×Dollhouse× (Germán Garmendia y Tú)

17.

-Te voy a dar la casa de muñecas –le digo a German. 

-¿Que vas a hacer que?

Era muy temprano por la mañana, Germán y yo estábamos dentro de mi habitación, más específicamente en mi cama. Talvez lo de anoche no fue lo más inteligente, deje que el momento ganara lo mejor de mi, pero de alguna manera no me arrepiento de ello. 

¿Solo se vive una vez? 

Si ________, esa es una buena excusa

-Ya me escuchaste, te voy a dar la casa de muñecas.

-... –me voltea a ver serio– _________, no creas que hice esto, solo para convencerte. Creeme cuando te digo que no tenía planeado para nada que íbamos a...-  

Le aviento una almohada con fuerzas a la cara para que se callara. No puedo creer que fue esa misma fuerza que hizo que el callera al piso, en vez de ayudarlo, me estada riendo de el.

-¡Ow! ¿Desde cuándo eres tan fuerte? –se queja levantándose del piso y sobándose la espalda  

-Tengo varios talentos escondidos –volví a la conversación anterior– ¡Y no seas tonto! Se que no lo hiciste por eso. Solo que... no lo se. Te pertenece a ti, sería lo mas justo. ¿No crees?

-Claro...–seguía inseguro si lo decia genuinamente, pero de verdad lo estaba haciendo sinceramente, no se porque no lo entiende

Tardamos algún tiempo de verdad levantarnos, nos gustaba tanto estar en la comodidad del otro que no queríamos movernos para nada. Después de mucho esfuerzo, logramos levantarnos y vestirnos. Antes de salir de la habitación, inspeccione el pasillo para asegurarme de que nadie nos viera, me aterraba ese hecho. No sé como lo hacía mi papá...

Le hice una señal a Germán con la mano, el estaba esperando detrás de la puerta entreabierta. Al salir, lo tome de la mano guiandolo hasta el final del pasillo, ahí colgando del techo había una cuerda, al jalarlo aparecían unas escaleras las cuales llegan al techo. 

Los dos estando allí arriba, a mi era una cosa de todos los días, pero a Germán le intrigaba mucho. El ático es como cualquier otro, no entiendo su interés, cientos de cajas, adornos para festividades, ropa vieja...todo cubierto con una capa de polvo. 

-Pareces un niño que le acaban de dar un juguete nuevo –me burlé– ¿Jamás has estado en un ático antes? 

-... –sacude la cabeza divertido– Si, he estado en un ático antes, pero siempre que estoy en uno no puedo evitar pensar que todas estas cosas, por más inútiles que parezcan, son algún recuerdo de la vida de alguien y quien decidió guardarlos aquí donde nadie lo pueda ver. –sacude los hombros– No sé, no me hagas mucho caso, solo es un pensamiento estúpido que siempre tengo

Pensaba responderle algo, pero ¿Que había que responder? Se puede decir que lo ignore, lo cual me hizo sentir un poco mal, no era algo estúpido, para ser honesta nunca lo había visto así aún después de años viniendo aquí. Me salí de mis pensamientos, tenía que recordar a qué venimos aquí, hicimos nuestro camino hasta una de las esquinas del ático. Ahí es donde tenia todas mis muñecas en una caja, estaba bastante llena de ellas, había estado coleccionandolos desde que era niña y allí a un lado, la casa de muñecas.

-Bueno...allí está. –dije apuntando a la casa

-Aja, así parece ser. –se acercó un poco más a ella, a punto de tomarla– ¿Segura de esto? De verdad y no me importa, te la puedes quedar, según lo que entiendo es algo importante para ti ¿No?

-Si, era mi manera de soportar o de alguna manera suprimir lo que pasaba en mi vida. Ya sabes, si tuve un mal día, vendría aquí donde nadie me ve y solo jugaba con mis muñecas, pretendiendo que una de ellas era yo y su vida no era tan mala, porque yo controlaba lo que pasaba. –eso salió más profundo de lo que tenía intencionado– Es algo inmaduro ¿No crees?    

-Para nada. –simplemente respondió

-Entonces...¿Ahora que pasa desde aquí en adelante? –me daba miedo solo preguntar, siempre me da miedo cuando se trata del futuro 

-... –se muerde el labio nervioso– Pues tengo que escucharlo de ti...pero estoy dispuesto a que haya algo entre nosotros

Creo que a este punto, no podemos negar que había más que algo. Pero en cuanto dijo nosotros, supe que lo nuestro no era, ni nunca sera un 'amor a primera vista'. Pero de alguna manera, no saldríamos de la vida del otro muy pronto.

-Eso me gustaría. 

Los dos sonreímos como tontos.

(. . .) 

-¿Te veo mañana? 

-Aquí estaré. –respondió sonriente

Vi como se alejaba lentamente, parecía como si no se quisiera ir, pero al final tuvo que hacerlo.

Cerré la puerta detrás mía, quedando recargada en él y llevando mi mano a mi corazón, ¿Todo esto de verdad estaba pasando? Wow. 

Ya era muy tarde en la noche, decidí pasar lo que me quedaba del día de mi cumpleaños en mi habitación repitiendo todos los sucesos horribles que eventualmente se convirtieron en un sueño del dia de hoy dentro de mi cabeza. Pasando por la habitación de mi hermano, vi que la puerta estaba entreabierta y alcance a escuchar una voz, supuse que era la de Brandon, pero poco después esa voz no era la única que se escuchaba, eran dos. Hablaban en una voz muy baja que no alcanzaba a entender lo que decían, me daba la tentación de asomarme para ver con quien estaba.

Terminé asomándome.

Mi hermano estaba con algún amigo, no lo reconocía, tal vez lo he visto un par de veces en la escuela. Ambos estaban sentados en la cama, al principio, estaban hablando, nada extraño. Pero después se puso...raro, se estaban mirando intensamente a los ojos, se estaban acercando cada vez más y eventualmente para besarse. 

Mis manos instintivamente llegaron a mi boca, pero no sin antes soltar un jadeo.

Ellos me escucharon, voltearon a donde provenía el sonido para verme a mi. Mi hermano corrió hacia mi, dejando al otro chico atrás, me tomó del brazo llevándome a mi habitación y encerrandonos ambos. Yo seguía en shock, trate de razonarlo, ¿Talvez era una apuesta que debían de hacer?    

-Tu. –dijo Brandon de manera acusante– No hablaremos de nada de lo que viste esta noche NADA. ¿Entendiste? 

-Prometo no decir nada pero, ¿Me puedes dar un poco de contexto? Estoy segura que no quieres dejar que saque mis propias conclusiones, porque por el momento, estoy pensando que eres...

-¡No digas la palabra! –me interrumpe– No lo digas.  

-Brandon no tiene nada de malo. Está bien ¿Lo sabes? –lo reaseguro  

-Se que está bien.

-Entonces...¿Quieres hablar de esto? Sabes, estoy para escucharte, no te voy a juzgar.

-Prometo platicarte todo, pero hoy no, pero eso si, con una condición; Nunca le digas a mamá –murmuró con cierto temor

-Ella es nuestra mamá, entiendo que talvez tengas miedo, no creo que sea nada fácil admitir quién eres verdaderamente, pero ella te quiere.

-No estoy tan seguro de eso ____________. De verdad no has visto lo mismo que yo, después de lo que pasó con papá...solamente lo diré, mamá ha perdido la cabeza, se ha vuelto loca, sin exagerar. 

-¿Porque dices eso? ¿Que has visto?

-Bueno, no se si sea cien por ciento verdad, pero creo firmemente que mi mamá empezó a usar cosas más fuertes que el alcohol 

-¿Que? ¿Drogas? –musite 

-...–asintió– Eso, más su extrema agresividad, de verdad temo por mi vida. –me toma de los hombros con mucha agresividad, mirandome a los ojos con miedo– ¡Prometeme __________, no le dirás nada a mamá!

-... –seguía pensando que era un poco exagerado, ¿El cree que mi mamá lo va a matar? ¿Por esto? No le haría eso a sus hijos. Pero no quería que Brandon no se sintiera a salvo en su propia casa o en nadie en quien confiar– Lo prometo.