Capítulo 22

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Siempre me ha gustado el sonido que hacen las olas al chocar contra la costa, me parece tranquilizante por alguna razón.

— ¿Estás mareado, Eli?

Observé al pelinegro a mi lado y negué levemente con una sonrisa.

—Estoy bien —solté un pequeño suspiro y recosté mi cabeza de su hombro.

— ¿Estás cómodo? —me preguntó Lucas con una sonrisa burlona en su rostro, aun así, ladeo un poco su cuello para darme más espacio.

—Mucho... —Dirigí mi vista hacia la ventana—. En unos días será tu cumpleaños, ¿qué quieres de regalo?

—Lo que quiero no lo puedo tener, al menos no aún —susurró esto último cerca de mi oreja, causándome un escalofrío.

Después de pensarlo unos momentos, pude entender a qué se refería y le di un manotazo por la cabeza.

—Estúpido, hablo en serio.

—Yo también, pero ya... cualquier cosa que me des estará bien —respondió mientras acariciaba mi cabello suavemente.

—Entonces te daré arena.

—Tampoco te pases.

Me reí por unos instantes para luego acomodarme mejor contra su cuerpo, esperando llegar pronto a nuestro destino.

Después de media hora más de carretera, finalmente llegamos a la casa de Dylan. Constaba de una sola planta, siendo esta bastante espaciosa. Tenía varias ventanas por las que entraba la luz natural y un pequeño porche donde pude divisar una parrillera.

Kevin y Luis estaban algo mareados, así que apenas entraron se recostaron en uno de los sofás a esperar a que el malestar se les pasara.

—Muy bien, la cosa será así... —Empezó Dylan mientras se cruzaba de brazos, mostrándose imponente—. Hay cuatro habitaciones: dos matrimoniales, una con dos camas individuales y una individual, que es una de las más pequeñas. Como es la casa de mi familia, yo asignaré las camas y no quiero quejas. ¿Está claro?

Todos asentimos aguantándonos un poco la risa debido a su actitud.

Él asintió orgulloso al ver que no replicamos.

— ¡Síganme! —Todos acatamos la orden, como niños buenos siguiendo a nuestro guía.

Al final todo quedó así: Dylan y Kevin en una matrimonial, Cinthya quedó en la individual, ya que al ser la única mujer del grupo, era mucho más cómodo para ella, a pesar de que Luis es su pareja. Chris y Luis en la de dos camas y finalmente Lucas y yo en la restante. Agradecí la decisión de Dylan y le demostré mi conformidad elevando ambos pulgares en su dirección.

Él sonrió ante mi gesto, elevando sus pulgares de igual forma.

—Ya que todo está dicho, nos veremos aquí en unos minutos para ir a la playa. —Dicho esto, Lucas tomó mi brazo junto a nuestro equipaje y me jaló hacia nuestra habitación.

—Le debo una a Dylan. —El pelinegro miraba contento nuestro cuarto, había una cama matrimonial de un tamaño considerable, un pequeño closet, una mesita de noche y un espejo. ¡Perfecto!

No pude evitar reír al ver su reacción, mientras tomaba mi equipaje empezando a desempacar lo necesario.

—Nunca antes habíamos viajado juntos a la playa, ¿o sí? — preguntó Lucas mientras prácticamente se arrojaba a la cama.

—Una vez cuando éramos niños —respondí encogiéndome de hombros.

—Eso fue hace tiempo y estábamos con nuestras mamás. Ahora podremos disfrutar de una habitación para nosotros solos. ¿Acaso no es bueno? —Elevó ambas cejas de forma graciosa y a la vez sugerente.

Rutina de BesosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora