Lunes.

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No habia nadie en la ciudad que no conociera el nombre de la florería en la esquina de la calle Gotham. La florería Wayne es conocida por los bellos arreglos que crean, además de ser la predilecta por varios famosos y compañías importantes al momento de necesitar decoraciones para sus galas. Todos saben que aquel era un negocio familiar; muchas habían intentado solicitar empleo ahí para lanzar su carrera de florista fácilmente, mas nunca pudieron hacerlo.

Los días en la florería Wayne no son tranquilos, ni comunes. A veces los miembros de la familia desearían otro trabajo, algo menos extraño. Sin embargo, no cambiarían las experiencias en su trabajo por nada.

Los lunes la florería era atendida por Bruce. El patriarca de la familia Wayne.

La primera vez que ves a Bruce no parece el dueño de la florería más exitosa en la ciudad; siempre le confunden con algún empresario multimillonario, el hombre era claramente adinerado, pero no alguien que pudiese pasar todo el día atrás de un escritorio.

Bruce llegaba a las 6 en punto todos los lunes, abría la florería a las 7 de la mañana sin retraso.

La primera media hora del día siempre era tranquila. Bruce tomaba unos cuantos sorbos de café y leía las noticias más importantes del periódico. El gentío que pasaba entre las 7:30 y las 8:00 eran empresarios y estudiantes; algunos se paraban un segundo para comprar un bouquet pequeño de rosas o margaritas esperando una sonrisa del serio hombre, los más osados le coqueteaban al hombre, pues no era feo, pedían su número o una cita. Bruce siempre rechazaba a todos.

A las 9 de la mañana, la paz volvía a la tienda. Bruce podía estar con las flores, disfrutando de sus aromas o trabajando en algún encargo importante hasta que llegara alguno de sus hijos a visitarlo, llevándole algo para desayunar.

Entre clientes y pedidos se pasaba su mañana. A las 3 de la tarde, la florería recibía a Damian Wayne, el menor de los hijos del florista; el muchacho estaba en entrenamiento para tomar su lugar en la tienda.

Cuando se acercaba la hora de cerrar, mientras Bruce acomodaba las flores fuera de la tienda, llegaba Clark Kent. Un comprador frecuente.

Amor platónico de Bruce.

Se habían conocido hace 7 años, cuando Bruce recién abrió la florería. Clark estaba buscando algo que regalarle a su prometido y novio de la universidad, Lex Luthor. Famoso diplomático. En ese entonces Wayne salía con Thalia Al Ghul, madre de Damian. Aunque no se llevaron bien inmediatamente las visitas frecuentes de Clark y la petición de ser el encargado de las flores para su boda forjaron una amistad como ninguna otra.

Dicha amistad seguía intacta después del divorcio de Kent y Luthor, después de la ruptura entre Talia y Bruce. Ambos hombres habían estado ahí para apoyar al otro en sus momentos de necesidad.

—Buenas tardes, Bruce.— La sonrisa de Clark podía iluminar hasta la noche más oscura. Bruce nunca admitiría que siempre se sonrojaba un poco al verla.

—Buenas tardes Clark. ¿Vas a llevar algo hoy?— El florista se veía nervioso. Limpió el sudor de sus manos en la parte delantera de su peto negro, fingiendo que era agua de los floreros.

El periodista era un poco más alto que él. Wayne agradecía eso, así no debía tener excusas para mirarle a los ojos, o no hacerlo en su defecto.

—Necesito un ramo de flores. Conner ganó una beca deportiva para la universidad y creo que serían un lindo detalle.

Sin demorarse, ambos pelinegros entraron a la tienda, donde Bruce se puso a trabajar en el ramo para el hijo del otro. No le incomodaba el silencio, pero si la mirada fija de Clark sobre él.

—Ehm... estaba pensando que, sería bueno salir un día. Hace mucho no lo hacemos.

El tono de Kent era claramente nervioso. Cuando Bruce volteó a verlo, un sonrojo cubría sus mejillas, tampoco le miraba a los ojos y sus nudillos estaban blancos de lo fuerte que tomaba el maletín.

—No hay ningún problema si no quieres salir, o si no tienes tiempo, sé que eres un hombre ocupado y...

—Me encantaría salir contigo.

Bruce habia terminado el arreglo y se lo ofrecía a Clark con tranquilidad, aunque por dentro estuviera gritando de emoción. Junto al ramo, estaba escrito un número de teléfono en una de las tarjetas de la florería.

—Pero... pero tengo tu número...

Bruce hizo lo posible para no rodar los ojos. —Este es mi número personas. El que tienes es de negocios.

Clark aceptó el ramo, guardando la tarjeta en la bolsa de su camisa. —Te llamaré.— Dijo como despedida, caminando a la salida del local mientras contestaba su teléfono.

Bruce no podía creer lo que acababa de pasar. Tenía una cita con Clark Kent.

Sin duda alguna, ese fue un buen lunes.


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¡Hey! Adivinen quien volvió, en forma de fichas:)

Sé que tengo un fanfic en proceso, pero esta idea me pareció muy buena como para desperdiciarla. Lo mejor de todo, va a ser actualizada diario, ya que estamos en los día buenos de la semana. 

¿Alguien adivinó por qué del título? 

Besos con labial rojo.

The FloWaynesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora