Los Rescatistas (Terminada)

XXXIII

Una joven pelirroja se encontraba viendo la TV en su día libre, cuando de repente escuchó un golpe seco en el pequeño corredor que daba a la puerta de su apartamento, se levantó a revisar que pasaba, no sin antes tomar un viejo bate de béisbol perteneciente a su hermana.

Casi suelta un grito al ver que Emerald estaba en la puerta de su apartamento... bueno, sobre la puerta del apartamento.

-¿¡Donde está Amatista!?- Carnelian se quedó callada ante la pregunta agresiva de Emerald, no se creía lo que estaba pasando, de verdad que no lo hacía, porque su puerta estaba en el suelo y Emerald le estaba apuntando con un arma.

Justo cuando iba a responder un bostezo y un chica regordeta interrumpieron.

-¿Qué es todo este ruido? Carnelian, si tu y Skinny quieren tener una noche loca que no sea...- guardó silencio al ver a Emerald y a su hermana, quienes la veían de mala manera, pero lo que la hizo palidecer fue el arma que pasó de apuntarle a su hermana a apuntarle a ella.

-Te tengo bastarda- la sonrisa que se formó en el rostro de Emerald delataba su victoria, Amatista iba a empezar a correr, pero un disparo al suelo la hizo detenerse -Ni lo pienses maldita-

-Emerald, cálmate- la de ojos rojos trataba de tranquilizar el asunto, pero la mirada furiosa de aquel chico decía que no se iba a calmar, al menos no fácilmente.

-¿Qué me calme? ¿Sabes siquiera porque mierda estoy así?- Carnelian no comprendía que pasaba, y quería que alguien le explicara que demonios hacia aquel tipo adinerado en su casa con un arma apuntando a su hermana.

-¿Te estafó o algo parecido?- la de cabello lila se quedó callada, sus piernas se volvieron de gelatina y su cerebro había desaparecido, no sabía que hacer en ese momento, no sabía que demonios debía hacer, porque no estaba en una situación sencilla, no estábamos hablando de cualquier imbécil que la dejaría ir si se daba a la fuga, hablábamos de Emerald, una persona tan terca como el solo.

-¿Sabías que Peridot está desaparecida desde hace una semana?- la pelirroja abrió los ojos desmesuradamente, no podía creer que la pequeña rubia estuviera desaparecida, Skinny no le había dicho nada, tampoco Jasper, aunque a este hacia tiempo que no le veía.

-¿Desaparecida?- Emerald asintió y una sonrisa sarcástica se pintó en sus labios.

-¿Y sabías que curiosamente tu maldita hermana ayudó en el secuestro de Peri?- la de ojos rojos volteó a ver de golpe a su hermana, quien estaba pálida y con las piernas temblando, la habían descubierto a pesar de no haber dejado ni un maldito rastro, o eso creía.

-Amatista... tu...- la chica no podía formar ni una frase coherente, no importaba que, sabía que si Amatista sobrevivia a esto iría de igual modo a prisión, y esta vez no saldría de ahí.

-Ahora si me permites, me llevaré a esta perra y bueno... ten- Carnelian recibió confundida un fajo de billetes -es para que arregles la puerta- le hizo una seña a Amatista para que caminara fuera de ahí, y así lo hizo, antes de salir vio a su hermana, quiso encontrar compasión o algo parecido en su mirada, pero no, solo había una mirada de decepción, y eso hizo que se formará un nudo en la garganta de la morena.

Ambos salieron de ahí, y salieron de distintas formas, digo distintas porque la actitud de cada uno había cambiado, Emerald iba totalmente decidido, iba a encontrar a su amiga costase lo que costase.

Por otro lado Amatista iba cabizbaja, con la culpa acumulandose en su pecho, había arruinado todo, desde la vida de la rubia hasta su relación con su hermana, ya no tenía mucho por que vivir, no ahora que se estaba quedando completamente sola.