Sintió los ojos pesados. Pensó que moriría, pero al parecer, Dios aún lo quiere torturar más. Deseaba haber muerto bajó la lluvia.
Abrió sus ojos con pesadez, y lo que vio fue un techo de madera que parecía tener manchas de hongos, sentía sus ropas secas al igual que su cabello, trató de mover su mano derecha pero estaba atada a la superficie en donde reposaba su cuerpo, intentó con la izquierda y lo mismo. Levantó la cabeza y miró a un hombre parado de espaldas que fumaba un cigarrillo con bastante tranquilidad mientras, parecía, mirar afuera por la única ventana que había en la habitación.
Observó el cuarto en donde se encontraba, las paredes tenían manchas de humedad y algunas grietas, tenía la ventana por la cual se podía ver el cielo aún nublado, pero sin lluvia, y al lado, estaba el señor. Había un cuadro de un cuervo negro de ojos rojos, que volaba bajó un techo, raramente el cuervo estaba encadenado, esa imagen le provocó cierta tristeza, se identificó con el cuervo. Después de admirar la habitación, revisó su cuerpo, y encontró que no utilizaba la ropa que tenía cuando agonizó en la calle, llevaba puesto algo más acogedor y suave, de color negro.
- Despertaste - dirigió su vista al señor, quien seguía mirando por la ventana.
No dijo palabra, solo se dedicó a ver que hacía el adulto, vio como tiró el cigarrillo por la ventana, para después cerrarla con cuidado, poniendo un seguro en ella. Luego, le miró con sus ojos oscuros e intimidantes, sin ninguna expresión. El niño no pudo evitar sentirse algo intimidado, pero no demostró emoción alguna.
Contempló la cara de aquel hombre de cabello negro, no era demasiado alto, y se veía joven a como lo tenía pensado, en su boca llevaba un piercing, vestía una chaqueta negra, con una camisa gris y jeans rotos, pudo apreciar un collar con un cuervo en su cuello.
- Veo que eres bastante calmado - habló con voz serena- Te he salvado la vida, mocoso - añadió con una sonrisa maliciosa - Así que me debes tu vida ahora - el niño lo miró con confusión, él no quería que nadie lo salvará, no le debía nada - Sé que querías morir, pero verás que le daré un nuevo provecho a una vida tan joven como la tuya - dijo mientras se acercaba al niño, quien le miraba con curiosidad - Te enseñaré a ser como yo - liberó las manos del niño, mirándolo con ojos amenazantes.
El niño analizó las posibilidades de escapar, pero al mirar los ojos del hombre, decidió que debía esperar un poco más para intentar algo. Esos ojos le transmitían un feo sentimiento, como si su vida de verdad dependiera del hombre que tenía enfrente, esos ojos que eran un abismo que lo sumían en un mundo de crueldad.
- Te he estado vigilando desde hace meses, sé cuanto has sufrido - comentó, viendo como el niño bajaba la mirada - Perder tu hogar de esa manera debió ser horrible, pero has aprendido lo cruel que pueden llegar a ser las personas. Yo también lo aprendí por las malas, y ahora, quiero enseñarte a ser como yo, para que puedas matar a esas personas que arruinaron tu vida - el joven notó al niño apretar los puños.
En un movimiento desesperado, el niño se levantó con rapidez y corrió hacía la puerta, pero el joven reaccionó y le pescó de la cintura, lanzándolo hacía la cama.
- No puedes huir, esas personas que te hicieron daño te buscarán para matarte - aseguró- Te brindaré refugio, comida y seguridad, tu solo debes obedecerme y llegarás a ser como yo.
- ¿Cómo es usted? - habló por primera vez.
- Yo soy un asesino - contestó con su mirada oscura - Puedes aprender a ser uno.
El niño le analizó cuidadosamente, y antes de que el joven reaccionará, le niño le había enredado la sabana de la cama en su cabeza, para después empujarlo y cuando el mayor cayó al suelo, el niño se dirigió a la puerta, pero al oír pasos, prefirió la ventana.
Quitó el seguro con facilidad y la abrió, al hacerlo sintió el aire helado chocar contra su cuerpo, sin pensarlo dos veces se deslizó por el tejado de aquel refugio, y encontró una zona de bosque tenebrosa. No estaban en la ciudad como él había pensado, algo perdido comenzó a correr hacía adelante, pero en un abrir y cerrar de ojos, se encontró a sí mismo siendo rodeado por otros hombres. Prohibiéndole el paso.
- Fuiste inteligente al usar la sabana, pero te dije que no podrías huir - apareció el mismo joven de antes - Te unirás por las buenas o por las malas, tu eliges. - sentenció con firmeza, el niño se le sostuvo la mirada unos minutos, para después bajar la cabeza y pronunciar un "Me uno", provocando una sonrisa en el mayor- Buena elección - contestó el joven- Me presentaré, soy Yoongi, líder de esta unidad.
Yoongi se acercó al niño con una ligera sonrisa, que no duró mucho en ese rostro, los demás, al parecer igual de jóvenes que el líder, solo se dedicaron a observar al que sería su nuevo compañero.
El niño miraba a los jóvenes, él se convertiría en uno de ellos, todos vestían ropas negras que parecían militares, y su cabellera era negra, todos llevaban consigo una pulsera que tenía un cuervo en ella. Como el collar de Yoongi.
- ¡Chicos! Él es nuestro nuevo recluta, le enseñaremos a ser uno de nosotros - habló el líder mientras posaba una mano en el hombro del niño, para luego ponerse a la altura del menor, y agarrar su muñeca, el niño le miró curioso y observó como Yoongi le colocaba una pulsera similar a la del resto. - Esta es la prueba, de que perteneces a este equipo - comentó el líder con cara seria, viendo al menor admirar la pulsera- Ahora presentante, mocoso- le dijo con ánimo.
No tenía de otra, no podría escapar de ese lugar ni aunque tuviera súper velocidad, todos los jóvenes eran asesinos, y posiblemente acabarían con él en cuanto tratará de huir. Pero, es que tampoco era como si tuviera a donde ir, o que alguien estuviera preocupado por él. No volvería a las sucias y frías calles de Seúl, no lo haría, no volvería a ese infierno. Si tenía la oportunidad de vengar la muerte de sus padres, lo haría, era lo menos que podía hacer.
- Tengo 8 años, y me llamo Jung Hoseok.
ESTÁS LEYENDO
Lo siento [Vhope]
FanfictionLa vida de Hoseok consistió en entrenar para ese momento, pero a solo días de lograrlo comenzó a dudar. Ese chico lo cambió en tan pocos días, y eso lo asustaba. "- Lo siento... Yo también te amo" ********************** * Prólogo + 10 capítulos + Ep...