Amanecía una vez más, como seguiría pasando hasta que el sol se volviera una gigante roja y engulliera a su sistema solar, había alguien viendo pensativo varios papeles, papeles relacionados solamente a la familia Beamound, ese alguien era el menor de los hermanos de cabello cenizo, Skinny, su preocupación se debía sobre todo a lo acontecido en su ausencia hacia ya dos semanas, cuando el mastodonte sin pelo que tiene por hermano abusó de Lapislázuli.
Su preocupación oscilaba entre el estado mental de la chica (quien según sus nervios ya habría ido a poner una denuncia) y obviamente su hermano, quien se hallaba dormido en el suelo de aquella casona con la boca manchada de vomito y una pestilencia a alcohol que había obligado a Skinny a abrir todas las ventanas que le fuese posible para deshacerse de aquel hedor sofocante.
No sabía porque su hermano de repente se había vuelto alcohólico, ya que jamás había tenido un episodio así, era demasiado extraño, pero preguntarle sería lo mismo que preguntarle a la pared, porque Skinny no lograba verlo sobrio, y ebrio solamente causaba destrozos por doquier.
Siguió buscando entre papeles y papeles, buscando algo que ayudase a su hermano.
Aquel hermano al que ya no reconocía.
...
La de ojos verdes se hallaba cabeceando en la barra de su casa, un vaso de cristal bailaba entre sus manos y varios murmullos ininteligibles se escuchaban escapar de la rubia, quien se lamentaba como un borracho que ha pasado mil y un penas.
Sirvió con dificultad más alcohol en su vaso, para luego empezar a beberlo poco a poco, su garganta se sentía rasposa y su cabeza le daba vueltas.
La razón de haber querido beber fue que quería simplemente un pequeño vasito para luego irse a dormir, pero ese pequeño vasito se convirtió en un vaso, ese vaso en dos vasos y cuando menos se dio cuenta media botella estaba vacía y ya no sabía que demonios hacia.
La tambaleante Peridot se levantó y camino a trompicones hasta la puerta, en la cual se apoyó para no caer ante el mareo que le había dado el caminar en ese estado, y luego de cuestionarse tres veces como demonios se abría la puerta y fallar estrepitosamente decidió dar la vuelta y empezar a caminar como cualquier persona en ese estado de ebriedad podía, tropezandose con los sillones y pidiendo disculpas al "señor perchero" por toparse con el.
...
Cuando Lapislázuli bajó se encontró un desastre en la sala, viendo perpleja como todo estaba patas arriba y preguntandose que huracán había pasado por la casa de la rubia (quien le brindaba asilo temporal en su casa gracias al embarazo de Lapislázuli).
—¿Qué mierda pasó aquí?— la voz le salió tan aguda por la sorpresa que cualquiera habría jurado que lo decía una actriz de película de horror o una ardilla.
Caminó entre el desastre, viendo con sorpresa todo, viendo que también había un desastre en la cocina. No había rastro alguno de la rubia, lo cual preocupó a Lapislázuli, temiendo que otra pelea se hubiese desarrollado mientras ella dormia como la piedra que era.
—¡Auxilio!— se escuchó como un eco en la casa, alertando a la de cabellos azules, quien buscaba con la mirada alguna señal de la rubia.
—¡Peridot! ¿¡Dónde estás!?— el grito de Lazuli resonó en la casa, si la rubia estaba en problemas gracias a la ley del talion iba a ayudarle.
—¡No se! ¡Esta muy oscuro y hay algo peludo e inerte aquí!— su voz se escuchaba extraña, pero eso no le importaba ahora a la de cabello azul, tenía miedo de que algo le hubiese pasado a la rubia y que la mantuvieran ahí por algo.
—Tranquila, hay que ver donde estas primero— y para la de cabello azul fue una grata sorpresa ver al corgi rascando en una puerta de la casa, corrió ahí para abrir, esperando que fuese la puerta de un sótano o alguna habitación accesible únicamente a los dueños de la casa, pero no, la rubia estaba hecha bolita en el piso de lo que parecía un pequeño armario de limpieza mientras abrazaba a un trapeador.
