Capitulo 4

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-¡Eres un estúpido! -exclamo mientras seco mi pelo.

Por suerte, en mi taquilla tenía otro uniforme de repuesto.

-Te veías demasiado graciosa en la piscina, lo juro. -exclama mientras ríe.

El timbre suena: hora de entrar a clases.

-Y ahora matemáticas y estaré con el pelo echo un desastre, ¡por tu culpa!
-Vámonos a clases ante de que te tire de nuevo a la piscina.

Le fulmino con la mirada y él ríe mientras camina hacia la clase de matemáticas.

Entramos y Ed y yo nos sentamos en dos pupitres que están pegados. Carlos, entra a la clase y se sienta a mi lado.

-¿Dónde os fuisteis cuando la profesora os echó?
-A la piscina. A Laura le apetecía darse un baño. -se burla Ed.

Agarro a Ed de su abundante melena y le tiro hacia atrás, haciendo que caiga al suelo. Toda la clase comienza a reír y yo, al ver a Ed en tal situación no puedo evitar hacerlo.

-Eres una bestia. -exclama y puedo ver cómo en su rostro está la sombra de una sonrisa.

-¿Podríais, por favor, no usar mi clase como un rin de lucha? -pregunta el profesor de matemáticas mientras entra en la clase.

Ed, al instante, se levanta del suelo y se sienta en su silla.

-No era eso, profesor. Ed vio una mancha en el suelo y se agachó para cogerla, nada más. -me burlo de mi amigo.

Toda la clase vuelve a reír y Ángel me mira con una ceja alzada. Sonrío inocentemente y él niega mientras saca sus cosas de su maletín.

-¿Falta alguien en la clase? -pregunta.

Todos los alumnos negamos.

-Bien, abran sus libros por la página 10: los números irracionales.

Suspiré mientras abría mi libro.

Después de una hora de clase, lo único que había aprendido era que el profesor se veía muy sexy escribiendo en la pizarra mientras explicaba.

Increíble, ¿verdad? Juro que los treinta minutos primeros de clase había prestado atención pero, tras ver que por mucho que me esforzara no iba a aprender nada, decidí desviar mi mente a mi mundo de luz y color y, descubrí que este era mucho más entretenido que la cantidad de números que estaban ante mis ojos.

Ed, Carlos y yo nos levantamos y comenzamos a caminar hacia la puerta.

-Adiós, chicos. -me despido una vez que estamos justo al lado de la salida. -Tomaré clases particulares. No se lo digáis a nadie.

Ellos asienten y comienzan a caminar hacia el recreo. Me giro y observo cómo el profesor me está mirando.

-Cierra la puerta. -me pide y asiento.

El nerviosismo ha acudido a mí. Ahora que estamos en esta clase los dos solos me he puesto muy nerviosa.

-¿Has entendido algo de lo que he explicado? -pregunta.

Siento como el color acude a mis mejillas y, niego avergonzada.

-Si le soy sincera, profesor, los primeros treinta minutos estuve prestando atención pero, al ver que no entendía nada preferí desconectar.

Suspira y rueda los ojos. Asiente y me indica que me sienta en una silla que hay al lado de él, tras su escritorio.

-Voy a intentar explicarlo de la mejor manera para que lo puedas entender, ¿vale? Y te ayudaré a hacer los ejercicios que he mandado aquí.

Veinte minuto después, el timbre del instituto suena. La clase particular ha ido bastante bien: he entendido qué son los números irracionales y he logrado hacer las actividades con su ayuda.

-Muchas gracias, profesor. Las clases me han servido de mucho, en serio. -le agradezco mientras me levanto de la silla con rapidez.

Su cercanía era intimidante hasta tal punto que me he puesto demasiado nerviosa.

Salgo corriendo de la clase y me dirijo hacia el aula de música.

-¿Qué tal tus clases particulares? -pregunta Carlos con una sonrisa divertida en su rostro.
-Muy bien la verdad. -contesto.

Me siento entre Es y Carlos, esperando a que el profesor llegue.

-He entendido todo lo de matemáticas y ya sé cómo hacer las actividades.
-¿Algo más? -pregunta Ed con la ceja alzada.

¿Acaso se cree que entre Ángel y yo ha pasado algo? ¡Por dios! Es mi profesor.

-No, hijo, no.

Ed ríe y mira hacia la puerta, por donde entra nuestro profesor de música. Es nuevo y espero que sea mejor que el anterior.

-Buenos días, alumnos. -saluda con una sonrisa. - Me llamo Iván y este año seré vuestro nuevo profesor de música. Quiero que sepáis que mis clases no se van a basar en teoría. Os enseñaré a descifrar la música y a tocar nuevos instrumentos.

Sonrío complacida ante ello. Estos profesores son los que me gustan a mí.

-Ahora, quiero preguntar, ¿hay alguien que sepa cantar, bailar o tocar algún instrumento?

Varios alumnos levantan la mano, entre ellos Ed y Carlos, los cuales saben tocar la guitarra y el piano. Ed también canta y, debo de decir, que su voz es preciosa.

Yo, me mantengo sin levantar la mano: sé tocar el piano y la guitarra también. Además de ello amo bailar y cantar pero, no considero que lo sepa hacer muy bien.

-Laura, levanta la mano. -me susurra Ed.

Niego al instante. No voy a pasar la vergüenza de equivocarme o algo delante de todos y ser el hazme reír de mi clase durante todo el curso.

El profesor señala a Ed y le pregunta qué sabe hacer.

-Sé tocar la guitarra, el piano y canto.
-Bien, ¿podrías salir a tocar en el piano y cantarnos una canción?
-Sí, claro. La cosa es que tengo un dueto con Laura, los dos tocamos el piano y cantamos. -comenta mientras me mira.

Abro los ojos como platos y maldigo a mi mejor amigo en mi cabeza de todas las formas posibles.

-¿Laura? -asiento mientras suspiro.

Me levanto de mi silla y Ed se levanta a mi lado. Nos sentamos en el banco frente al piano y Ed cuenta.

-Un, dos, tres y... -nuestros dedos comienzan a moverse al compás y su voz comienza a cantar la canción.

-I know I always play the same four chords

But I never wrote this song before

Last Valentine, when you weren't mine

I was laying on the couch getting

Fucking high

Tras un suspiro comienzo a cantar mi parte, al principio creo que ni siquiera me va a salir la voz, pero, finalmente lo hago:

-But tonight I got you and you got me

we're the perfect kind of crazy

the kind of love that never ages so...

Ed y yo nos miramos mientras sonreímos y comenzamos a cantar los dos juntos el estribillo.

-Grow old with me

Grow old wit me

If young hearts can dream

Then grow old with me

...

Él, mi profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora