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Ya habíamos llegado al aeropuerto, pero el vuelo salía a las 9

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Ya habíamos llegado al aeropuerto, pero el vuelo salía a las 9.15 y aún eran las 6.45. Pero con todo lo que se tenía que hacer con el equipaje, los pasaportes... Nos pasamos una hora y media de un lado a otro del aeropuerto. Pero a las 8.00 nos sentamos en unas sillas que estaba en la zona de espera y empezamos a hablar sobre el viaje.

Ashley estaba ilusionada, pero le hacía un poco de miedo lo que podía pasar con el hombre con quien había contactado conmigo. Y, si lo pensabas bien, tenía toda la razón. Un hombre que están en la otra punta del mundo, consigue mi número de teléfono, me llama, y me dice que ha trabajado con mi madre (yo no recordaba que tuviese contactos internacionales). Pero, sin saber por qué, estaba seguro de que era de confiar y que sabía más cosas que nosotros sobre su muerte. Sabía cosas de mi madre que ni las personas más cercanas lo sabían, y, su voz, me resultaba familiar, como si la hubiera escuchado antes, hace mucho tiempo.

Estábamos hablando hasta que de repente, vino un señor a hablar con nosotros.

- Hola, buenos días. ¿Os puedo hacer unas preguntas? Es para un periódico - dijo muy amablemente.

- ¡Hola! - dijo Ashley - ¿es que usted también es periodista?

- Sí, trabajo en el "Daily Mail" - dijo orgulloso el periodista - ¿vosotros en qué periódico trabajáis?

- Trabajamos en el "News Paper", pero yo no hace mucho que estoy aquí - contesté riéndome.

- ¡Qué ilusión! Me encanta conocer a gente que tiene el mismo trabajo que yo, es como conocer a alguien de la familia. ¿Donde vais? - preguntó mostrando un gran interés.

- Vamos Hong Kong, a hablar con un antiguo compañero de la madre de mi compañero - dijo Ashley.

- ¿Qué dices? No me lo creo, ¡vamos al mismo sitio, qué ilusión! - dijo el periodista - Ay que no me he presentado, soy Jack, tengo 26 años y vivo en Londres, aunque nací en Amsterdam.

- ¡Es un placer conocerte! - dije - Yo me llamo Mark, y ella se llama Ashley, los dos también somos de Londres.

- ¡No me digas! - dijo entusiasmado - ¡Somos almas gemelas! ¡Separados al nacer!

- ¡Es verdad! - dijo Ashley riéndose a carcajadas.

- Bueno, ¿y qué era lo que nos querías preguntar? Llevo todo el rato que hemos estado hablando intrigado por esta cuestión. - dije.

- A sí, estoy haciendo unas encuestas a la gente sobre el aeropuerto y su funcionamiento, sobre si la gente estaba satisfecha con los vuelos, con los trabajadores y cosas así. Es para un reportaje del aeropuerto, sobre su historia, su evolución y sobre cosas muy aburridas la verdad. - dijo si ánimos - Pero, alguien las tiene que hacer ¿no?

- Sí, la verdad es que a mí también hay trabajos de investigación que no me gustan - dijo Ashley.

- ¿Y por qué vas a Hong Kong? - pregunté.

- Ah, sí... Tengo que hacer otro reportaje ahí de cosas poco interesantes, así es la vida del periodista en el "Daily Mail" - dijo más triste aún.

- Pobre... - dijo Ashley - pero nosotros estamos aquí para hacerte feliz, ¡nos lo pasaremos muy bien! - dijo Ashley ilusionada, parecía que esos dos se habían llevado muy bien acabándose de conocer, cosa que no me gustaba, me hacía tener una sensación rara que quería evitar.

Y seguimos hablando un rato más, la verdad era que Jack era un chico muy extrovertido y amigable, pero no me gustaba que hablase tanto con Ashley. Esa hora pasó muy rápido y de seguida nos tuvimos que ir al avión para despegar.

- ¿En qué asiento estás, Jack? - preguntó Ashley deseando sentarse cerca de él.

- Me siento en la parte delantera el avión, ¿y vosotros? - preguntó.

- ¡No! Nosotros nos sentamos en la parte trasera del avión, a la penúltima fila - dijo Ashley triste.

- ¡Qué pena! Bueno, nos vemos cuando aterricemos ¿vale? - dijo Jack un poco triste - pero no me dejéis solo.

- Tú tranquilo, ¡nunca nos iríamos sin ti! - dije - eres muy majo.

- Lo sé, es que soy el mejor de todos - dijo en tono irónico mientras Ashley se volvía a reír.

Y entramos los tres juntos en el avión, pero cuando llegamos a la cuarta fila una azafata morena, alta y con los ojos verdes le dijo a Jack con una voz dulce que se tenía que quedar ahí:

- Pero no me puedo sentar con ellos, somos muy amigos - dijo Jack.

- Lo siento, las normas en este aeropuerto son muy estrictas, no podemos cambiar sitios. - dijo la chica - No eres el primero que me lo pide, y, ya me gustaría a mí que os pudieseis sentar juntos, pero cada persona tiene que sentarse en el sitio que le toca, lo siento.

- Yo también lo siento - dijo Jack en un tono burlesco - pero si no hay remedio me tendré que sentar aquí. Nos vemos después, ¡adiós gemelos, nuestro amor nos mantendrá unidos!

Y lo dejamos ahí Ashley y yo llorando de risa, la verdad es que cada comentario que hacía nos hacía llorar de risa y nos gustaba mucho estar con él porque nos asegurábamos un rato de risas y despreocupación.

Al final nos sentamos en la penúltima fila y empecé a inspeccionar a los que estaban a nuestro alrededor. A nuestro lado, había una mujer que parecía tener unos 47 años de edad, y vestía de una forma despreocupada. Detrás de nosotros había una familia de tres integrantes, había las dos madres y un niño de unos cinco años detrás de mí. Más allá había una pareja joven y una señora mayor, de unos ochenta años.

Cogí la mano de Ashley y le dije:

- ¡Estoy preparado!

El Avión NevadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora