Rocket Queen (Duff Mckagan, Victoria "Zoe" Cooper)

Capítulo 4.

Fuimos elegidas, al parecer todo lo que buscaban lo encontraban en nosotros, excepto una cosa, nuestro aspecto físico, dijeron que aunque somos muy atractivas y con un buen físico, necesitaban que llamaramos más la atención.

Íbamos de regreso al hotel, pensando en que podríamos hacer para complacer al que ahora sería nuestro jefe, Drake, así se llamaba, la verdad era joven, también simpático y carismático. Me quedé pensando en Drake hasta que Helena me hizo reaccionar.

-Hey, ¿pasa algo? - mirándome curiosa.

-Perdona, sólo pensaba en el bar y esas cosas.- respondí.

-Ya veo, bueno...¿qué te parece si nos tatuamos? - encogiendose de hombros.

- no, tampoco queremos algo tan radical. - puse los ojos en blanco ante su idea.- quizá...- trataba de pensar en algo pero nada venía a mi mente, hasta que pasamos frente a una peluquería, que a decir verdad  se veía bastante lujosa - cambiar nuestro cabello, todas las chicas del bar son rubias, y nosotras algo parecido, cambiando nuestro cabello llamaremos más la atención.

-Teñirnos el cabello, eso será interesante, me encanta la idea Vic.- tocándose el cabello y sonriendo.

Compramos todo lo necesario para la pequeña hazaña que realizariamos, Helena escogió un color aún desconocido para mí ya que dijo que quería que fuera sorpresa, pero como venganza tampoco deje que viera el color que elegí.

-¿Estás lista Vic? - pregunto desde el baño.

-¡Sal de una maldita vez! - llevaba esperando mucho, no aguantaba más.

-Bien, bien. - escuche que abrió la puerta.- ¡taraaan! -haciendo manos de Jazz.- ¿qué te parece? - escogió un tono rojizo, casi naranja, le quedaba magnífico contrastaba con esos ojos azules que ahora destacarian más.

-Bueno, te ves menos horripilante. - río ante mi comentario.- Te queda perfecto Helena.- dije aún mirando su cabello.

- Es tu turno Vic.- señalandome el baño, asentí y entre.
Llevaba puesto un gorrito y encima de éste una toalla, me quite las dos cosas y después lave mi cabello, lo seque con el pequeño secador de Helena y después me mire en el espejo, me encantaba el resultado, ese color negro destacaba mi blanca piel, mis ojos verdes y mis labios; me quedaba perfecto.

Salí del baño y sonreí al ver la cara de Helena, tenía la boca abierta y parecía que sus ojos fueran a desbordarse.

- Creo que debiste haber nacido con el cabello negro.- dijo aún asombrada.

- Te apoyo.- sonreí aún más.
Aquí empezaba mi cambio, aquí olvidaba todo lo que viví en Londres y en Seattle, aquí olvidaba los prejuicios con lo que crecí gracias mi madre y padre, desde este punto empezaría a vivir realmente; desaproveche 19 años de mi vida, no perdería un segundo más.