-¡Emily!- oí como gritaban mi nombre desde atrás. Niall al instante había deshecho nuestro agarre, y volvía a haber una distancia considerable entre ambos. Me entristeció ese gesto.
Me giré, y la sonrisa apareció de improviso cuando divisé a la persona.
-¡Álvaro!- exclamé mientras corría hacia él y le abrazaba fuertemente.
¿Cuánto hacía? ¿Días... semanas desde que lo había visto por última vez? Perdí la cuenta.
-¡Qué alegría verte! ¡Casi pensé que te habías vuelto a olvidar de mí!- exclamó llegando hacia donde Niall y yo nos encontrábamos.
-Tú y tus ideas locas- me acerqué y le di dos besos- ¿Y qué haces por aquí?
-No mucho- se encogió de hombros- Pasando el rato junto con los chicos- sabía a qué se refería. Bastantes tardes las había pasado de esa manera: "con los chicos"
Se trataba solo de una panda de cinco o seis chicos y chicas de aproximadamente mi edad, que hartos del horfanato y sus reglas, salían a divertirse por cualquier sitio.
-¿Te vienes? Hace mucho tiempo que no les ves- no sabía lo que hacer. Niall estaba conmigo, y aunque yo conociera a aquellas personas, él no.
-No sé...- miré a Niall interrogante, él todavía no había pronunciado palabra- ¿Qué dices?- pareció reaccionar ante mis palabras.
-Claro, vete con ellos, yo me iré a casa. No hay problema- se dio la vuelta mientras su cara se tornaba triste. Le cogí de la mano y le hice mirarme directamente.
-No, si yo voy, tú también- y sin soltar nuestro agarre, caminamos detrás de Álvaro, mientras este nos daba algo de conversación.
-¿Vosotros qué hacíais aquí?- nos preguntó. Solté una pequeña carcajada.
-Le debía algo a Niall- miré al rubio que se sonrojaba. ¿Por qué siempre lo hacía? Con las mejillas sonrosadas me era casi imposible dejar de mirarlo, le daba un toque más tierno a su rostro.
-¿El qué?- nos miró pícaramente. Rodé los ojos, siempre igual, estaba claro que mi amigo nunca iba a madurar. Al igual que Niall y los otros cuatro que me esperaban en casa.
-Anda sigue andado- le empujé levemente por la espalda. Sonrió divertido y se dio la vuelta.
-Aún no entiendo como puedes ser su amiga, es raro- me susurró Niall con una mueca mientras miraba extrañado a Álvaro.
-Mira quién fue a hablar, el que canta cuando se estresa...- enarqué una ceja, al instante el rubio bajó la mirada avergonzado.
-Así que me escuchaste...- reí ante su actitud- Pero yo no soy raro, soy especial- hizo morritos. Aguanté las ganas de apretujarle las mejillas como a un niño pequeño. Qué adorable que era.
-Y eso quién te lo ha dicho, ¿tu madre?- me reí en su cara, sabía que era cruel, pero venga ya... ¡Era Niall! Él nunca se tomaba nada en serio. Algo que, aunque yo lo negara, me atraía mucho.
-La duda ofende, ¡pues claro que me lo ha dicho ella! Todavía no tengo princesita...- puso ojos de corderito. "No lloraría, no lloraría...", me repetía una y otra vez.
Deseaba que esa "princesita" fuera yo, tal vez, algún día... ¡Vaya tonterías que pensaba! Estaba clarísimo que no, él era mi padre: pa-dre. Su reputación quedaría por los suelos, a parte de lo que podrían pensar sus fans... Esa era la peor parte.
-¡Hombre, Emily! ¡Cuánto tiempo!- exclamó Erik mientras se abalanzaba hacia mí y me daba repetidos golpes amistosos en la espalda. No me había dado cuenta de que ya habíamos llegado a donde "los chicos", iba tan distraída en mis pensamientos...
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Viviendo mi pesadilla
Fanfiction¿Que pasaria si, sin comerlo ni beberlo, te vieras sumergida en un mundo que no es el tuyo? Emily descubre esa sensación cuando en un intento de huida se encuentra con las personas más famosas del momento, aunque ella lo desconoce. Su vida cambia...