es una más en el mundo de los humanos, pero todo cambia cuando un ángel negro pareciera que cayera del cielo.