Capitulo 17

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  -¿Me vais a decir de una vez a dónde nos dirigimos?- exclamé molesta. Las calles desconocidas y poco transitadas de la ciudad estaban siendo recorridas por nosotros en aquel preciso momento.

No llevaba la cuenta, pero por todo lo que habíamos andado, podría decir que llevabamos ya más de media hora de camino hacia un lugar desconocido por mí, pues Álvaro y Niall estaban bien informados.

  -Que no, ¡y cállate ya, pesada!- dijo Álvaro de mal humor.

  -Oye, que tampoco hacia falta ese tonito. Te vas relajando- encima de que no me decían nada, me trataban de esa manera. ¡Injusticia la mía!

  -Perdón, pero es que estás pesadita con eso- me dio un abrazo como pudo, pues ambos seguíamos andando.

  -Es sorpresa- dijo Niall. Bufé, menuda sorpresa me llevaría...

  -Está bien, ya me callo- doblamos la calle y llegamos a una plaza. Una vieja fuente decoraba el centro, y a su al rededor, varias tiendas finalizaban la visión que ahora mismo poseía.

  -Aquí es- dijo Niall orgulloso mirando hacia arriba. El cielo azul era levemente tapado por varias ramas de árboles sobre nuestras cabezas. Me encantaba el lugar, pero no entendía lo fascinante de todo aquello.

  -¿Esto?- pregunté mirando a mi al rededor esperando que algún famoso saliera de entre los arbustos, que una función de circo realizara su aparición, o por lo menos que los pájaros cantaran. Nada, no pasaba absolutamente nada-Niall, ¿sabes que dos calles más lejos de nuestra casa también hay una plaza con una fuente, verdad?

Su cara de confusión me hacía gracia, pero evité cualquier signo de diversión, pues le quería dar total seriedad a mis palabras.

  -Ya, pero esta fuente es diferente. Mira ven- me tiró de la mano y juntos nos acercamos a ella. Yo por más que miraba no veía nada extraño. Una fuente normal y corriente, como cualquier otra que hubiera visto antes.

  -Yo no veo nada- dije acercándome más- ¡Oye! ¿Y tú de qué te ríes?- dije mirando mal a Álvaro, que se aguantaba las ganas de reír.

  -Que sí, que sí. Mira el agua, es diferente, ¿no lo notas?- siguió diciendo el rubio, consiguiendo llamar mi atención.

  -¡Que te he dicho que....!- callé cuando noté cómo su mano empujaba mi cabeza hacia el interior de la fuente, haciendo que me empapara- ¡Maldito!- maldije al salir al exterior de nuevo- ¡Ven aquí Horan, no sales vivo de esta!- estrujé mi pelo, y el agua que salía de este se lo eché en toda la cara al rubio. Venganza, dulce venganza.

  -¡Tramposa!- dijo para luego abalanzarse sobre mí y hacer que cayera de culo, y con mi tan buena suerte, sobre la fuente.

  -Estamos empapados por tu culpa- tirité de frío mientras mis dientes castañeaban por la misma causa.

  -Es que olías mal, te he hecho un favor- rió por su penosa broma.

  -Claro, será por eso- rodé los ojos mientras buscaba a mi amigo con la mirada- ¿Y Álvaro?

  -Anda ven, ¿en serio te creías que solo te habíamos traido aquí para esto?- dijo pasando un brazo por mis hombros para darme calor. Su cercanía me abrumaba, y hacía que no pudiera pensar con claridad; así que me dejé guiar por él.

  -Pues sí- contesté.

  -Ingenua- le di un pequeño golpe en el brazo.

  -Inmaduro.

  -Me gusta serlo- dijo encogiéndose de hombros- A veces la vida te lo pide.

  -¿El qué? ¿Ser infantil?- pregunté extrañada.

Viviendo mi pesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora