Capítulo 1, Dudas

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PRIMER CAPITULO: DUDAS

Desde hace tiempo, me preguntaba a mí misma, cuál era mi verdadera personalidad, la persona que quería salir de mi quería gritarles a todos que estaban mal, que lo que hacían era totalmente estúpido y ridículo, que dejaran de ser tan infantiles, pero la infantil realmente era yo, pensando en que todo estaría bien con tan solo crecer, y después, ver qué hacer con mi vida, esperando nuevas lecciones, metas, expectativas; rechazando las charlas, queriendo ser independiente,  pensando que sabría todos los misterios de mi vida, viviendo con miedo de ser herida por alguien.

Sentí un repentino calor y una pesadez en mi cuerpo, descartando el simple hecho de las cobijas que me aplastaban durante la noche para evitar sentir frío del agitado aire de Chicago en los inviernos, aún que yo no las necesitaba del todo, raramente el frío llegaba a afectarme, podría bien estar nevando fuera y yo sobreviviría con una simple chaqueta con una blusa debajo  y jeans, cuando los demás necesitarían guantes, chamarra, gorros, bufandas, y yo no sabía por qué era tan distinta hasta en eso con mi familia.

Mi madre, Susanne, mi hermana mayor , Allyson y mi hermana más pequeña, Dhalia totalmente rubias platino, de tez blanquísima, con el cabello totalmente ondulado y fácil de acomodar a cualquier lado, en cambio, mi padre John y yo, teníamos el cabello negro azabache, e irremediablemente lacio, mi padre era ligeramente moreno, mientras yo, tan blanca como mi madre.

El cielo estaba totalmente despejado y tranquilo, con una suave brisa fresca (para mí era una brisa, pero era un gran ventarrón frío para los demás) con el aroma del agua salada y el graznido de las gaviotas resonando desde la ventana abierta.

Me senté con dificultad en la cama como si estuviese cargando con un par de bolsas de arena a mis costados, sacudí mi cabello negro azabache frotando ligeramente mi cuero cabelludo y echándolo hacia atrás en una caída directa a los brazos, me levanté y me dirigí hacia la mesita de noche, con la esperanza de desenredar mi cabello enmarañado y hacerle parecer como si no fuese un nido de aves recién hecho. 

Estiré mis brazos, lista para tomar el cepillo y la liga elástica a su lado, al simple rose de mis dedos ante ellos, se tornaron totalmente blancos, con la misma facilidad en la que el sol penetraba las cortinas azul rey de las ventanas, inundando toda la habitación y retirando la oscuridad.

Parecía como si hubiesen puesto agua sobre estos y echado a temperaturas extremadamente bajas para congelarse al instante, y así era, el color blanco de los objetos, no era solo mi imaginación, sino que era hielo, hielo puro, que había estado apareciendo así sin más en los objetos que yo tocaba al despertar de una noche de pesadillas, todas las noches, a decir verdad, o simplemente cuando me alteraba por mi miedo reciente hacia la oscuridad, como una niña pequeña con miedo a los fantasmas que podrían aparecer en ella.

No me sorprendió, estaba acostumbrada a que esto pasase hace unos meses, pero cada día era más frecuente el congelamiento de lo que tocaba. Suspiré exasperada, levanté mis manos, y fuí a el tocador de madera frente a la habitación, husmeando en el primer cajón del lado izquierdo, saqué una cajita forrada con papel de regalo, con copos de nieve blanca y azul gravados claramente en él, con un listón azul rey de regalo puesto delicadamente sobre esta.

Me apresuré a abrirla con cuidado y con las manos temblorosas, en la caja, encontré unos guantes lizos de gala blancos que me había obsequiado la hermana de mi madre, la tía Jane, que era sumamente delicada, ordenada, y muy reservada respecto a contactos con los demás, hacía un par de años que nadie sabía de ella, pero suponíamos que era normal, ya que había ido a España a vivir después del regalo de despedida que me dio. Sobre los guantes, estaba una nota, manuscrita en letra cursiva, aunque algo descuidada, hermosa.

Shot in the DarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora