Capítulo 1

1K 21 0
                                    

-¡Vamos, Laura! -grita mi madre desde el piso inferior.

Ruedo lo ojos, como si no supiera que tengo que voy demasiado tarde.

Me apresuro a peinarme. Siempre me pasa lo mismo. El primer día de instituto y mi alarma ha sonado tarde. Bueno, sinceramente, ha sonado a su hora, la que se ha despertado tarde soy yo.

-¡Se te hace tarde! +
-¡Ya voy, mamá! -grito.

Las insistencias de mi madre solo hacen que me ponga más nerviosa.

Termino de arreglar mi enredado cabello y me miro en el espejo. Hago una mueca de desagrado al instante: odio mi uniforme del instituto, pero, desgraciadamente, tengo que vestirlo por obligación.

Una vez llegué al instituto sin el uniforme, vestida con ropa casual ya que me negaba a usar esa horrorosa vestimenta y, como era de esperar, no me dejaron entrar a la clase. Creo que son demasiado estrictos con ello.

Desenchufo el móvil del cargador y lo meto en el bolsillo de mi falda. El bolsillo no existía en su origen, pero con mi amiga Elena logramos fabricar uno improvisado para poder llevarlo encima sin que ningún profesor lo vea, ya que en el centro los teléfonos están prohibidos. Como casi todo lo divertido en general.

Luego, con la maleta en mano, bajo las escaleras con rapidez. Casi me caigo con un escalón por bajar corriendo con tanta prisa.

-¡Me voy! -exclamo una vez que estoy frente a la puerta.

-Tienes que desayunar algo, hija -dice mi madre mientras sale de la cocina, con su pijama de lunares y su pelo notablemente despeinado y enredado.

-No hay tiempo, mamá -me apresuro a decir, mientras abro la puerta de la entrada.

Mi madre me extiende una manzana en una mano y, en la otra, sostiene mi desayuno para el descanso de las clases. Sonrío, siempre tan preparada.

-Gracias, mamá. Te quiero -exclamo.

Agarro el desayuno que me tiende y le doy un beso en la mejilla. Luego, salgo rápidamente de la casa.

-Y yo a ti, hija -puedo escuchar vagamente desde dentro de la casa.

Cuando salgo, me encuentro con la moto de Edward aparcada frente a mí.

Edward es un chico de dieciséis años, mi edad. Es de Inglaterra, pero, vive desde los tres años en España ya que su padre era de aquí. Desgraciadamente, este falleció hace tres años por un accidente automovilístico.

Fue un duro golpe para Ed y tuvo que asistir a varios psicólogos para recuperarse. Él estaba demasiado unido a su padre y mantenían una estrecha relación. Cuando Marcos, su padre, falleció Ed solo podía pasarse las noches y días llorando. Siempre estuve ahí para él, y me mataba ver a mi mejor amigo en tales circunstancias. Sin embargo, con el tiempo, todo volvió a la normalidad.

Ed es un chico bastante atractivo. Típico "guiri", como lo llamamos aquí en España. Ojos azules y cabello rubio platinado. Muchas chicas se vuelven locas con él, sin embargo, Ed no tiene ojos para ninguna y solo una vez lo he visto en una relación con alguna, y duró bastante poco, debo decir. Por ello, muchas veces he llegado a pensar que mi amigo es homosexual, lo cual no me molestaría para nada.

-¡Ed! Gracias a dios, me has salvado el culo.

Él ríe y me saluda apoyado en su moto.

-Súbete anda, o llegaremos tarde.

Asiento y corro hacia él. Me pasa un casco y me subo detrás de él. Paso mis brazos por su cintura y, al instante, arranca la moto.

-Sabía que no te ibas a molestar en levantarte temprano el primer día.

Él, mi profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora