Capítulo 4

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-Ha llegado el día.-Dije cuando abrí los ojos.
Me preparé y cogí todo lo que había preparado el día de antes, después esperé, sentada en el sofá muy impaciente, a que mi madre pudiese llevarme al punto de encuentro.
-Mamá llegamos tarde.
-Todavía quedan quince minutos.
-Date prisa.
Cuando mi madre y yo llegamos al punto de encuentro estaba más nerviosa que nunca, casi temblaba.
-¡Abril!-Grité aporreando el cristal del coche.
Abrí la puerta y salí.
-Te voy a echar de menos mamá.-La dije introduciendo la cabeza por la ventanilla de su puerta para darla un beso.
-Pásatelo muy bien, te quiero.
Me despedí de mi madre con un fuerte abrazo.
Abril y yo comenzamos a hablar sobre lo que creíamos que nos íbamos a encontrar en el campamento hasta que alguien gritó.
-¡Atención! Mi nombre es Gigi y soy, junto a mi compañero Raúl, la encargada de controlaros dentro del campamento. Subid al autobús, de camino al aeropuerto os explicaré las instalaciones que os encontraréis allí, en el campamento.
Me senté con Abril en el autobús y ambas nos dispusimos a escuchar lo que Gigi nos iba a explicar.
-Bien, disponemos de veinte cabañas, cada cabaña estará habitada por una pareja. También hay una piscina, un lago en el que también podéis bañaros, y un comedor al que tendréis que acudir todos los días a las horas indicadas. Por último tendréis que asistir diariamente a vuestras clases correspondientes, haremos dos grupos y uno de ellos acudirá por la mañana, el otro por la tarde.
Tras muchas más explicaciones por fin llegamos al aeropuerto, eran casi las diez y cuando conseguimos embarcar había pasado una hora por lo que eran las once.
Estuve dormida durante todo el vuelo y cuando aterrizamos en Londres un autobús nos acercó hasta el campamento.

Llegamos al campamento sobre las dos de la tarde, y los monitores nos introdujeron a todos en el enorme comedor, yo comí un plato de macarrones y Abril sopa de fideos.
-Nos lo vamos a pasar genial.-Dije entusiasmada.
-Ha llegado el momento de que os vayáis a vuestras cabañas.-Dijo Raúl.
A Abril y a mi nos habían asignado la cabaña número diez.
Entramos en la cabaña emocionadas porque iba a ser una experiencia genial para ambas.
-Me alegro muchísimo de poder compartir la cabaña contigo Abril.
-Yo también, y gracias por haber venido.
-Todo ha sido gracias a mi madre, es ella quien me ha dado el permiso.-Abril soltó una carcajada.
-Voy a ver si puedo conseguir algo para picar mientras vemos una película.
Abril salió y a través de la ventana vi cómo hablaba con Gigi, y esta señalaba el comedor, supongo que la estaría indicando donde podía conseguir comida. Tras cinco minutos de espera Abril llegó com una bolsa de palomitas de mantequilla que se acabó en los primeros quince minutos de película.
-Abril, ¿Te apetece que vayamos esta tarde a darnos un baño al lago? Seguro que hay menos gente que en la piscina.
-Me parece buena idea, estaremos más tranquilas.
Cuando acabó la película nos pusimos el bañador y nos dirigimos al lago.
-No hay nadie.-Dijo Abril.
Extendimos las toallas en el césped y nos zambullimos muy rápidamente en el agua, que por cierto estaba muy fría. Nos tiramos toda la tarde allí, incluso comimos algo para merendar.
-Creo que va siendo hora de que nos vayamos, son las nueve y tenemos hasta las once para cenar.-Dije yo.
-Vale.
Aquella noche me costó quedarme dormida y no sabía si era porque había cenado mucho o porque al día siguiente comenzaban las clases.
***
Sonó la alarma y me desperté, estuve un rato con el móvil y después me vestí para ir a desayunar, supuse que Abril ya estaría en el comedor porque no estaba en la cabaña.
Desayuné y fui al pabellón en el que se impartirían las clases, allí estaba Abril esperándome.
-Ahora que ya estamos todos voy a presentaros a los profesores de canto.
Agarré el brazo de Abril tan fuerte que me quedé sin fuerzas, aún no me lo creía.

No sin ti...pero sí contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora