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Salió temprano del refugio, y se dirigió a la heladería donde había quedado con Tae el día anterior, tenía planeado todo para que su corazón no sufriera tanto, aunque estaba casi seguro que eso sería imposible.

Al llegar a su destino, tomo asiento y esperó pacientemente por Tae. Aunque fueran las 8 am, Hoseok esperaría hasta las 3 pm. Nunca se había sentido menos preparado en su vida, Hoseok siempre había sido un chico con determinación, seguridad y gran confianza en sus habilidades. Pero en estos momentos, podía sentir lo frágil que estaba, como sus ganas de llevar a Tae lejos de todo podrían dominarlo en cualquier momento. Su estomago dolía, sentía los nervios, sentía culpa, quería gritar de desesperación y golpear todo a su alrededor.

No supo cuando dos manos taparon su vista, hace unas semanas se hubiera asustado y reaccionado con algún movimiento brusco, pero ahora solo con ese ligero toque pudo reconocer aquellas manos suaves, dejó escapar una sonrisa para después mover sus brazos y atrapar el cuerpo de aquella persona. 

- TaeTae - canturreo mientras escuchaba la bella risa de su acompañante, quien quitó sus manos y  le dio un abrazo por su cuello, dejando su cabeza arriba de la de Hoseok.

- ¿Cómo supiste que era yo? - preguntó con curiosidad, a la vez que Hoseok se despegaba de él, y se ponía de pie para abrazarlo apropiadamente, sorprendiendo a Taehyung.

- Te reconocería en todas partes - dijo antes de terminar el abrazo, y ambos se sentaron juntos, sonriendose. 

Hoseok ya le había comentado de su escapada de esta noche, y por esa misma razón, Taehyung tenía una mochila colgada del hombro, en donde llevaba un cambio de ropa y su pijama. No quería que llegara la noche de mañana, pues para ese entonces, Taehyung ya no debería tener vida.

Aquel secreto que estaba cargando le estaba pesando demasiado.

Habían comido entre risas y bellas palabras dirigidas de Hoseok a Tae, le halagaba y al mayor le encantaba poner nervioso al quinceañero. Un Taehyung nervioso y sonrojado era una obra de arte ante los ojos del asesino. 

- Una vez tuve un cachorro, le puse Yeontan, y fue el mejor compañero que tuve - soltó Taehyung, mientras ambos caminaban por las calles de Seúl, Taehyung tenía sujetada la mano de Hoseok, y el mayor le daba ligeras caricias - Cuando murió, pensé que todo se volvería gris, lloraba cada que lo recordaba, y mi padre siempre me abrazaba, diciendo que Tannie me cuidaría desde el cielo - Hoseok podía ver como Tae mordía su labio, y bajaba la mirada - Un día le dije a Tannie que necesitaba una nueva luz en mi vida, porque solo veía oscuridad, y... ¿te digo algo curioso? - levantó su mirada, y vio con esos bellos ojos brillantes a su compañero pelinegro, quien asintió con intriga - Al día siguiente te conocí - una sonrisa se formó en la cara de Taehyung - Eres mi luz, Hoseok, y no te quiero perder. 

Y sin más, Taehyung, con sus mejillas rosas, y ojos cristalinos, se colocó de puntitas, y besó a Hoseok. 

Un beso inocente, el primero beso de ambos, el atardecer siendo testigo de aquella promesa secreta que solo ellos dos comprendían. Hoseok abrazó a Tae por la cintura, y el menor paso sus brazos por el cuello del mayor. Nunca había sentido unos labios tan suaves y dulces, eran tan adictivos, pero Hoseok sabía que no era momento de arruinar la inocencia del menor, para eso estaba la noche.

Al separarse, Hoseok recargó su frente en la del menor.

- Yo tampoco quiero perderte.

Tomaron un autobús que los dirigió a las afueras de Seúl, donde la naturaleza era hermosa, Hoseok había rentado una pequeña casa para dos personas, en la cual tenía planeado una de las mejores noches de su vida, incluso se atrevería a decir, que de también lo sería para Taehyung.

Lo siento [Vhope]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora