Sábado.

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Segundo día del fin de semana. Claro.
Primer día para que Duke pudiera trabajar en la florería.

Por más que quisiera trabajar entre semana, su horario escolar no se lo permitía. Y no es como si Bruce dejara que se volviera parte del grupo de Waynes que dejaron la escuela junto a Jay, Steph y Tim. Debía cuidar de Duke y Demian, ellos aún podían seguir estudiando.
Al menos, aquello es lo que Bruce esperaba. En su cabeza, era casi como si Thomas pudiera escuchar la voz de Bruce en su cabeza diciéndole, casi rogándole, en ese tono tan característico del hombre.

"Por favor, Duke, no abandones la escuela. Por favor."

Claro, trabajar en la florería le encantaba a Duke. Era algo de lo cual podría aprender mucho. Desde pequeño le interesaba el negocio de la familia Wayne, aunque pocos creyeran aquello. Además, el poder convivir de una manera tan cercana con Bruce y los demás integrantes calentaba su corazón de una manera que no podía explicar.

Le gustaba pertenecer a la familia de los floristas.

Mientras estaba en sus cavilaciones, pudo observar como fuera de la tienda, la cual llevaba ya abierta unas buenas 3 horas y estaba a la perfección; "Gracias, Cass" Otro beneficio de trabajar los sábados, Cassandra dejaba la tienda perfecta los viernes por la noche, esto para ayudar a que Duke pudiera adelantar un poco de su tarea mientras no contara con clientes. "Eres la mejor, te daré un regalo en cuanto pueda".

Ah, sí, la tienda. Estaba observando al frente de la tienda, donde los grandes ventanales dejaban la luz del sol entrar a su complacencia, cuando un grupo de jóvenes decidieron realizar el acto más estúpido que Duke pudo imaginar: maltratar las exhibiciones de la entrada.

Oh, esos pequeños estúpidos. ¿Realmente esperaban que la tienda contara con nulo sistema de seguridad? Seguramente sus rostros estaban capturados en calidad HD gracias a las cámaras del frente, esto debería ser suficiente para cualquier otra persona, pero Duke no era cualquier persona.

-¡Oigan, idiotas! ¿Cuál es su problema con las flores? - Claro estaba que los jóvenes no solo eran idiotas, sino que también cobardes, ya que en cuanto vieron al chico salir con su peto, trataron de huir de la escena.

-Las flores son para idiotas y homosexuales- Aquel que parecía ser el líder habló -Nosotros, los alfa, no perdemos el tiempo con tonterías como esas

Duke tuvo que esforzarse por no rodar los ojos ante aquello, ¿por qué tenían que ser de esos? Sus ganas de pelear aumentaban, pero sabía que tendría mejor gasto energético intentando entender su tarea de pre-cálculo que peleando a estos estúpidos. -Mira, realmente me importa poco lo que pienses, pero no puedes dañar propiedad privada y dártelas de "hombre alfa máximo" - Claro que había realizado las comillas mientras hablaba.

Aquello aparentemente había enfadado al joven, pues se acercó de manera "intimidante" a Duke. -Mira jo...
Claro que no pudo terminar esa frase, ya que el puño del florista terminó en su cara.

-Mira, pedazo de basura- Decía mientras tomaba su camisa para levantarlo. Sus secuaces habían huido después de ver el golpe, arrepintiéndose por molestar la tienda. -traté de ser amable, incluso gasté mi tiempo con alguien como tú... - El tono amenazante de Duke fue suficiente para que el joven vándalo mojara sus pantalones y dejara salir unas cuantas lagrimas para pedir perdón.

Ante la vista tan patética, Duke lo soltó. No valía la pena gastar su tiempo con aquel niño. Aunque le preocupaba lo que pudiera pasar, ¿Por qué creían que seguir a pseudo coach de vida que únicamente les hacía parecer cavernícolas modernos?
Suspiró. Con pena tuvo que retirar unos claveles rojos de las exhibiciones y volvió adentro. Ahí le esperaba su cuaderno abierto, con su tarea del día esperando. Aunque, realmente no podía concentrarse mucho debido a lo que pasaba.

¿Qué les costaba respetar la propiedad y gustos ajenos?

Claro, que no todo era malo. Ya que después de tan mala experiencia pudo atender a una adorable pareja de ancianos, donde el esposo entró animado a la tienda, pues cumplían 75 años de casados y él quería regalarle unos claveles a su esposa, ya que fueron la primera flor que se habían regalado, cuando le pidió salir.

Sí, no todo era malo. Aún había más gente buena que mala en el mundo.

The FloWaynesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora