XVI

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Cuando Lapislázuli abrió los ojos la luz del sol apenas se mostraba, no sabía la hora, pero aproximadamente serían las 6:30 am, hacia calor, y veía todo semi borroso gracias a que había dormido "poco tiempo".

Sintió algo junto a ella, un pequeño bulto que olía a canela y limón, y que ciertamente despedía mucho calor corporal, Lapislázuli se acercó a la rubia que se hallaba de espaldas a ella e inhalo con cierta fuerza, tenía la certeza de que la rubia seguía dormida, y digo tenía porque Peridot rompió esa certeza.

—Lazuli, por más que te sea satisfactorio esnifar cocaina yo todavía no soy polvo, así que agradecería que tratases de esnifarme cuando ya sea polvo— y a pesar de lo burlonas que se escuchasen sus palabras la rubia tenía el rostro pintado de colores.

—Perdona dorito, creí que dormías— la de cabellos dorados sonrió.

—Solo deja de esnifarme de sorpresa— la rubia se levantó y salió del lugar, haciéndole una seña a Lapislázuli para que la imitase.

Cuando Lapislázuli estuvo con Peridot contempló el amanecer, aquel amanecer que jugaba con los colores del cielo, pero lo más sorpresivo fue que podía oír el mar, no lo veía, sólo lo escuchaba mientras veía el sol salir entre un par de montañas a la distancia.

—Esto es hermoso Dotty— admitió la chica admirando el paisaje, le parecía un buen lugar para estar en paz, y no sentía la opresión que había sentido en la casa de la rubia.

—Lo se, un paisaje relajante, solía "vivir" aquí luego de lo de... Mi pierna— no deseaba decir la palabra "violación" o algún derivado, era algo obvio.

—¿Vivias en un taller? Pensé que al ser rica tendrías una casa de playa o algo así para relajarte— dijo la de cabellos azules sin quitar su vista del amanecer.

—Si tenemos casa en la playa, pero esa está en Ocean City, ahora mismo estamos en Beach City— los ojos de Lapis se abrieron desmesuradamente.

—¿Estamos en Beach City?— la incredulidad se hizo presente en su voz, lo cual hizo reír a la rubia.

—Si Lazuli, Beach City, ya sabes, la ciudad que tiene las playas más calmadas y que es realmente pacífica— Lapislázuli se contuvo de dar pequeños brinquitos de la emoción.

—Creci aquí— la rubia se sorprendió con las palabras de Lapis, era realmente sorprendente.

—¿Quieres ir a visitar tu antiguo hogar?— preguntó la rubia.

—¡Claro que quiero!— la rubia iba a hacer un comentario burlón, pero el estómago de la peliazul interrumpió, haciendo que ambas se quedasen calladas.

—Primero iremos por algo de desayunar, de otro modo el león que tienes ahí saldrá y me hará su cena— comentó con burla la rubia.

—Esta bien— asintió la de cabellos azules con las mejillas cubiertas de rosa por la vergüenza.

—Y que quier…—

—¡Algo dulce y café!— la de cabellos dorados rió nuevamente ante la interrupción de la chica —¡Y hay que ir a un lugar que visitaba hace tiempo!— Peridot rodó los ojos divertida, realmente iba a ser algo divertido estar con Lapislázuli.

—Sube al auto Lazuli— pero al parecer lo decía al aire porque la chica ya estaba dentro del auto y con el cinturón puesto.

...

La rubia veía boquiabierto como Lapislázuli había ordenado su tercera orden, siendo esta vez una rosquilla grande y un café grande, al parecer su hambre era de días, porque había arrasado ya con las galletas león que había pedido y también con una dona rellena de jalea de zarzamora, mientras que Peridot seguía comiendo su dona de chocolate y su café chico.

Los Rescatistas (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora