El dolor en mi pierna era cada vez más fuerte, las lágrimas ya no eran de dolor, sino de impotencia, habíamos llegado a la final de la Champions y no iba a poder jugarla.
Los médicos llegaron y me subieron a la camilla, rápidamente salieron del terreno de juego y me llevaron a la enfermería.
— Tendremos que hacerte unas radiografías, pero para eso tendrás que esperar a volver a Madrid, voy a comunicarle a los técnicos que nos iremos.— El enfermo cerró la puerta detrás de el dejándome sola en la sala.
Hundí la cara en la almohada de la camilla y comencé a llorar, en ese momento escuché el ruido de la puerta abrirse pero no tenía ganas de hablar con nadie en ese momento.
— Maria, tranquila.— Escuché tu voz susurrar mientras acariciabas mi espalda.
— Como voy a estar tranquila, he estado trabajando muy duro para llegar aquí y me voy a perder la final.— Dije sollozando.
— No merece la pena estar así, te encanta lo que haces y eres muy buena en ello, solo por eso puedo asegurarte que esta no será tu última final de Champions.— Las lágrimas ya habían cesado pero todavía salían sollozos involuntarios.— Tranquilizate, se que ahora te sientes impotente pero no puedes dejar que esto te afecte.
Pasaron como 10 minutos en los que estuviste reconfortandome y acariciando mi edpalda.
— Oli, gracias por venir a verme al partido aunque no haya podido jugar y por estar aquí conmigo.— Me senté en la camilla apoyando la espalda en la pared y con la pierna afectada estirada.
— No las des, eres mi mejor amiga y al igual que tu no fallas en ningún partido yo no podía faltar hoy.
Ambos sonreímos mirándonos a los ojos, tenías aquel brillo que tanto te caracterizaba desde que eras pequeño
— Todo esto me recuerdo a cuando jugábamos juntos a fútbol en el jardín de mi casa y siempre había alguno que acababa adolorido.– Dijiste sin borrador tu sonrisa.
— Cada vez que nos hacíamos daño nos intentábamos curar solos para que nuestras madres no nos regañaran por ser tan burros.
— Era como sí cada vez que besabas mis heridas dejaran de doler, no sabes lo mucho que me gustabas.— No pude evitar sonrojarme ante tu comentario, si mi yo de 8 años se hubiera enterado de esto antes, se hubiera vuelto loca.— Y tampoco sabes lo mucho que me sigues gustando.
Esa confesión me pilló totalmente desprevenida, mi corazón comenzó a latir con fuerza cada vez más mientras te ibas acercando, sentía miedo y a la vez estaba eufórica, nada más que tus labios rozaron los míos todo pensamiento desapareció, eran tantas las veces que había soñado con ese momento que todavía no estaba segura de si esto no era uno de ellos.
Chuto el balón con más precisión que fuerza, miro esperanzada como el balón vuela por encima de la barrera, justo cuando toca la red la arbitro pita el final del partido y corro para celebrar el gol que nos da la victoria mientras te busco en la grada y te señalo, sin ti no habría llegado hasta aquí.
Al acabar las celebraciones te vi bajar al campo y me acerqué a ti con una sonrisa que podría deslumbrar a un ciego.
— Te dije que esa no sería tu última final de Champions.— Susurraste.
Siento tardar tanto de verdad pero estoy de vacaciones e intento disfrutarlas al máximo, he cerrado los pedidos hasta que acabe todos los que tengo pendientes.
Espero que te guste mariaatorres10