Suspiros rotos y miedos que acallan

144 6 0
                                    

Esta es una de esas noches del sentir un vacío en el pecho. Sentado, en la ventana, viendo las luces de la ciudad mientras te pienso. Te extraño, aunque no estoy seguro si es a vos o a tu recuerdo.

Esta es una de esas noches tristes, extrañando lo bien que me hacías sentir y que se acabó. Cariño, ya no me haces tan bien.

Es que creí que lo nuestro no acabaría. Pero lo poco de nosotros, esa parte tan linda de nosotros desapareció.

Tu perfume prevalece. Pensé que se había desvanecido, pero está ahí. Lo siento y ese vacío en el pecho se vuelve más profundo.

Te extraño, o a tu recuerdo. Porque desde esa mañana todo cambió. Dejaste de ser el motivo de miles de sonrisas. Desde esa mañana comenzaste a ser la razón de miles de noches interminables, ahogadas en lágrimas. Tu recuerdo es el que todavía me hace bien, y no quiero cambiarlo, porque es lo más bonito de nosotros.

Acabaron las miradas a distancia y sonrisas a centímetros. Esta vez no soy yo.

Cariño, fueron muchas noches de promesas y de mañanas rotas. Pasé noches prometiéndome que por fin te diría un como respuesta a esa pregunta que alguna vez me hiciste y decliné. Pero jamás pude hacerlo a la mañana siguiente.

¿Y ahora? ya es tarde.

Ya no estas. Tus ojos se desviaron y los míos no te encuentran. Esta vez mis ojos se cristalizan al verte, duelen, lloran. Te fuiste y te llevaste mi risa. Te llevaste de mí todo. Ya no me encuentro, no me reconozco, no sonrío.

¿Quién soy?

Amor, me perdí. Te fuiste y encontraste a otros ojos, que no te miran como los míos hacían. Es que te miraba de una forma única, llena de ilusiones, de sueños y de amor.

Te amaba, y no supe decirlo.

Es que siempre quise decirte cuánto te amaba. Pero querer a veces es no poder. Y ahora estoy pagando por eso que no pude hacer.

Estoy en la espera de poder superar. Todavía no.

Sin embargo, lastimado y roto, sigo con esperanzas. Soy estúpido, amor. Porque en alguna parte de mí tengo la esperanza en que algún día vendrás y me dirás que me amas, o que yo iré y me confesaré, y me dirás que también fui yo los motivos de tus sonrisas.

Lastimado y roto, nunca imaginé definirme así. Fuiste mi destrucción, pero también mis suspiros enamorados.

Desde aquella noche esos suspiros dejaron de ser por enamoramiento. Porque esa noche no importó mi presencia. No te importó ver mis ojos llorando. Sólo lo hacías. Cada sonido de cada beso fueron rompiéndome aún más de lo que habías logrado. Cuando pensé que no podía estar más roto de lo que ya lo estaba, llegaste, e hiciste de mi la versión más triste. Rompiste cada partícula que quedó hasta que quedaran indivisibles. Esa noche fue la última de mis suspiros enamorados. Y es que deseé tanto que esos besos fueran conmigo.

Siempre quise sentir tus labios, cariño. Pero ambos sabemos que eso jamás pasará.

¿O sí?

La esperanza todavía existe, desaparece a momentos, pero vuelve. Haciéndome imaginar cosas que tal vez nunca pasen. Y logrando dañarme cada vez que esas esperanzas se rompen.

Tenía la esperanza de decírtelo aquella noche. Y estuve tan cerca de hacerlo, estuve a punto pero el miedo me detuvo.

Tuve miedo.

Pasé mucho tiempo rogando para que se diera ese momento que esperaba para decirlo. Y cuando se dió, cuando me preguntaste, tuve miedo.

Muchas veces pasa que no se da como imaginamos. Pero cuando sucede, nos detiene el miedo.

Unas chispas no basta para provocar un incendio entre dos personas. Sobre todo cuando el miedo está ahí.

Te fuiste,

las luces perdieron su belleza y la luna se apagó.

Mis ojos lloran al mirarte.

Las poesías de amor dejaron de ser.

Dejaron el sentido.


Los suspiros enamorados me abandonaron,

en su lugar, noches de insomnio,

arrepintiéndome por callar.


Cariño, no sé qué hubiera pasado si hablaba,

si te decía que te amaba.

Tal vez las cosas sean diferentes.

Tal vez esos besos sean conmigo,

y tu mirada siga siendo el sendero de la mía,

y tu sonrisa alimente mi sonrisa.

Tal vez, amor.


Pero callé,

y esas miradas,

esas sonrisas,

esos besos,

no son conmigo.












La Vida En PapelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora