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Capitulo #12

Avan estaba dormido en el sofá y yo lo observaba, mantenía una mirada fija, casi sin parpadear, me sentía toda una acosadora en este momento. Pero es imposible no mirar si tienes un espécimen solo en boxers en tu sala, ese cuerpo debería ser un pecado, pero un pecado al cual estoy dispuesta a cometer. Aunque, decidió no hacerme caso y no irse a casa, se quedó, pero lo que no me esperaba era que se quitara la ropa, en un lugar un poco obscuro de mi mente, dios, estoy agradecida por dejarme mirar tanta belleza. Al parecer sintió mi pesada mirada, ya que se movió dejándome una hermosa vista hacia su trasero. Eso sí que es un trasero.

-Deja de mirar mi trasero, pequeña pervertida – me sobre salte ante su ronca vos –

-No te estaba mirando – Dios, porque lo despertaste, muero de pena en los pocos segundos que ha hablado –

-Aun siento tu mirada en mi trasero – Desvié la mirada rápidamente, no puede ser que me cohíba si él ni siquiera me está mirando – Dios, estas como un tomate – Su ronca y sensual risa se hizo presente. Como todo cobarde, me levante y hui hacia la cocina. Su risa se oía desde la sala –

Tome un sartén limpio y lo puse al fuego, tome un par de huevos de la nevera, puse un poco de aceite en el sartén y espere a que calentara un poco, para empezar con mi rutina del desayuno. Sentí sus brazos rodearme, recargo su barbilla en mi hombro derecho, ignore su presencia, debido a que me sentía bastante avergonzada, su nariz se enterró en mi cabello y beso la parte trasera de mi cabeza, su barbilla rasposa ahora estaba rosando mi mandíbula, me moví un poco inquieta ante su delicado tacto, rio contra mi cuello, mientras lo acariciaba con su respingada nariz.

-Deja de hacer eso – dije en un susurro. Pero seguía en contra de mi queja –

-No quiero – Beso mi cuello, causando que mi piel se erizara –

-Avan – mi suplica sonó mas a una petición – Basta – mi vos sonaba casi en silencio – ¡Ay! – me sobresalte cuando el aceite del sartén callo en la palma de mi mano. Avan parecía ser el más preocupado de los dos, corrió hacia el grifo, dejándome ver que aún estaba en ropa interior. ¡Dios! Este no es momento para apreciar el cuerpo de Avan, duele como el infierno. La piel de mi mano estaba totalmente roja, por la irritación del aceite caliente –

-Pon tu mano en el agua – Al ver que no le hacía caso, vino directamente en mi dirección, llevándome hacia el grifo, puso mi mano bajo el chorro de agua, en vez de calmar el dolor lo aumento, sentía como mi piel picaba demasiado, el dolor no bajaba ante el agua helada, mis ojos se serraron en busca de algún alivio, pero este no llegaba – ¿Tranquila si? – decía con ternura, ¡no puedo estar tranquila sintiendo como mi piel se escuece! –

-No puedes decirle a una chica con una quemadura que esté tranquila Avan – Dije mientras abría los ojos, su mirada estaba puesta en mí, acaricio mi mejilla, estaba al borde de las lágrimas, mas no lo haría, no lloraría frente a Avan –

-Esto es mi culpa – Decía viéndome fijamente – Lo siento – Su mirada afligida estaba presente, no sé qué dolía más, la quemadura o Avan lamentándose, negué rápidamente con la cabeza –

-Esto no es tu culpa, yo debí haberme fijado en el sartén – Me dio una pequeña sonrisa –

-Perdón – Se acercó un poco haciendo que nuestras narices rosaran, intente hablar pero sus labios me mantuvieron en silencio, tomo mi cintura y me pego a su cuerpo, puse mi mano sana, en su pecho desnudo, acariciando un poco. Nuestro beso era lento, era un beso de disculpa, la disculpa que no puede ser interpretada por otra manera más que esta. Separándome lentamente de sus labios, busque su mirada –

-No es tu culpa – me acerque un poco y bese sus adictivos labios – ¿Hueles eso? – su ceño se frunció levemente, y volteo en dirección a la estufa, sus ojos se abrieron a tope. Corrió en esa dirección, me gire para ver que estaba sucediendo. Mis ojos se abrieron al igual que los de Avan, la comida estaba totalmente tostada y el aceite quemado, causando demasiado humo negro, corrí hacia donde se encontraba Avan –

-Creo que tienes que abrir una ventana, para que el humo pare – Corrí a la ventana, abriéndola, pero el humo seguía allí, mire a Avan con el ceño fruncido – No entiendo, no se va el humo – Camine hacia la estufa y apague el fuego, mire seriamente a Avan – No se me había ocurrido – se encogió de hombros con una pequeña sonrisa, salí de la cocina y fui en dirección al baño, tomando el botiquín de emergencias.

Fui a la sala, mire mi mano ahora vendada, ya no dolía tanto, pero el maldito dolor seguía allí. Avan salió de la cocina con dos platos en las manos, lo mire raro, ya que, prácticamente casi incendio la cocina y mi mano junto con ella. Puso el desayuno en la mesita de centro. Se sentó junto a mí, tomo mi mano vendada y beso el dorso de esta. Sonreí enternecida, ante tal gesto, puso su mirada en mi rostro y sonrió, me acerque un poco a él, para así abrazarlo –

-¿Porque el desayuno? – pregunte contra su cuello –

-Es un desayuno de, perdóname por ser un idiota distractor – Se abrazó más fuerte a mi cuerpo, simplemente quisiera besarlo hasta cansarme –

-No fue tu culpa, pero gracias por el desayuno – levante mi cabeza de su cuello y me acerque a él para poder besar su mejilla –

-No hay de que – Comenzó a comer en silencio – Hoy debemos ir al centro comercial – asentí y comencé a comer –

-¿No iras así verdad? – me miro risueño, el Avan coqueto estaba presente en mi sala –

-Todo depende de ti – Puse la mirada fija en el desayuno – ¿Quieres que valla así al centro comercial? – negué con la vista fija en mi plato casi vacío –

-No, la verdad me gustaría que te pusieras un poco de ropa – rio un se levantó, con su plato en la mano, miro el mío y se lo di.

Una vez listos fuimos al centro comercial, tomamos un carrito de Compras, Avan se separó y fue por la leche, ya que el no puede vivir sin ella, sin poder ante mi antojo fui al pasillo de los dulces, escogiendo mis caramelos favoritos, pero había de diferentes sabores y la decisión era muy difícil, los brazos de Avan me rodearon y reí un poco.-

-Avan creí que estabas en los lácteos – Al parecer cambio de colonia, ya que no olía a la que usaba a menudo -     

-Lamento decepcionarte pero no soy Avan – Mi cuerpo se tensó ante su vos, separándome a bruto de él, mirándolo estupefacta, que hacia el aquí, aparte de todo me abraza, jamás pensé volver estar en sus brazos –

-¿Qué haces aquí? – mi vos estaba muy aguda, ante la reacción –

-Es un país libre, puedo ir al centro comercial si quiero – se encogió de hombros con esa sonrisa burlona, que no hizo más que enojarme más de lo que ya estaba –

-¿Estuviste siguiéndonos? – Rio ante mi acusación –

-Nena, no eres tan importante – La sonrisa burlona aún estaba en sus labios, como me gustaría quitarla con un golpe – Ven conmigo – tomo mi mano vendada, me queje y este la soltó de inmediato, su ceño se frunció –

-No iré a ninguna parte, y menos si es contigo – puse mi mano tras de mi –

-No era una pregunta, es qué vienes conmigo – Todo sucedió tan rápido que ni siquiera me dio tiempo de pedir ayuda, Jack me llevaba en su hombro, corriendo por las calles -

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Jack es todo un rebelde, ¿Que pasara con el sexy Avan?


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