La morena estaba estupefacta, puso los ojos en blanco al ver como la rubia se sentaba en el piso, parecía un adorable perrito ebrio, un adorable perrito ebrio al que Lapislázuli quería patear hasta el cansancio por el susto que le había propinado.
—Peridot, ¿Qué diantres haces ahí?— preguntó la morena enarcando una ceja.
—Buscaba como regresar a la cocina, pero me perdí— la mirada que hacía la de cabellos dorados era de total confusión que se mezclaba con desasosiego.
—Estas ebria— afirmó Lapislázuli viendo con cierto asco a Peridot.
—Solo un poquito— bajó la cabeza con sumisión, haciendo que las ganas de golpearla fuesen más bajas.
—¿Porque bebiste?— preguntó la de cabellos azules agachandose a ver a la rubia.
—Planeaba beber sólo un vasito... me pasé de la media botella— dijo la más baja en tono oprimido.
—Te pregunte el porque, no que había pasado— indicó con obviedad la morena.
—No te voy a decir— la rubia hizo puchero negando.
—Peridot, dime— insistió Lapislázuli.
—¡No!— nuevamente negó la chica.
—Dimelo— ordenó la de cabello azul.
—No te lo diré— la chica se fue gateando, o lo intentó ya que la de cabellos azules no la dejó salir de ahí.
—Dime o no te dejo salir— y sus palabras fueron ignoradas por la rubia, que se quedó dormida ahí, molestando enormemente a la morena, quien simplemente volvió a cerrar la puerta del armario, dejando a la rubia dentro de el.
...
—¡PERIDOT! ¡ABRE LA PUERTA!— los golpes dados a la puerta alertaron a la de cabello azules, quien empezó a temblar y tuvo un mareo enorme —¡ABRE ESA MALDITA PUERTA NERD!— los golpes furiosos seguían sonando mientras que Lazuli quería llorar y vomitar al mismo tiempo, sin lograr llegar al baño, vaciando su estómago en el piso, Peridot seguía dentro del armario, durmiendo.
—Mierda mierda mierda— la morena sentía su boca pastosa y llena de ácido estomacal junto con grumos amargos, cosa que la asqueó enormemente, no quería abrir, quería que la tierra se la tragase, no soportaba la idea de seguir ahí.
—¡QUE HABRAS PERRA CON PELOS DE ESCOBA! ¡TU Y YO TENEMOS COSAS QUE ARREGLAR!— los gritos taladraban los oídos de Lapislázuli, quien simplemente empezó a llorar con fuerza, igual que un condenado a muerte.
—Carajo— musito la morena antes de volver a vaciar su estómago en el piso para luego ponerse en posición fetal a llorar, el aire empezaba a faltarle.
—¡PERIDOT! ¡ABRE LA PUÑETERA PUERTA ANTES DE QUE YO LA ABRA!— se escuchó casi en un rugido, los golpes en la puerta eran cada vez más potentes, y cualquiera creería que la puerta iba a ceder ante los golpes.
—VETE A LA MIERDA— la rubia había despertado, y al parecer tenía mejor humor del esperado, pues su voz oscilaba entre la diversión y la burla.
—¡GREEN! ¡ABRE LA PUTA PUERTA!—
—NO SOY ESTÚPIDA, ASI QUE VETE AL DEMONIO— se escuchó gritar a la rubia, a Lapislázuli la situación le hubiese parecido divertida en otra ocasión, pero ahora simplemente estaba al borde de un ataque de ansiedad, así que no había muchas cosas que hallase agradables.
—¡YA!— y se escuchó un cristal quebrarse.
Peridot se estremeció.
Y Lapislázuli simplemente se encogió por el miedo entre sollozos desesperados.
Miedo de lo que pudiera pasar.
Miedo de la mole que estaba intentando entrar a la casa.
Miedo a lo que le pudiese ocurrir a Peridot.
Miedo a Jasper.
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Los Rescatistas (Terminada)
FanfictionLos prostíbulos son ilegales ¿No es así? La trata de personas es ilegal ¿Me equivoco? El sexo sin consentimiento es violación... ¿Cierto? Los héroes no visitan prostíbulos, no ayudan a la trata de personas y definitivamente no tienen relaciones sex...