Jueves.

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La Doctora Pamela Isley vendrá por unas flores que pidió con meses de anticipación, ¿Crees que podrías cubrir mi turno por hoy?

Eso le habia dicho Steph, y Tim seguía sin saber por qué aceptó. No era la primera vez que la rubia se enfermaba, tampoco sería la última, en muchas ocasiones la habia visto trabajar con fiebre o mareos, así que no le parecía lógico su petición. ¿No deseaba darle una mala imagen a la florería ante la doctora Isley? Probablemente. Las mentes de las mujeres trabajan de forma misteriosa. Timothy estaba más que seguro de eso, después de todo habia salido una temporada con Brown.

Ese jueves estaba más tranquilo de lo usual. Tim no trabajaba en la florería como el resto de sus hermanos, él prefería ser barista en el café que se encontraba unas calles arriba. Las flores nunca fueron algo que le interesara mucho.

Eso no significaba que fuese un ignorante sobre ellas. Conocía mucho sobre cada una de las flores y plantas que tenían en exhibición.

Mientras esperaba a la doctora, decidió rociar las plantas y asegurarse que los displays de afuera siguieran intactos.

Estaba por salir cuando escuchó la puerta abrirse, viendo entrar a un chico que le parecía extrañamente familiar. Pelo negro en un corte asimétrico, una perforación en la oreja y chamarra de cuero negro.

No sabía de donde, mucho menos quien era, pero no iba a negar que era demasiado atractivo.

—Estoy buscando un cactus... o un ramo de flores.— Su voz no era la excepción. Aquel era el tipo de muchacho que podía tener a todas las chicas a sus pies, un completo tonto. Uno que atraía a Tim como nunca.

Aunque claramente aquello no iba a pasar de un crush platónico. Drake trataba de convencerse de aquello. Sólo te gusta su apariencia.

—No tenemos cactus, pero nos acaban de llegar estas flores, se llaman Kryptonius Iatas, o Kryptonitas. Son muy raras y sólo unas cuantas personas son alérgicas a su polen. Su color cambia según...— No pudo seguir su discurso ya que guapito, como mentalmente le estaba llamando Tim a su cliente, empezó a estornudar como loco al acercarse a las flores. Su nariz estaba enrojecida y tenía los ojos llorosos. Sin esperar, Tim alejó la planta y ayudó al muchacho para salir de su ataque alérgico. Era lo más raro que habia pasado.

Se hizo aún más raro en cuanto la doctora Pamela entró a la florería.

Sin dudarlo, ella también ayudó al muchacho.

Cuando todo estuvo más tranquilo, y la pelirroja tuvo su tan esperado pedido toda la atención de Tim volvió al de chamarra de cuero.

—Supongo que todavía quieres el ramo.

La sonrisa que le estaba dando en ese momento era ilegal. Timothy estaba seguro.

—Creo que unos girasoles estarán bien.

Drake no tardó en armar el ramo, al cual varias margaritas y tulipanes se le unieron. Cuando la transacción iba a ser finalizada, el teléfono de guapito sonó.

Una animada voz al otro lado de la línea llegó hasta los oídos de Tim. Esa era fácilmente reconocible, se trataba de Bart, el pelirrojo que siempre le compraba café. Cliente del mes de la cafetería desde lo que parecía ser ya casi un año.

—Ya, voy para allá, tengo las flores. Ni se te ocurra entrar a ver a Cassie sin mí.

Aquel nombre también le parecía conocido. Estaba seguro que era la chica que a veces acompañaba a Bart, entonces él debía ser...

"Conner..."

—Estoy en la florería a unas cuantas calles del café donde siempre nos llevas. No, no iré a comprarte un mokaccino, cómprate uno en el hospital.

Conner era amigo de Bart, lo sabía por las veces que lo habia visto con él, nunca iba él mismo a pedir un café, sin embargo sabía que tomaba chocolate caliente o un late con leche de coco gracias a Bart.

Conner dejó la florería sonriéndole a Tim, cuidando del ramo como si fuese su propia vida. Al parecer, suplir a Steph no fue nada malo.

La próxima vez que Conner fuera al café, le pediría su número.

The FloWaynesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora