Capitulo 17.

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Hace siglos, más de los que la gente recuerda, una mujer recitó una profecía que nadie creía cierta. ¿Un arcángel y un humano, creando un ángel impuro? Imposible. La profeta decía que el mismo Dios se lo había dicho, e inmediatamente los cuatro arcángeles que por ahora existían fueron a hablar con Él. Dios les respondió sinceramente, como solo Dios podía hacerlo.

-Sí, es cierto.

Jofiel, Gabriel, Rafael y Miguel, inmediatamente preguntaron quien sería, Él solo les dijo que todavía no había llegado, que hasta que no hubiera siete arcángeles y seis aprendices, no habría ángel impuro.

Dios necesitaba otros tres arcángeles, ángeles con dones de todo el cielo acudieron a su llamada, ese día dos fueron elegidos. Zadkiel, él era la muerte, podía ver las almas por lo que Dios le encomendó la tarea de llevarlas al cielo o al infierno. Y Uriel, él podía manejar la naturaleza a su antojo y Dios le mandó controlar el clima.

Siglos después Dios sintió como uno de sus arcángeles pasaba demasiado tiempo entre los humanos y supo que él sería quien engendraría al ángel impuro. Así que eligió al último, Samuel.

Uno de los siete aprendices empezó a caer después de un error y ese mismo año, quedando solo seis, el ángel impuro nació y su padre pasó al mando de los arcángeles abandonando a su familia.

Ella será un ángel impuro, porque no lo será de nacimiento, pero a la vez será el más puro, porque su bondad era comparable a la del arcángel más puro y bondadoso, Gabriel.

Ella será la elegida del cielo para al fin acabar con el rencor de los ángeles caídos, ella, los serenará. Ella será el octavo arcángel, su signo será el arpa porque podrá serenar hasta al más inquieto y ella velará por los pobres inocentes a los que la conciencia los inquiete para poder serenarlos y que puedan volver a dormir. Ella será el arcángel de la paz.”

Harry cerró el enorme y pesado libro y yo caí en la silla con la mirada perdida, demasiada información para procesar.

Louis, a mi lado, pasó un brazo por mis hombros y yo lo abracé enterrando la cara en su pecho.

No le había perdonado todavía, pero ya estaba menos resentida. Harry había buscado a Louis para que nos llevase al cielo y pudiera leerme el libro del cielo, el cual iba escribiendo la historia del cielo, solo, sin nadie que escribiera, la información aparecía y ya está.

“¿Los ángeles no son puros?” murmuré.

“Los ángeles son humanos con una máscara de bondad, alas y una vida eterna. Nada más, Winter” respondió Harry cruzándose de brazos.

Suspiré.

“¿Seré un arcángel?” pregunté.

“Lo serás por decreto de Dios y del cielo, no importa que nacieras y no fueras creada” dijo Harry.

Salimos fuera de la biblioteca, mi padre nos sorprendió fuera con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

The Angel Smile. (Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora