Capítulo 14

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—Oh, no sabía que te gustaba alguien. Cuéntame, ¿Quién es? —Sus ojos reflejaban una enorme curiosidad, cruzó las piernas en forma de indio y me miró.

—Bueno, no quiero que reacciones de mala manera. —Tomé aire y lo solté en un suspiro—. Es Lucas.

Por unos segundos, que me parecieron eternos, miré sus piernas como si fueran lo más interesante mientras esperaba su reacción.

— ¡Vaya! De alguna forma me lo esperaba

La miré sorprendido. Ella me sonrió tranquila.

— ¿Por qué?

—Bueno, siempre me pareció que su relación es demasiado "cercana", se conocen desde niños y han estado juntos desde entonces, prácticamente inseparables. Podrías decir que solo son amigos, pero siempre he sentido que ustedes dos... son mucho más que eso. Y Lucas siempre te ha mirado de una forma especial, como si fueras lo más preciado. Así que no me sorprende demasiado que él te guste y puedo apostar que es correspondido. —Ella se inclinó y acarició mi cabello con cariño.

Solté un suspiro aliviado.

—Me alegra que no te moleste

— ¿Por qué me molestaría?

—Pues somos dos chicos y es tu primo de quien estamos hablando

—Eso es algo que solo le concierne a los dos. Y con esto me queda claro que nunca tuve una oportunidad contigo —soltó en medio de risas.

—Lo siento —le respondí apenado.

—No te preocupes, ya lo he superado

Miré hacia un extremo de la habitación y susurré—: ¿Tú crees que en verdad sea correspondido?

— ¿Quieres apostar? Estoy casi segura de que es así. ¿Por qué no lo averiguas?

—Tenía pensado hacerlo hoy, pero... joder, será difícil, no sé ni cómo decírselo —La miré nervioso.

—Oye, no debes tener miedo. Si él te rechaza, que no creo, estoy segura de que lo hará de una forma suave, es Lucas, te adora. —Su sonrisa creció y entonces me abrazó.

Solté una risita.

Ambos estábamos en problemas, bueno, más ella que yo.

Después de aquella plática, que dejó un gran alivio en mi interior, decidimos pasar lo que quedaba de la tarde viendo películas.

Entrando la noche llegó Lucas y se sorprendió un poco al verme en su casa, pero luego se unió a nosotros. Por supuesto, perdí la oportunidad de declararme pero ya podría hacerlo en otro momento.

Una semana después me encontraba desayunando en casa de Lucas. Mi madre y yo habíamos pasado la noche con ellos, en una pijamada improvisada, con muchos dulces y juegos de mesa. Mamá salió muy temprano para su trabajo, así que decidí quedarme con ellos el resto del día, ya que era sábado y no habría mucho más que hacer.

— ¿Tienes práctica hoy, cariño? —preguntó tía Trina mientras levantaba su taza de café con leche.

—Sí, de hecho ¿quieres acompañarme, Eli? Tú también, Cinthya

—Por mí está bien, quiero verte jugar —respondió su prima entusiasmada.

—Sí, me gustaría. —Asentí.

Dicho esto, terminamos de comer y fui a mi casa para darme una ducha, cambiarme y hacer tiempo mientras llegaba la tarde.

—🍁—

—Es más grande de lo que pensaba —dijo Cinthya sorprendida mirando la cancha en la que nos encontrábamos.

Yo asentí estando de acuerdo, era enorme.

Rutina de BesosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora