Capitulo 16

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-¡Emily!- oí como gritaban mi nombre desde atrás. Niall al instante había deshecho nuestro agarre, y volvía a haber una distancia considerable entre ambos. Me entristeció ese gesto.

Me giré, y la sonrisa apareció de improviso cuando divisé a la persona.

-¡Álvaro!- exclamé mientras corría hacia él y le abrazaba fuertemente.

¿Cuánto hacía? ¿Días... semanas desde que lo había visto por última vez? Perdí la cuenta.

-¡Qué alegría verte! ¡Casi pensé que te habías vuelto a olvidar de mí!- exclamó llegando hacia donde Niall y yo nos encontrábamos.

-Tú y tus ideas locas- me acerqué y le di dos besos- ¿Y qué haces por aquí?

-No mucho- se encogió de hombros- Pasando el rato junto con los chicos- sabía a qué se refería. Bastantes tardes las había pasado de esa manera: "con los chicos"

Se trataba solo de una panda de cinco o seis chicos y chicas de aproximadamente mi edad, que hartos del horfanato y sus reglas, salían a divertirse por cualquier sitio.

-¿Te vienes? Hace mucho tiempo que no les ves- no sabía lo que hacer. Niall estaba conmigo, y aunque yo conociera a aquellas personas, él no.

-No sé...- miré a Niall interrogante, él todavía no había pronunciado palabra- ¿Qué dices?- pareció reaccionar ante mis palabras.

-Claro, vete con ellos, yo me iré a casa. No hay problema- se dio la vuelta mientras su cara se tornaba triste. Le cogí de la mano y le hice mirarme directamente.

-No, si yo voy, tú también- y sin soltar nuestro agarre, caminamos detrás de Álvaro, mientras este nos daba algo de conversación.

-¿Vosotros qué hacíais aquí?- nos preguntó. Solté una pequeña carcajada.

-Le debía algo a Niall- miré al rubio que se sonrojaba. ¿Por qué siempre lo hacía? Con las mejillas sonrosadas me era casi imposible dejar de mirarlo, le daba un toque más tierno a su rostro.

-¿El qué?- nos miró pícaramente. Rodé los ojos, siempre igual, estaba claro que mi amigo nunca iba a madurar. Al igual que Niall y los otros cuatro que me esperaban en casa.

-Anda sigue andado- le empujé levemente por la espalda. Sonrió divertido y se dio la vuelta.

-Aún no entiendo como puedes ser su amiga, es raro- me susurró Niall con una mueca mientras miraba extrañado a Álvaro.

-Mira quién fue a hablar, el que canta cuando se estresa...- enarqué una ceja, al instante el rubio bajó la mirada avergonzado.

-Así que me escuchaste...- reí ante su actitud- Pero yo no soy raro, soy especial- hizo morritos. Aguanté las ganas de apretujarle las mejillas como a un niño pequeño. Qué adorable que era.

-Y eso quién te lo ha dicho, ¿tu madre?- me reí en su cara, sabía que era cruel, pero venga ya... ¡Era Niall! Él nunca se tomaba nada en serio. Algo que, aunque yo lo negara, me atraía mucho.

-La duda ofende, ¡pues claro que me lo ha dicho ella! Todavía no tengo princesita...- puso ojos de corderito. "No lloraría, no lloraría...", me repetía una y otra vez.

Deseaba que esa "princesita" fuera yo, tal vez, algún día... ¡Vaya tonterías que pensaba! Estaba clarísimo que no, él era mi padre: pa-dre. Su reputación quedaría por los suelos, a parte de lo que podrían pensar sus fans... Esa era la peor parte.

-¡Hombre, Emily! ¡Cuánto tiempo!- exclamó Erik mientras se abalanzaba hacia mí y me daba repetidos golpes amistosos en la espalda. No me había dado cuenta de que ya habíamos llegado a donde "los chicos", iba tan distraída en mis pensamientos...

Viviendo mi pesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora