Capítulo 24

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-Realmente, es una putada. -murmura mi amiga.

He llamado a Paula y Elena y les he contado todo lo que ha ocurrido hasta ahora con Ángel, necesito de un consejo femenino.

-¿Qué debo de hacer? -pregunto.

-Es una locura lo que te voy a decir pero, si quieres seguir con lo que sea que tengas con él hazlo, Laura. -dice Elena.

-Estoy de acuerdo con ella. Quizás esté prohibido y todo pero, es lo que te está haciendo feliz y, creo que eso es lo mejor.

-Además, Paula y yo vamos a estar aquí si él te rompe el corazón para nosotros partirle las piernas.

Suelto una carcajada por las palabras de Elena. Ahora recuerdo por qué las quiero tanto.

-Mañana vas a hablar con él y le vas a decir que quieres seguir liándote con él. -aclara Paula mientras me señala con su dedo índice.

-Entendido. Ya tengo ganas de verlo. -susurro.

Siento como me sonrojo y ellas sonríen.

-¿Por qué no le hablas ahora y le dices que si podéis quedar? -pregunta Elena.

Me encojo de hombros.

-No le quiero molestar.

-No le vas a molestar, estoy segura de ello.

-No sé.

Paula se levanta del sillón y se acerca al sofá donde estoy acostada luego, agarra mi móvil y lo desbloquea.

-¡Paula, no!

Intento levantarme pero Elena me sujeta por la cintura para que no pueda ir hacia ella. Esta corre hacia el baño y cierra la puerta con seguro.

Elena me suelta y yo corro hacia la puerta del baño.

-¡Paula, abre! -grito.

Mis puños aporrean la puerta y esta, poco después, se abre. Mi amiga sale del baño y me entrega el móvil con una sonrisa.

-Listo, solo hay que esperar a que conteste.

Elena ríe y yo las fulmino a las dos con mi mirada.

Si las miradas matasen...

Mi móvil vibra en mi mano. Lo enciendo, nerviosa y un mensaje de Ángel me recibe.

Profesor caliente🔥: ¿Quedamos dentro de media hora en el Starbucks de la última vez? Tengo muchas ganas de verte.

Una sonrisa de tonta se estampa en mi cara tras leer las últimas palabras del mensaje.

-Sonrisa de enamorada, ¿sí, por? -se burla Elena.

Río y asiento.

-¡Vamos a ver qué te vas a poner! -exclama Paula.

Agarra mi mano y tira de mí hacia mi cuarto corriendo. Una vez que llegamos me empuja a que me tumbe en la cama y ella se dirige hacia mi armario, en busca de algo. No mucho tiempo después, Elena sube y comienza a ayudarla.

-¿Qué te parece? -pregunta Paula.

Me muestra un conjunto en sus manos: una falda a cuadros parecida a mi uniforme de instituto y un top de mangas largas que deja ver mi ombligo. La falda es tan corta que se me podría ver todo el culo.

Con esa ropa pareceré una colegiala de película porno.

-¿Acaso queréis que le recuerde con esa ropa que él es mi profesor?
-Podéis montaros una fantasía. Él tu profesor caliente y tú, la alumna a la cual tiene que castigar. -dice Paula.

Mueve sus cejas de forma pícara y yo niego mientras me acerco a ellas. Las aparto del armario y comienzo a buscar yo.

-¿Y esto? -pregunto.

Consiste en un crop-top de color amarillo mostaza con unos pantalones vaqueros rotos por las rodillas.

-Me gusta. -dice Paula.

-Sencilla.

-Sexi.

Ruedo los ojos y asiento. Cierro las puertas del armario y comienzo a caminar hacia el baño.

-¡Ey!

Me giro y miro a Elena, la cual me ha llamado. Sus manos me lanzan algo, lo agarro en el aire y, una vez en mis manos lo observo. Me sonrojo al momento: un tanga de encaje de color negro con un sujetador lencero del mismo color.

-Por si acaso. -murmura y me guiña el ojo.

Corro hacia dentro del baño con la cara roja y, una vez dentro, me debato entre ponerme la ropa interior o no. Finalmente, acabo por utilizarla, solo por si acaso.

Poco después, me encuentro sentada en una mesa del Starbucks. Debo de decir que los tangas son muy incómodos, no puedo parar de retorcerme en la silla porque me molesta.

Ángel se sienta frente a mí, para mi sorpresa, y me entrega una cálida sonrisa. Se la devuelvo.

-¿Qué tal estás? -pregunto.

-Bien. -murmuro.

Él me sonríe. Suspiro, voy a ir al grano.

-No quiero que volvamos a ser alumna y profesor nada más, Ángel.

Su sonrisa se ensancha y su mano agarra la mía.

-Me alegra mucho escuchar eso porque, no sabes las veces que he querido hacerte mía en medio de la clase.

Su respuesta y la forma tan tranquila de decirlo me hace jadear.

-Quiero hacerte el amor, Laura.

-Yo...

No tengo ni idea de qué debo de decir. Mierda, nunca nadie había sido tan directo conmigo respecto a este tema. Creo que este es el hombre más directo que he visto en mi vida.

-Entiendo, esperaré lo que haga falta.

-No.

Niego y él me mira, esperando a que hable.

-Yo...quiero hacerlo.

-Vámonos.

Se levanta con rapidez y agarra mi mano. Parece que está ansioso. Una vez en su coche, comienza a conducir hacia su casa.

Cuando llegamos son poco más de las ocho por lo que ya ha oscurecido notablemente.

-Voy a llamar a mi madre y le diré que me quedo en casa de Elena.

Él asiente y me mira, sin salir del coche. Agarro mi móvil y marco el número de mi madre.

-¿Sí?

-Mamá, esta noche me quedaré a dormir en casa de Elena, ¿vale?

-Está bien, hija. Tened cuidado si salís, buenas noches.

-Buenas noches.

Cuelgo el móvil y miro a Ángel con una pequeña sonrisa. Estoy nerviosa y excitada a la vez por lo que va a pasar.

-Necesito que te pongas esto. -dice.

Sus manos levantan un pañuelo negro y yo asiento mientras me giro para que él me lo pueda atar. Una vez que se ha asegurado de que no veo nada se baja del coche y acude a mi lado. Abre la puerta de mi lado y me ayuda a salir con su mano.

Agarra mi cintura y se posiciona tras de mí, guiándome para que no me caiga.

-Vale, ya estamos. A la de tres te quitaré la venda.

Asiento, nerviosa, por lo que sea que vaya a ver y él comienza la cuenta.

Él, mi profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora