Capítulo 4 🍭

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Al elevar la mirada le encontró frente a él, con una encantadora sonrisa en el rostro y un ramo de rosas en su diestra. Todas las personas en el restaurante voltearon a ver al canadiense, definitivamente ese chico llamaba mucho la atención y sobre todo él era su futuro. El ruso no sabía cómo reaccionar, así que se limitó a hacer una pequeña mueca forzando su sonrisa mientras tomaba las flores con ambas manos.

—Gracias... —dijo casi como un susurro.

Sin dejar de sonreír Jean tomó asiento y por unos cuantos segundos (que parecieron una eternidad para Yuri) miró fijamente al menor.

—Eres muy hermoso —dijo rompiendo ese incomodo silencio mientras esbozaba una amplia sonrisa haciendo que sus ojos se achinaran. —Gracias por aceptar vernos.
Yuri ladeó su cabeza, dejando ver un poco de ingenuidad en su mirada que lo hacía ver mil veces más inocente —El que agradece soy yo, viniste desde muy...
—Cada kilómetro lo valió —interrumpió suspirando tal cual joven enamorado. —Tengo que confesar que desde la primera vez que te vi me dejaste sorprendido con tu belleza.
—Gracias...
—No agradezcas, solo digo la verdad.

Jean ordenó por ambos, recordando la recomendación que le había hecho su socio: una cena ligera concentrándose más en las bebidas pues lo que más le interesaba en ese momento era conversar con el rubio.

—Bien, Yuri... cuéntame sobre ti, tu familia, amigos, que te gusta —pidió Leroy mientras jugueteaba con el Martini que tenía en la diestra.
Plisetsky miró su bebida intentando pensar en algún detalle de su vida que no sonara como novela dramática, no quería que el mayor pensara que quizá mentía para verse más desprotegido o algo parecido.

Pero parecía imposible.

Desde la muerte de sus padres seguida unos años más tarde por la de su abuelo y los constantes acosos por parte de sus ex jefes todo se veía bastante triste, demasiado para un chico de 16 años.

Elevó su mirada y encontró la de JJ, esperando por una respuesta.

—B..Bueno —tartamudeó. —No tengo mucho que decir... Estoy estudiando la preparatoria y vivo con una amiga...
—Entonces ¿eres bisexual? —preguntó curioso.
El menor negó efusivamente —Oh no, realmente nunca me he clasificado de esa forma, hasta el momento no me había interesado en alguien de una manera "amorosa"... pero siempre he creído que no importa el género —dijo esbozando un sutil sonrisa.
—Ya veo... —susurró dando un trago a su bebida. —Entonces, ¿cómo fue que entraste a la página?
—Digamos que más que nada fue curiosidad... —contestó mientras daba un sorbo a su copa, inmediatamente frunció el ceño, a su corta edad la única bebida alcohólica que había probado era cerveza y solo durante los cumpleaños de Mila (obligado por la pelirroja), aquello le había quemado la garganta.

El mayor rió al ver su reacción, el ruso era tan adorable.

—¿Hubieron otras propuestas aparte de la mía? —preguntó a la par que levantaba su diestra para llamar al mesero y ordenar otra ronda de bebidas.
Éste asintió —Sí, pero todos me daban miedo... eran señores que pasaban de treinta años...
Soltó una risa y levantó ambas cejas, acercándose más al rostro del menor —¿Entonces me aceptaste solo por mi edad?
Yuri no evito sonrojarse al tenerlo así de cerca, esos ojos azules atrapaban el corazón de cualquiera. —No fue solo tu edad... —murmuró desviando su mirada. —Pareces confiable.
—Vaya, casi sonó como un alago —agregó entre risas y después dio otro trago a su copa.

Ocho rondas más tarde JJ seguía fresco como lechuga mientras que Yuri comenzaba a reírse por el más mínimo detalle.

—¿Entonces eres el único heredero de la compañía? —el rubio dio un largo sorbo a su bebida.
—Sí... —contestó el chico de piel bronceada ahogando una carcajada, Plisetsky estaba sonrojado y con una gran sonrisa provocada por su estado etílico lo cual lo hacía ver sumamente gracioso.
—Vaya... debe de ser genial ser millonario... —dijo recargando su mandíbula en la mesa, formando un puchero. —Tener autos, lujos y chicas por montón...
—¿Chicas? —Leroy estaba esforzándose de más por aguantar la risa.
—No pareces homosexual, eres guapo, seguro tienes miles de mujeres detrás de ti. —su tono de voz cada vez era más bajo, estaba comenzando a hablar sin sentido, el sueño estaba adueñándose del pequeño.
—Quizá, pero... desde que te vi solo tengo ojos para ti, Yuri... —confesó con cierto rubor en sus mejillas. —¿Yuri?... —llamó de nuevo al ver que el menor no respondía, se levantó de su asiento y le movió suavemente.

El ruso se había quedado dormido.

—Ah... esto será emocionante —JJ suspiró con una gran sonrisa en su rostro.

A la mañana siguiente.

Los últimos días en Rusia el clima no había tenido piedad y esa mañana no era la excepción, a pesar de que Leroy estaba familiarizado con ese tipo de ambiente el de San Petersburgo era simplemente imposible.

—¿Cómo pueden vivir así? Canadá es frío pero esto es demasiado... —gruñía el empresario mientras terminaba de cobijarse con alrededor de seis frazadas. —Aunque dormir acompañado fue agradable... —murmuró para sí mismo mirando con ternura al bello durmiente que yacía en la cama.

Pasaron unos cuantos minutos hasta que los ojos del rubio por fin se abrieron.

—Ah... mi cabeza... —se quejó sentándose sobre la cama, tocó su cabeza dándose un leve masaje, la resaca estaba haciendo efecto.
—Buenos días, Yuri-chan —saludó alegre.

El rubio volteó rápidamente para ver al canadiense que se encontraba sentado en una silla al lado de la cama, no recordaba nada de la noche anterior, sus manos tocaron su cuerpo, revisándose por completo.

—Tranquilízate, no pasó nada anoche —habló con suma tranquilidad. —Te quedaste dormido en el restaurante y te traje aquí.
—¿D-Dormimos juntos? —preguntó nervioso.
—¿Acaso ves otra cama aquí? Además hace un frío terrible como para dormir en el sofá.
—Yo... Yo... —Yuri no sabía que decir, jamás había tomado tanto. —Entiendo si no quieres verme aquí... Lamento si te avergoncé... —se puso de pie comenzando a colocarse sus zapatos, su rostro estaba rojo, totalmente apenado.
Jean se levantó dejando su abrigo de lado, se puso delante del rubio tomándolo por el mentón. —No gatito, por el contrario, con esto acabo de confirmar que te necesito a mi lado.
—¿E-Eh?... Pero... —Leroy no le dejo seguir, lo calló con un profundo beso en los labios.

Minutos después Jean se separó de él para respirar un poco. —Bien... entonces ¿tenemos un trato?
—¿T-Trato? —cuestionó agitado por el beso.
—Sí —se acercó a la mesa de centro y tomó un papel que estaba sobre ésta. —Para evitar problemas futuros. —le entregó la hoja.

Sugar daddy / baby.

· Tienes que estar disponible cuando te necesite, suelo tener muchas citas de negocios y sería genial llevarte.

· Fidelidad, esto quiere decir que por ningún motivo debes involucrarte con algún otro "daddy".

· Acceder a uno que otro capricho mío.

· Siempre lucir adorable (para mí, claro está).

· A cambio de esto puedes pedir la cantidad de dinero que necesites en el momento que desees. Para ello te abriré una cuenta bancaria.

· Tus estudios los terminaras en la mejor universidad de Rusia (o de Canadá si te animas), de eso me encargo yo.

· Te compraré dos departamentos, uno en Canadá y otro aquí para que nuestros encuentros sean más cómodos, además de un auto.

· Sé que los vuelos son agotadores por lo tanto dejaré un jet privado en San Petersburgo para cuando lo necesitemos.

· Último y más importante punto: NO ENAMORARSE.

El ojiverde terminó de leer y volvió su mirada al mayor.

—¿Y bien? —preguntó esperanzado. —¿Aceptas, Yuri-chan?
—Acepto, daddy.

Sugar Daddy 🍭(Pliroy)Where stories live. Discover now