cuatro

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Narrado desde Luke

No debía de pensarlo mucho, además era el único asiento decente disponible. Así que caminé hasta a lado de Alice, ella ni siquiera me miro.

La clase iba bastante aburrida, como siempre, nunca hacía nada, sólo me enviaba mensajes de texto con los chicos. Miré a Alice, se veía tan tierna escribiendo, miré la muñeca del brazo con la que escribía, se notaba maquillaje y si mirabas con atención, podías ver cicatrices por toda su muñeca. ¿Acaso Alice se cortaba? Yo creo que si, sabía que algunas chicas la insultaban cada vez que podían por no ser como todas ellas, le decían que era gorda y fea, sinceramente, Alice no era gorda, era bastante delgada, ¿fea? Mm, nunca había pensado si la pequeña Irwin era atractiva.

La campana sonó, interrumpiendo mis pensamientos. Cerré mi libro y salí del aula lo más rápido que pude. En el camino me encontré con mi amigo, Mike.

—¿Qué clase tuviste, Hemmo? —preguntó divertido.

—Literatura —respondí, haciendo una mueca.

—Esa clase la tienes con Ali, ¿cierto? —sonrió.

—Sí —asentí con la cabeza.

—¿Es buena en esa cla... —lo interrumpí.

—Hay algo que tienes que saber sobre Alice —frunció el ceño.

—¿Tiene novio? —preguntó alterado.

—Vamos a saltarnos la clase que sigue y te digo —lo miré

—Está bien —suspiró.

A Michael le interesa absolutamente todo lo que tenga que ver con Alice Irwin. No sabía si era buena idea contarle a Michael que posiblemente Alice se hacía daño, pero alguien la tenía que ayudar, y si se lo decía a Ash sería bastante tentador y seguramente él se pondría como un loco.

Mike y yo caminamos hacía un aula abandonada, la que anteriormente era el aula de Teatro pero esa asignatura dejó de existir en el Instituto, ahora servía para pasar allí las clases que no querías tomar, para fumar tabaco o marihuana, o para fajarse a alguien.

—¿Me vas a decir ahora? —Michael suspiró frustrado.

—Primero que nada, no debes decirle nada a Ashton —suspiré.

—Está bien —respondió.

—Bueno, hoy en clase de Literatura, me senté juntó ella y pude notar que en su muñeca había una capa de maquillaje y bajo de esta había cicatrices —dije casi en susurro.

—¡Debo de decirle a Ashton que Ali se hace daño! —empezó a gritar como loco.

—Te dije que no le podías decir nada a Ashton —le tape la boca.

—Necesita que alguien la ayude —suspiró cansado.

•••

Odiaba tanto esta clase, no sólo porqué la señorita Frank hablará durante toda la clase acerca de sus desilusiones en el amor, era porqué tenía que soportar las burlas de la odiosa Frida. ¿Por qué disfrutaba tanto hacerme sentir mal? Trataba de ser fuerte, aquello se me hacía bastante complicado, era una persona débil. Lo único que podía hacer era esconder mi rostro en mi libreta y llorar en silencio mientras todos se reían de mí. Necesitaba cortarme, lo necesito.

Le pedí permiso a la señorita Frank para ir al tocador. Me dirigí hacía el tocador, dejando que las lágrimas cayeran suavemente en mi rostro. Me miré al espejo, veía a una mierda en él. Saqué una navaja de un bolso pequeño de la mochila, comencé a pasarla delicadamente sobre mi muñeca, la sangre no tardó en salir. Recordé que no traía una chaqueta con cuál esconder mis cortadas, ¡Enhorabuena! En mi casillero había una chaqueta. Salí del tocador, sequé mis lágrimas y corrí a mi casillero, saqué mi chaqueta y me la coloqué.

¡A 34 grados estábamos! Nadie se pondría una chaqueta en estos momentos, pero yo debía hacerlo, además, tenía que tener una serie de respuestas inteligentes para todas las preguntas que me harían por esta estúpida chaqueta.

the only reason » l. h.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora