Yuri jamás se había sentido tan observado, ni siquiera la noche anterior cuando Leroy estuvo a nada de babear al verlo vestido con uno de los trajes que le había regalado, no, ninguna de esas miradas se podían comparar a la amorosa mirada de Jean, esas decenas de ojos sobre él no tenían ninguna buena intensión, por el contrario, solo estaban llenas de extrañeza, curiosidad que venía acompañada de sonoros murmullos que Yuri podía escuchar a la perfección.
"¿Quién es ese chico alto de cabello negro? Es tan guapo." "¿Qué hace con el nuevo?" "Ese chico, el rubio, es tan raro, nadie había logrado desesperar tanto a SeungGil." "Ojalá lo cambien de escuela, odio tanto su actitud."
Pese a que su corazón se encontraba lleno de alegría aquellos comentarios calaron profundo, haciéndole suspirar y bajar la mirada mientras continuaba caminando hacía su salón.
Jean lo observó de reojo, ese no era el Yuri que conocía, su gatito no era la clase de persona que se deprimía por comentarios tan estúpidos.
— Levanta la mirada, Yuri. —su tono de voz había cambiado, también su expresión y mirada, no había ningún rastro del chico dulce y tierno que había dormido con Yuri la noche anterior. — Tú vales más que todas esas basuras que murmuran cosas sobre ti, ¿qué importa si lo hacen? Si hablan es porque tienen miedo de ti, eres inteligente, noble, tienes un corazón precioso, tan precioso como lo eres tú por fuera, vamos, Yuri, eres más hermoso que cualquier hombre o mujer que haya visto, ¿sientes que no encajas aquí por el dinero? Mi fortuna cada día aumenta más y tú eres dueño de todo eso, si quieres podría comprar la escuela, entregártela y sacar a patadas a todos esos idiotas, no vuelvas a bajar la mirada, nunca más, kitty. —la diestra de Jean recayó sobre el hombro del menor, éste solo se sobresaltó un poco y asintió, alejándose unos pasos de él, por más que supiera que tenía un contrato con el moreno lo último que quería Yuri era que sus compañeros se enteraran que clase de relación tenía con Jean.
Pero a pesar de eso su corazón volvió a latir con más fuerza, totalmente feliz por las palabras que JJ le había dedicado, aquellas que le hicieron saber que el haber entrado a esa página era posiblemente la mejor decisión de su vida.
Jean entendía a Yuri, no había necesidad de explicar la relación entre ambos, con saber que él era el "dueño" de ese precioso niño era más que suficiente.
Al entrar al salón la pareja fue el centro de atención de todos, todos los compañeros de Yuri se quedaron boquiabiertos y es que ese era el efecto que causaba Jean, era capaz de hipnotizar a cualquiera con su aura tan imponente, incluso al hombre más heterosexual y Yuri notó aquello en los rostros de todos sus compañeros, en algún momento sintió la necesidad de lanzarse a los brazos de Jean, de palpar nuevamente ese inmenso bulto en la entrepierna del moreno, de solo respirar el varonil aroma de su aun no oficial amante, odiaba saber que todos sus compañeros estaban babeando por SU HOMBRE.
Su hombre... Hasta eso sonaba bien.
Pero lo que no estaba tan bien eran esos pensamientos tan alarmantes en el rubio, él no era así, jamás había sentido algo parecido pero con Jean... Vaya que estaban cambiando muchas cosas.
Jean tomó asiento al lado de Yuri, sonriendo tan radiante como siempre. — ¿Ya te dije que me fascina verte con ese uniforme, gatito? —susurró a su oído, rozando sus labios con el lóbulo del menor, Yuratchka ahogó un gemido con sus manos en tanto su rostro se tornaba de un fuerte color rojizo.
— Cállate, tonto... —susurró apenas audible mientras cubría su rostro con ambas manos ante las suaves risas de Jean.
— ¡Date prisa, Seung, el salón se está llenando! —llamó Guang a la par que tomaba asiento detrás de Yuri y Jean, el coreano entró al salón con esa peculiar expresión suya.
— No tienes que gritar, Guang, escucho perfectamente bien y... —el pelinegro frenó en seco cuando vio la imponente silueta delante suyo, sus ojos se abrieron tanto como era posible, sus extremidades parecieron perder fuerza, su corazón se aceleró tanto que necesitó recargarse en una de las mesas para evitar caer, no era posible lo que estaba viendo, ese no podía ser Jean y mucho menos... Jean no podía estar al lado de la persona que más odiaba en su vida. — Tú... —
YOU ARE READING
Sugar Daddy 🍭(Pliroy)
أدب الهواةEl rubio necesitaba dinero y el otro tenía tanto como para comprar su compañía. Un contrato con las reglas en claro y un "NO ENAMORARSE" como punto final. Por supuesto que uno de los dos la rompería.