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Capitulo #7

Abecés cuando quieres olvidar a esa persona, comienzas a tratar hasta al cansar ese objetivo, ese es mi caso, quiero olvidar a esa persona. La aparte de mi lado porque era demasiado para mí pero no sé cómo hace, aparece en mi mente y se apodera de toda ella, por más que trato no puedo olvidarla. Incluso intente ser feliz con otra persona que no fuera ella, pero no funciona, la engañe pero no funciona, me arrepentí por meses, Pues simplemente ella no merecía eso, he allí mi respuesta de que no la merezco. Una mierda de persona como yo con una creatura tan des perfectamente perfecta. Ella estaba ahora, al costado de la camilla donde me encuentro, destrozado, no solo físicamente, si no sentimentalmente también.

No me atrevo a verla, sin que los recuerdos de mi felicidad me atormenten una vez más, no hago nada solo observo estático al techo mientras siento su mirada penetrante sobre mí. Temía volver a verle, la simple idea me aterraba.

Un fuerte golpe me hizo reaccionar, abrí mis ojos al tope. Me levante de la camilla observando a mi alrededor, respire tranquilo viendo que todo seguía igual a como estaba. El doctor  entro rápidamente a mi habitación, mi respiración era agitada, como si hubiera corrido un maratón. Este al verme se acercó y inyecto un calmante en la bolsa transparente del suero.

-Muchacho, me diste un gran susto - hablaba calmadamente, mi cerebro, no reaccionaba, todo lo que acababa de pasar o tal vez nunca paso. Eso solo decía que esta chica, no sale de mi mente, no estoy preparado para verle, aun respiraba agitadamente, mi mirada estaba en el asiento vacío aun lado de mi camilla. La puerta fue abierta de nuevo, mostrando el cuerpo de Finn.

-Creí que no despertarías - se encamino al lugar donde mi mirada estaba fija. Aun seguía estático, fue todo tan real, parpadee un par de veces, volviendo a la realidad -

-¿Cuánto llevo aquí? - mi mirada se fijó en el rostro de mi hermano -

- Cinco días - Escuchar eso fue como un golpe directo al estómago, cinco días durmiendo -

-¿Hoy es Sábado? - La carrera, la tenía que correr, si no quien lo aria -

-Sí, todo está resuelto, no correrás - Mi ceño se frunció al instante -

-Quien te dio permiso, de tomar mis decisiones - alce la voz, mi garganta ardió -

-Jack, no puedes simplemente abandonar este hospital. Por poco caes en un coma alcohólico - La preocupación de su voz me decía que tenía razón. Pero son mis decisiones, yo sé qué hacer con estas -

-Yo no pedí tu ayuda - fije mi mirada de nuevo en el techo, suspiro fuerte, mas no lo mire -

-Me importa una mierda lo que pienses, tu no corres - esa fue la última palabra que dio antes de salir por aquella puerta blanca. Maldita sea, necesito correr, hare lo que sea para ir.

El cuerpo de otra persona se asomó por la puerta, entro lentamente y tomo asiento donde el imbécil había estado. Aun miraba al blanco techo, estaba más que enojado. Él no puede decidir por mí, esta es mi Maldita vida, y yo decido que hacer con ella, así requiera matarme de un Jodido coma.

*

Mirando a un punto fijo sin parpadear, una lágrima se escapó y resbalo por mi mejilla. Mis ojos deberían de estar rojos para este entonces, no me rendiría tan fácilmente. Con sus manos comenzó hacerme cosquillas. Conteniendo la risa, otra lagrima escapo. Debía controlar el impulso de darle un golpe, quería ganar esto, pero con sus estúpidas trampas casi no podía. Una fuerte carcajada salió de su boca, lo mire con mis ojos irritados y llorosos, no podía aguantar más.

-Me rindo – Al parpadear más lagrimas salieron, me talle los ojos con la manos, para des hacer todo rastro de lágrimas – Eres un tramposo  - se rio en mi cara y negó –

- Soy todo, pero menos tramposo – La mirada de petulancia, seguía en su rostro – Ok solo hice una trampita, pero quería ganar y lo hice  - se rio con arrogancia y canto en victoria –

- Te consideraba mi amigo – Hice un falso lloriqueo y este rio – Valías mucho para mí – tape mi cara con un cojín que estaba regado a nuestro al rededor –

- Que bebe – Tomo el cojín que tapaba mi cara y lo arrojo lejos de mi vista – Ve le él dado bueno, jamás dejaría que tu pagaras el almuerzo – mis ojos se abrieron al tope, por lo que el rio –

- Entonces para que el estúpido reto – Moví las manos en el aire con desesperación, se encogió en hombros –

- Solo quería divertirme un poco – le restó importancia a que casi me quedara ciega, lo admito es un poco exagerado pero, los ojos me ardían como el maldito infierno –

- Mírame parezco que he fumado un kilo de droga – dije apuntando hacia mis ojos –

- Shh, tu secreto está a salvo conmigo, nadie sabrá que te drogas – con frustración tape mi cara con ambas manos – Anda, vamos a comer – estiro su mano en mi dirección para levantarme –

De camino hacia no sé dónde, ya que l idiota de Avan conducía y no me quiso decir dónde es que íbamos a almorzar. Mi mirada se fijó en la ventana, viendo el paisaje, donde había arboles ahora hay tiendas de ropa y auto servicios, donde solía ser un bosque, se encuentra una enorme metrópolis, y yo vivo en ella, el auto dejo de andar y nosotros con él. Fije mi mirada en donde almorzaríamos, era un restaurante desconocido para mí ya que no salía a comer mucho a fuera. Bajamos del auto, y nos encaminamos hacia el desconocido local de comida, en el cual había un enorme letrero con el nombre "Remmy's" en color verde neón. Nos adentramos y tomamos haciendo en una de las mesas del centro. En todo el lugar, había camareras en unos enormes patines y su vestimenta creo que alentar a los hombres ya que hay demasiados, tal vez por eso es tan popular, es como estar en "Hotters", lleno de mujeres voluptuosas, que hacen que mi auto estima baje a un cero por ciento. Una de esas camareras se acercó a nuestra mesa. Nos entregó el menú y luego se comió con la mirada a mi compañero, solo rodé los ojos y puse mi atención en el gigantesco menú verde. Tal vez el dueño tenga un problema mental ya que en el menú hay carne de canguro, ¿Que, estamos en Australia? Hablando de problemas mentales y silicona extra en las bubíes de la rubia que se supone que debería tomar la orden, ahora está sentada en el asiento restante.

-¿Tenia demasiado que no venias Avan? – Alce mis cejas en sorpresa, debí imaginar que Avan no solo era una persona atractiva,  la rubia lo miraba fijamente, y yo estaba por vomitar en el menú –

-Quiero una hamburguesa – La rubia hizo caso omiso a mi petición, baje el menú y espere a que la hueca me hiciera caso –

-¿No escuchas lo que mi novia acaba de pedir? – dijo Avan mirando me fijamente, guiño el ojo a mi dirección y la boca de la chica estaba en una perfecta "o", la confusión en mi cerebro era grandísima –

- Claro, ¿Y tú que pedirás? – Aun así no dejaba el descaro,  Avan pido lo mismo, la oxigenada anoto y se fue rodando con sus grandes patines –

-¿Novia? – Rio ante mi pregunta, se encogió de hombros sin más –

- Tenia que deshacerme de ella, aunque al parecer no funciono, vamos ayúdame un poco  - Rodé los ojos y baje  la vista hacia mis manos, no en mucho tiempo la rubia volvió con nuestras ordenes –

-¿Estás seguro que no escupió en mi comida? – pregunte en un susurro, este rio y dio una gran mordida al su alimento –

- Despreocúpate – Dijo limpiando sus labios con una servilleta – Vamos, pruébala y dime que tal – dijo, mientras robaba un par de papas fritas de mi plato. Tome la grasienta hamburguesa entre mis manos y le di una pequeña mordida, por su apariencia repulsiva, el sabor no era tan malo - ¿Qué tal amor mío? – dijo con su característica sonrisa arrogante –

-No está mal – su mano tomo la mía, lo mire con el ceño fruncido, este sonrió –

- Ven conmigo a las carreras este sábado -

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