XIII

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Habían pasado ya dos semanas desde que Jasper golpeó a Lapislázuli y peleó con Peridot, dos semanas en que había tenido un yeso en el brazo y que la rubia no había podido salir de casa por tantos golpes que tenía en su pequeño cuerpo.

Skinny y Peridot trataron de convencer a Lapislázuli de que no volviera a casa de Jasper, pero hizo caso omiso a ambos, tenía la esperanza que fuese un suceso de una sola vez, y que el novio amoroso que había sido volviera.

Skinny veía con lástima como cada vez que Jasper bebía nuevas manchas oscuras aparecían en el cuerpo de la de ojos azules, quien se negaba a abandonar a la mole, después de la primera semana la excusa ya no era que no volvería a pasar, era que era cuestión de tiempo para que Jasper volviera a ser el mismo, cosa que no pasó, lo único que había cambiado de todo eso es que Lapislázuli salía cuando Jasper se quedaba dormido.

No salía con un amante, era demasiado obvio, la chica no tenía ojos para nadie más que Jasper, tampoco era con Emerald o Skinny, dado que Emerald tenía cierto rencor hacia la morena, mientras que el delgado ya casi no volvía a casa, pasando más tiempo con Carnelian, la persona que era visitada por la morena era nada más y nada menos que Peridot, dado a que la rubia había resultado ser de más ayuda de lo que la de ojos azules creía, dándole apoyo emocional y escuchandola con los problemas que tenía, y eso era una buena terapia para la morena, quien había empezado a buscar cada vez más seguido a Peridot para que está la ayudara.

Al inicio a Peridot no le molestó, porque sabía que en algún momento todos necesitan el apoyo de alguien para no caer y poder seguir adelante, le empezó a molestar cuando empezaron a pasar cosas "extrañas" con ella.

No me refiero a que le salió un pie extra o empezó a tener trastornos, sino a una mezcla de dopamina y otras hormonas que hacían que la rubia se pusiera nerviosa ante la presencia de la de cabello azul, siempre que la veía sentía su rostro calentarse, algunas veces se perdía en sus pensamientos mientras Lapis hablaba, y en los casos extremos sentía su rostro arder al ver la casi desconocida sonrisa de la morena, la chica que había empezado a robar su sueño, y eso de verdad aterrorizo a Peridot.

Tenía miedo primero que nada por su posición social, si algo pasaba entre Lazuli y ella entonces las burlas y las actitudes discriminatorias de varios caerían de nueva cuenta en su espalda, y la idea de ser llamada nuevamente Faggot, pédé, fascina, nezhenka o algo parecido no le era muy agradable a Peridot.

Segundo, su padre, un hombre que no dejaría que el respeto que había estado creando por años se le perdiera sólo por un romance de su hija, y que podría pagarle un tratamiento de electroshok para quitarle lo "rarita".

Y por último, pero no menos importante, estaba Jasper, aquella montaña que la había dejado en cama por todos los golpes que le dio a la rubia y que podría matarla en poco tiempo si le dieran la oportunidad y el estuviese tan ebrio como para hacerlo.

...

—¡DONDE ESTA MI COMIDA MUJER, MUERO DE HAMBRE!— la de cabellos azules se preparaba para los golpes de ese día, sabía que aunque hiciera las cosas bien Jasper buscaría alguna excusa para golpearle, no brutalmente como todos creerian, pero si lo suficientemente fuerte como para dejar marcas.

Ese día fue la excepción.

La de cabellos azules se sentía feliz, porque creía que probablemente Jasper estaba volviendo a ser el mismo novio amable y tierno que había conocido.

Grave error.

Luego de que Jasper cenara y viera la T.V. un buen rato la de cabellos azules esperaba a que se quedara dormido para ir con Peridot a darle la positiva noticia de que el albino estaba volviendo a ser como antes, pero no se quedó dormido, de hecho, se veía enérgico, cosa que confundió a la de cabellos azules.

Los Rescatistas (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora