Capítulo 19

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Cuando entro en la cocina, la figura de Ángel cocinando frente a mí es lo que me recibe. Me muerdo el labio, admirándolo. No lleva camiseta por lo que puedo observar su musculosa espalda al descubierto y cómo se tensa en cada movimiento que realiza. Bajo mi mirada un poco y me encuentro con su apetitoso trasero. Wow, me he ganado la lotería con este hombre.

Avanzo a paso lento hacia él y, cuando estoy a su lado, paso mis brazos por su cuello, abrazándolo desde su espalda.

Beso su mejilla y él sonríe mientras deja la última tortita americana sobre un plato.

Deja los utensilios de cocina que sostiene en su mano sobre la encimera y se gira, pasando sus brazos por mi cintura. Así quedo con mis brazos alrededor de su cuello, abrazada a él, con su cuerpo pegado al mío.

Acerca su rostro al mío y une nuestros labios en un beso suave, nada de deseo carnal, nos tomamos en calma nuestros movimientos y su lengua se enreda con la mía en una suave danza. Creo estar volando en el cielo.

De un momento a otro, la calma se esfuma y sus labios comienzan a moverse sobre los míos con posesividad y agresión, tanto que creo no poder seguirle su ritmo.

Su cuerpo empuja al mío, haciendo que camine hacia detrás y me quede sentada en la barra americana, con él entre mis piernas. Comienza a mover su pelvis, presionando contra la mía, haciéndome ver qué tan excitado está.

Sus labios abandonan mis labios y comienzan a esparcir besos sobre mi cuello. Echo este hacia atrás, con un gemido, dándole mayor acceso. Chupa y muerde, dejando pequeñas marcas. Estoy empezando a pensar que le pone que esté marcada por él.

El ruido de mi teléfono nos hace detenernos.

Él se separa de mí con un gruñido y yo me levanto de un salto de la mesa para agarrar mi teléfono.

Llamada entrante de Brother👅❤️

-Es mi hermano. -le informo.

Él asiente y se gira para seguir con lo que estaba haciendo antes de que yo le interrumpiera con nuestro caliente encuentro.

-¿Sí? -pregunto una vez que cojo descuelgo la llamada.
-!¿Cómo se te ocurre no venir a casa en toda la noche y ni siquiera avisar!? ¡¿Estás loca acaso?!

Mi hermano está enfadado, muy enfadado. Seguramente, cuando ha visto que no llegaba se ha dado un buen susto.

-Lo siento. Tenía pensado ir a casa pero Elena me dijo que podía quedarme en su casa.

Le escucho suspirar y yo suspiro en mis adentros también al saber que no ha seguido con su interrogatorio.

-Oye, espera, dijiste que estabas en casa de Paula no de Elena.

Abro mis ojos como platos y niego con mi cabeza, a pesar de que no me puede ver. Ángel me mira divertido desde la barra.

Salgo de la cocina , su insistente mirada sobre mí me intimida.

-Ósea, sí eso, en casa de Paula. Me he equivocado.
-A mí no me engañas, Laura, ¿con quién estás?

Me quedo callada, pensando en una excusa.

-En casa de Dani. -siseo con rapidez.
-Mentira, ¿estás en casa de ese profesor? -pregunta.

Suspiro, se lo tengo que decir aunque, sé que no le va a hacer ninguna gracia. Mi hermano puede ser muy gracioso y entenderme en algunas cosas. Puede hacer bromas sobre lo ocurrido con el profesor pero sé que no le hace gracia que esté en su casa.

-Sí. -afirmo.
-Vente para casa ya, por favor. Hablaremos cuando llegues.

El insistente pitido de la línea suena, dándome a entender que no puedo responder porque ya ha colgado.

Bloqueo mi móvil, con otro suspiro y me dirijo a La Cocina, allí ya me siento en la barra, al lado de Ángel. Ante nosotros hay dos platos con varias tortitas americanas en cada una.

-¿Todo bien? -me pregunta.

Asiento con una pequeña sonrisa y comienzo a comer mis tortitas. Desayunamos entre risas y hablando de cosas triviales y, cuando terminamos, él me lleva a casa.

Me subo en su coche, en el asiento de copiloto y él comienza a conducir hacia mi casa.

En la radio que tiene puesta en el coche comienza a sonar una canción de Justin Bieber "2U", sonrío al instante y comienzo a cantar al ritmo de la canción.

Ángel me mira de reojo con la diversión dibujada en su rostro.

-¿El niñato? -pregunta.
-No le llames así.

Le fulmino con la mirada y él ríe.

-Tranquila groupie.
-Vale, copiota de tatuajes.
-¿Copiota? ¿No habrás aprendido esa palabra en la guardería?
-¡Cállate!

Río y él lo hace conmigo. Para el coche una vez que hemos llegado a mi casa.

-Oye, dentro de poco es mi cumple y me van a regalar hacerme un tatuaje, ¿me podrías acompañar?

Él asiente con una sonrisa.
-¿Qué día es tu cumpleaños?
-El treinta de septiembre.
-Bien, tendré que buscar un regalo.
-Más te vale. -bromeo y le guiño el ojo.

Él ríe y da un pequeño beso en mis labios.

-Nos vemos. -me despido.

Salgo del coche y me dirijo a paso ligero a mi casa. Cuando abro la puerta me giro hacia el coche y hago un ademán de despedida con mi mano, él me responde de la misma forma.

Cuando entro en mi casa, mi hermano me espera frente a la puerta con los brazos cruzados y con una mirada que dice "Te la has cargado"

-Ven.

Comienza a caminar hacia el salón y se sienta en el sofá, yo me siento a su lado. Le miro, esperando a que hable.

-Mira, yo sé que me he tomado muy bien todo lo que me dijiste de lo de tu profesor pero, hasta aquí, Laura. Tendrá mucho más años que tú y encima es tu profesor, le pueden echar por tu culpa y a ti te puede arruinar la carrera y todos tus estudios. Tú eres aún una adolescente con todas las hormonas revueltas pero, él, con la edad que tiene debería de saber lo que está bien y lo que no.

Asiento, mientras miro a mis dedos.

-No te estoy peleando, ¿vale? Es solo que no quiero que acabes mal. Si sigues así vas a acabar enamorándote de él, Laura. ¿Sabes lo malo que será eso? No quiero verte sufrir. No te voy a prohibir verlo porque no tengo el derecho a hacerlo pero, piénsalo bien.

Asiento y le miro. Él me está mirando preocupado y sé que lo está. No quiere que sufra, lo tengo claro y él tiene razón. Me estoy enamorando de él y no debo de hacerlo.

¿Qué pasará si lo hago? Por dios, es mucho mayor que yo y, estoy segura de que él solo querrá una aventura con una alumna.

Hablaré con él y le aclararé que lo nuestro no puede pasar.

¿Es lo mejor? Sí, lo es. ¿Es lo que realmente quiero? Ni siquiera lo sé.

Él, mi profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora