Capítulo 1

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El zumbido del microondas me despertó haciendo que mi cuerpo se menease por cada rincón del colchón hasta que por fin mis pies sintieron y se encogieron con la brisa que penetraba por la ventana.
Me puse las roñosas chanclas que utilizaba para evitar las regañinas de mi madre por andar descalza, y bajé las escaleras muy lentamente.
-Buenos días mamá.-Pronuncié cuando conseguí llegar a la cocina, donde estaba mi madre tomándose su taza de café de todas las mañanas.
-Me extraña que no hayas necesitado ayuda para levantarte.
Mi rostro reflejó una pequeña sonrisa.
-¿Piensas prepararte el desayuno?-Preguntó mi madre con entonación pícara.
-No.-Dije yo mientras reía y apoyaba la cabeza sobre mis brazos que reposaban en la mesa.
Mi madre me dio un golpe en la cabeza para hacerme ver que ella no iba a prepararme el desayuno.
-Gracias mamá.-Grité con tono de reproche.
Tardé quince minutos en desayunar y fue entonces cuando deposité la taza en el fregadero y subí a prepararme, porque la cama me la hacía mi madre todas las mañanas antes de irse a trabajar.
-¡Ainhoa date prisa, Abril está a punto de llegar!
Gracias a mi mejor amiga Abril nunca llegaba tarde a clase, ya que pasaba por mi casa para llevarme en coche al instituto.
-¡Me queda poco!-Solo me faltaba lavarme los dientes y echarme un poco de rímel.
De repente sonó un claxon y supe que eran Abril y su madre, así que bajé las escaleras corriendo y busqué a mi madre para darla un beso de despedida en la mejilla.
-Adiós mamá.
-Adiós hija.-Ambas reímos.
Salí de casa para entrar en el coche de Abril.
-Hola, perdón por haceros esperar.
-No te preocupes Ainhoa, estamos acostumbradas.-Dijo Abril entre risas.
El trayecto se me hizo más bien corto, por el contrario la mañana me parecería eterna.
-Adiós chicas.-Dijo la madre de Abril, esta se despidió de su madre con un abrazo y yo con un simple adiós.
-Vamos Abril, el timbre está sonando y nos toca con Claris.
-¡Voy!
Entramos al aula y tuvimos mucha suerte de que Claris no hubiese empezado con su clase de francés.
-Haced parejas, hoy toca diálogo.
El diálogo nos vino de perlas a Abril y a mí para no hacer absolutamente nada.
Y por fin, después de cincuenta minutos, terminó la clase.
-¿Te vienes a comer a mi casa hoy?-Me preguntó Abril haciendo pucheros.
-Tengo que hablar antes con mi madre.-Así que cogí mi móvil para hablar con mi madre antes de entrar a la siguiente clase.
-Mamá.
-¿Ha pasado algo?
-No, es simplemente para preguntarte si me dejas quedarme en casa de Abril a comer.
-¿Lo sabe su madre?
-Sí, supongo.
-Está bien, no vuelvas tarde.
-Gracias mamá, te quiero.
Miré a Abril que me estaba esperando junto a la puerta de la clase de matemáticas, y afirmé que podía ir a su casa con la cabeza.
Entramos en clase de matemáticas, pero esta vez no pude sentarme con Abril, así que el tiempo se multiplicó por dos.
Por fin llegó la hora de irnos a casa y esta vez tendríamos que volver andando porque la madre de Abril estaba en casa preparando la comida.
-¿Hay algún motivo por el que quieras que me quede a tu casa a comer?-Me atreví a preguntar.
-En realidad sí, mi madre quiere comentarte algo.
No pude dejar de dar vueltas a lo que me había dicho Abril hasta que llegamos a su casa, donde su madre nos recibió con pollo asado para comer.
-Mamá, explícale a Ainhoa lo que querías explicarla.
-Voy a ello.
Yo todavía no había empezado a comer pero me disponía a ello cuando Abril dijo aquellas palabras.
-Ainhoa, este verano, cuando terminéis las clases, es decir, la semana que viene, Carlos y yo hemos decidido enviar a Abril a un campamento. El campamento que ha escogido Abril es el de actividades relacionadas con la música, y la mandamos allí porque no queremos que pase todo el verano encerrada en casa. La inscripción cuesta trescientos cincuenta y cinco euros, porque se paga desde España y los encargados realizan la transferencia en Londres.
-¿Y por qué me cuentas todo esto?
-A Abril la haría mucha ilusión que fueras con ella.
-Puedo hablarlo con mi madre, pero tampoco tengáis muchas esperanzas.
-Todavía no he acabado.-Dijo la madre de Abril cogiéndome de la mano.-El campamento es en Londres y son dos meses.
-Siento deciros que es ahora cuando no tenéis que tener esperanzas porque mi madre no me va a dejar viajar a Londres.
-Iréis con monitores y ellos se encargarán de recogeros en la puerta de la piscina municipal, llevaros al aeropuerto, embarcar y todo lo demás.
-Me voy a ir, tengo que hablarlo con mi madre cuanto antes para poder avisaros.
-Vale cielo, llámanos a casa cuando sepas la respuesta.
Me marché de casa de Abril sobre las cuatro y cuando iba por la mitad del camino un coche toco su claxon, me giré y era mi madre.
-Hola mamá.-Me acerqué a su mejilla y la besé.
-¿Qué tal el día?
-Bien.
Hubo aproximadamente tres minutos de silencio y por fin me decidí a comentarle lo del campamento a mi madre.
-Mamá tengo que hablar contigo sobre algo...

No sin ti...pero sí contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora