Capítulo 2

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LA VIDA PASA

Lessa POV

Estamos empezando el invierno, viene los primero fríos, pero nuestra cabaña es acogedora, aunque cuando sopla mucho viento, parece que se fuera a venir abajo.

La alarma de mi radio despertador sonó y automáticamente se encendió la radio, señal que debía empezar un nuevo día, me levanté de mi cama con toda la pereza y fui a ducharme, cuando salí me puse mi jean, botas sin taco negra, pollera negra y prepare mi bolso.

Fui a preparar mi desayuno, pero antes pase por el cuarto de mi pequeña, dormía tranquila, aferrada a su elefante de peluche con su dedo pulgar en la boca. Sonreí y se lo quite acomodando su manita a un costado, ya que el médico me aconsejaba que no era buena costumbre, luego la arrope y le di un besito en sus mejillas rosadas.

Prepare unos huevos revueltos y una leche chocolatada caliente, sé que eso suena infantil, pero no me gusta el café y aún en muchos aspectos me siento una niña.
Recuerdo cuando tuve a Naty, las primeras noches ella no dormía bien y yo estaba cansada, así que muchas veces mientras ella lloraba y yo no sabía porque, lloraba a la par de ella.

La Sra. Steven era demasiado buena conmigo, cuando tuve a Naty me acompañó en el hospital y además me dejaba llevarla a la tienda para que estuviera conmigo todo el día, y así no debía pagar a alguien para que la cuidara.

Mis padres me dejaron sacar todas mis cosas de la casa: laptop, ipad, iPod, iPhone, mi auto, collares de oro que me solía regalar papá con sus colgantes y algunas cosas más, así que con eso me hice de bastante dinero para empezar en este lugar, mi auto lo vendí y me compre una camioneta chevy vieja para poder movilizarme con mi niña, mi iPhone lo cambie por un celular que ni siquiera merece la pena mencionar modelo ni marca, solo tenía lo necesario; hacer llamadas y enviar mensajes de texto.

Jackson trabajaba conmigo en la tienda y además era el hijo de la Sra. Steven, era medio pesado, sé que le gusto pero no me interesa, además ya no quiero saber nada de hombres en mi vida. Me invitó a ir muchas veces con él y sus amigos al cine, pero me negué, ya que tenía a una hija que cuidar y no soy tan irresponsable.

En eso pasó un año, mi vida era monótona, no había altibajos ni nada demasiado emocionante.

Además lo más emocionante que había pasado en este pueblo es que había regresado el hijo del doctor Farrell y todas las chicas del pueblo desfilaron por el hospital, creo que nunca hubo tantas chicas enfermas como ese día, según la Sra. Webber era el joven más guapo que se había visto en el pueblo. Salí del trabajo a las tres de la tarde y pase por niña que estaba en la guardería.

-¡Mammiii! - exclamó en cuanto me vio en la puerta y vino intentando correr, tenía un añito y medio ya y yo los 20 cumplidos, la tomé en mis brazos y nos abrazamos fuerte. Sus bracitos me envolvían y luego cuando me soltaba con su manita tan chiquita acariciaba mi mejilla.

-¡Mi niña! - bese su mejilla y cargada la lleve hasta la camioneta, la acomode en su sillita y nos fuimos a nuestra casa.

-¡Lete! – exclamó apenas entramos a la cabaña.

-Leche - la corregí y ella reía fuerte. Su risa es como de campanillas, me llenaba de un calorcito especial.

La baje y ella fue directo a su mesita donde tenía los crayones y sus hojas para pintar, yo fui a la cocina a preparar su mamadera.

La tarde paso mientras las dos jugamos, dimos unas vueltas por el jardín mientras recogemos flores y la verdad se nos hizo demasiado tarde, nos habíamos alejado demasiado y había bajado demasiado la temperatura, no había abrigado lo suficiente a mi niña y la vi temblar. Volvimos lo más rápido posible a casa. Le di un baño bien caliente, la vestí y el arrope para que quedara bien abriga y le di su leche calentita.
Cuando terminó con su leche se quedo dormida, fui a mi habitación y luego de ducharme me acosté.

Lazos de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora