Dormí otro poco. Al ver la hora en mi reloj de pared, me dí cuenta que había dormido media hora más. Y en todo ese lapso, no había almorzado. Mi estómago rugía con furia. Me levanté con piernas algo pesadas y cuando ya estuve arriba por completo, un dolor de cabeza llegó como un bombardeo. No sabía por qué me sentía tan exhausta. Pensaba en lo que había pasado en el colegio, pero yo ni siquiera me había movido. Quizás era la falta de alimentos en mi sistema. Bajé las escaleras hasta la cocina y abrí el refrigerador. Aún quedaban sobras de la comida china que mi mamá había traído la noche anterior, así que saqué un poco.Cuando saqué el primer embase, el que tenía carne mongoliana ví mi mano vendada. Recordé que Damian me había traido a casa después de haberme desmayado en el incidente y un punzón de culpa se enterró en mi conciencia. Saqué dos platos en vez de uno y a los dos le serví comida. Cuando los puse en el microondas, me dí media vuelta para buscar a Damian. Después de haberme despertado no lo había visto por ningún lado. Salí de la cocina y busqué en el living, en la pieza de mi madre, toqué la puerta del baño pero, no respondía. Entonces se me ocurrió ir a buscarlo al garaje.
Frente a las puertas viejas, empujé con leve fuerza para abrirlas, pero denuevo Damian no estaba por ninguna parte. Volví a salir y cerré la puerta, ya no se me ocurría en qué lugar estaría a no ser que se hubiera marchado. Ya rendida, tenía la mano en el pomo de la puerta de la entrada de mi casa cuando escucho detrás un ruido. Al voltearme, veo que Damian salía del garaje. Obviamente quedé confundia. Ya lo había buscado ahí y no lo había encontrado. Al cerrar el portón de madera vieja, levantó la mirada hacia mí.
-Acabo de estar ahí buscándote. -Le dije muy confusa.
-¿Buscándome? ¿Por qué?
-Bueno, en la mañana dijiste que tenías hambre. Supuse que no habías desayunado... ¿Lo único que has comido en todo el día fue esa galleta que te compré? -Pregunté al final. Preferí ir directo al grano. Damian asintió también confuso mientras caminaba hacia mí. -Esto... tengo comida china calentándo en la cocina. No has comido nada, debes seguir hambriento.
-¿Comida china?
-¿Nunca has probado la comida china? -El negó tranquilo con la cabeza ya al lado mío. -Bueno, hoy la probarás.
Entré a la casa con Damian detrás. Cerré la puerta y caminamos en dirección a la cocina donde se podía oler la comida ya lista. La casa era pequeña porque solo estábamos mi mamá y yo, así que como era pequeña, el comedor también lo era. Estaba combinada con la cocina. Era una de esas mesitas que estaban pegadas a la pared que dividía la cocina del living donde estaba el sofá y la televisión. Le dije a Damian que se sentara. Puse vasos con jugo, servicios y por último el plato con la comida caliente. Damian no esperó y tomó la cuchara impaciente. Estaba muy hambriento.
Por un momento hubo un silencio bastante prolongado. Era un poco incómodo, sí, pero me sirvió para pensar un poco. Aun no entendía del todo lo que estaba sucediendo. Concluí que me costaba digerirlo todavía. Pero por más que lo pensara, seguía sin entenderlo muy bien. Así que cuando abro la boca para romper el silencio, me encuentro con el plato vacío de mi compañero.
-¿Ya te lo terminaste?
-Supongo... ¿que tenía hambre? -Dijo no muy seguro. Yo sonreí, pues me causó un poco de gracia.
-Hey, Damian...
-¿Qué? -Lo miré a los ojos.
-Antes, en mi habitación, dijiste que el "demonio" me había mordido... con "demonio" ¿Te referías a esa cosa viscosa del baño?
-Sí.
-¿A eso te referías con lo que me habías dicho ayer?
-¿A las criaturas?
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Mi demonio personal (En Pausa Por Edición💜)
Fantastik¿Demonios? ¿Ángeles? ¿Realmente existen? Emma es una más en el mundo de los humanos, pero todo cambia cuando un ángel negro pareciera que cayera del cielo.