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Capitulo #8

Y aquí me encontraba, en un lugar abandonado, en unas carreras ilegales, esto no estaba bien, en cualquier momento puede llegar la policía, y yo no quiero estar aquí si eso pasa. Casi me quedaba sorda por los gritos de los ebrios que me rodeaban, esto era lo que no quería, que algo saliera de control y que alguien provoque una pelea, seguramente no saldría viva de esa cosa. Volviendo a donde me encontraba, estaba en una sucia banca de madera improvisada, con cubos de basura para que esta resistiera el peso de las personas. Avan me abandono para conseguir alimento, me negaba a comer lo que fuera que vendieran aquí, abriéndose paso entre la multitud, venia Avan con algo envuelto en aluminio, con la gran sonrisa que no se había quitado desde que habíamos venido.

 –Hey, relájate - dijo, mientras tomaba  asiento a mi lado  – solo es una simple carrera ilegal, claramente en algún momento de esta gloriosa noche mataran a alguien, y abra una pelea de ebrios, pero no hay nada que temer –fruncí el ceño ante su representación de calma, esto no tiene nada de bien –

 –Se supone que me tengo que calmar con eso  – Rio ante mi temor  – Porque eso no me tranquiliza para nada – beso mi mejilla y desvió su vista hacia la pista de tierra –

 –Yo te cuido, pero si no me encuentras es que escape y te deje morir – Le di un codazo fuerte en las costillas lo que causo que riera una vez – solo bromeo – El sonido de los parlantes nos hico dirigir la mirada hacia la enlodada pista –

–Corredores a sus puestos  – Los  parlantes sonaban  demasiado fuerte, el tumulto de gente interferían en mi vista, no podía ver a los que correrían. Resignada tome mi lugar en la banca –

 –Tu cara de diversión es una obra de arte – La sonrisa burlona de su cara era épica – Vamos ven, te alzare un poco – Acepte. Tomando mi cintura me alzo un poco hasta que pude observar bien  a las personas montaban en su máquina del suicidio, desinteresada me removí entre sus brazos para que este me soltara. Con mucho esfuerzo de mi  parte logre que me soltara – Tranquila, solo tienes que pedirme que te suelte, no te pegues tanto en mi entrepierna porque no respondo – mis ojos estaban a tope, causándole un sonora carcajada – Deberías ver tu cara ahora, este es el momento en que lamento no haber traído una cámara – Fruncí el ceño ante su estúpida broma –

La carrera llevaba como unos quince minutos, los quince minutos más largos de mi vida, no entendía la temática de las carreras, pero bueno a mí alrededor me decían todo lo contrario, todos los gritos de mujeres hacia algunos motociclistas iban desde leves a grotescos, bueno que se puede esperar de una mujer ebria y con falta de sexo. Volteando a mis dos direcciones, me fijaba en lo que tenían en común las mujeres locas por los suicidas que estaban montando las maquinas que me atemorizaban y Avan, a ambos les gusta esta porquería, lo disfrutan y me quieren matar solo por estar con un chico demasiado sexy, eso es lo malo del asunto ellas también son atractivas a comparación de mí, claro esas chicas con más experiencias sexuales que Charlie sheen, pero quien soy y para juzgarlas. Me sentía una completa intrusa en este extraño mundo de motos chicas sexys y Avan, definitivamente esto no era lo mío, mi atuendo eran uno jeans un poco sueltos, y un suéter azul  bastante atractivo si vas a buscar una cita a la biblioteca, pero las chicas de aquí son minifaldas, tops ajustados y tacones con los que yo moriría dando un solo paso. Sacudí la cabeza para deshacerme de todos mis absurdos pensamientos.

Después de una larga y aburrida hora, de gritos y derrames de cerveza, la carrera parecia terminar al fin, Avan parecia un niño en una juguetería, gritando saltando y disfrutando de este ambiente para nada agradable. Su mirada fue dirigida hacia mí, por un momento, su sonrisa era encantadora, le sonreí de vuelta. Los alto parlantes parecían anunciar algo pero no tenía la más mínima idea de que se trataba, Avan me tomo de la mano, entrelazando nuestros dedos, caminamos, más bien me arrastro hasta llegar a la pista enlodada, mire mis zapatos, que poco a poco se iban llenando de lodo. No tenía la menor idea de adonde nos dirigíamos. Después de unos minutos nos detuvimos justo enfrente de una máquina del  suicidio, esta era de color verde, el cual casi no se notaba ya que el lodo cubría parte de esta, un tipo  alto y  fornido estaba recargado en ella, tenía un palillo en la boca, luciendo un poco atemorizante, pero a Avan no parecia afectarle el tipo rudo, este sonrió en mi dirección, me intimidaba hasta los huesos.

 – ¿Avan, hermano, viste mi casi victoria? – lo saludo con un abrazo y una palmada en la espalda, Avan sonrió –

 – Estaba presente – El gran sujeto no quitaba la vista de donde me encontraba – Pero no ganaste, Hiciste que perdiera diez grandes – El mastodonte rio sin gracia –

– ¿Quién es esta dulzura? – Mi vista no se esperaba de mis zapatos enlodados – ¿Por qué no la avías traído aquí? – Su grande y repulsiva mano de situó en mi hombro, Avan me atrajo más hacia su cuerpo –

 –Ella es Blue, mi novia – Mi vista que estaba en mis sucios zapatos viajo a la cara de Avan, este me miro y me guiño – Así que cuidado – Le dio una mirada que jamás había conocido de él, supongo que este terreno es peligroso así que no hay de otra que seguirle el juego de los novios –

–Tranquilo viejo, solo preguntaba – al parecer el grandulón le tenía un poco de miedo a mi "Novio" y no averiguaría porque, ya que sé que la respuesta no me gustara – Así que perdiste diez, apostando por mí, pero no fue posible el bastardo me gano el primer lugar – Que lindos apodos, nótese el sarcasmo –

 –No culpes a alguien que es mejor que tú en esto – Avan hablaba duramente, espero nunca hacerlo enojar – Si hubiera sabido que ese idiota estaba aquí, te aseguro que tendría el doble de dinero que perdí en ti – Me sentía mas que incomoda –

 –Pero no puedes, si apuestas por él, perderás gran parte de lo que yo te hago ganar – Una sonrisa siniestra se coló en el rostro de Avan –

 –Por el amor de dios Chuck, tu empezaste a caer cuando el llego, así que no digas estupideces – La mirada de Avan era siniestra, que hasta a mí me intimidaba – Ahora largo – Sin más el gran tipo se retiró como animal asustado, Avan me abrazo más fuerte – Lo siento, pero no quería que te hicieran daño – Beso la parte superior de mi cabeza, de alguna extraña forma me hacía sentir segura – En un momento nos iremos solo hablo con otro corredor ¿Esta bien? – Asentí y  tome su mano, retomamos camino recorriendo a la pista llena de intimidantes sujetos. Mi muñeca dolió por un jalón demasiado fuerte, desconcertada mire a la persona quien lastimaba mi muñeca –

 – ¡Qué demonios haces aquí! – Esa penetrante mirada, que alguna vez creía encantadora, ahora era intimidante y aterradora –

 –Jack –

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