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Verónica:

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Verónica:

Un extraño sonido me sacó de mis pensamientos, no mencioné lo que había escuchado para que Minzy no se asustara más – ¿Debería llamarla Minzy o Hanna? ¿¡Por qué cambiar tanto!? – Pensé molesta, ella no era la chica bullying de la que me había enamorado.

— ¿No recuerdas nuestro salón? — Pregunté frunciendo el ceño.

— No, nada en particular — Respondió algo nerviosa.

— Te expresas como si fueras otra persona, Hanna — Comenté alzando una ceja.

Sin embargo, un ruido interrumpió nuestra conversación, después escuché pasos seguidos por un fierro arrastrándose; ambas nos dirigimos miradas de miedo.

— ¡¡¡Ayúdenme!!! — Una extraña voz gritó.

Mi sangre se heló de inmediato, Minzy temblando se levantó y se asomó por una de las ventanas; después me volteó a ver con extrañez, lo que parecía ser un escabullimiento al instituto de mi infancia estaba siendo distinto a como lo había pensado en el transcurso del mismo.

— E-e-esa voz me da miedo — Tartamudeó la rubia.

— También a mí, es mejor que nos vayamos de aquí — Comenté y después tragué saliva en seco.

— Pero… H-h-hay que ayudar a esa persona — Mencionó mientras caminaba temblorosa al pasillo.

— Mejor hay que irnos — Argumenté frunciendo el ceño.

— ¡No! — Casi me gritó.

— ¿Estás loca? — Pregunté, pero fui ignorada.

Minzy caminaba con pasos temblorosos por el pasillo, mientras seguía el sonido de aquella voz que cada vez se escuchaba con más claridad; caminé detrás de ella por miedo a quedarme sola y ser sorprendida por algo o alguien. Al final llegamos a una puerta que se encontraba al final del pasillo, Minzy tocó pero no hubo respuesta, la abrió y no había más que unas escaleras que daban al sótano.

Bajamos escalón por escalón, un olor horrible emanaba del lugar, mi estómago se revolvió; mientras más bajábamos el olor se hacía más fuerte, era un olor a podrido. Varias veces yo había estado ahí, pero no recordaba que estuviese tan apestoso, encendí las luces y el lugar estaba limpio.

— ¿H-h-hola? — Preguntó Minzy tartamudeando.

— ¡Ayuda por favor! — Exclamó aquella voz.

Quedé en sock al escuchar aquella voz, la cual provenía de la puerta del fondo (la que nunca nadie había abierto, incluso durante mis años en el instituto), mi sangre se heló mucho más y comenzaba a querer llorar de miedo.

La rubia se acercó a la puerta, colocó su mano sobre ella, la tomé por el hombro y le señale que nos fuéramos; pero ella me ignoró casi por completo y volvió a tocar aquella puerta.

— ¿Qué ha pasado? — Preguntó la chica de cuento de hadas.

— Quiero salir de aquí, ella es un monstruo — Lloró la voz.

— ¿Quién es ella? — Cuestionó la rubia.

— Le gusta hacerse llamar Cat — Respondió dicha voz.

— Vamos a tratar de abrir la puerta — Comentó Minzy alejándose de la puerta.

— Gracias — Dijo aquella voz.

Negué, pero ella comenzó a forcejear para abrir la puerta, sin embargo sus intentos resultaban fallidos; observé por todo el lugar y en una esquina del sótano encontré un fierro. Me acerqué a la puerta y con el fierro golpee varías veces la chapa de la puerta hasta que se hizo pedazos y la puerta se abrió.

Detrás de la puerta estaba algo oscuro, solo la luz del sótano iluminaba la parte de la puerta que estaba abierta, ahí se encontraba la silueta de una persona; la rubia encendió la lámpara de su celular.

Me acerqué a la chica que yacía ahí, traté de levantarla para irnos de una vez, pero estaba atada por cadenas en sus piernas y brazos; observe a ambas chicas, que parecían tener un aspecto similar.

— ¿Quién eres? — Preguntó la chica de cuento de hadas.

— Yo… — La otra chica apenas podía hablar. Había gastado su voz gritando para pedir ayuda.

— Minzy, no preguntes ahora nada. No tenemos tiempo para hablar, hay que huir inmediatamente — Argumenté. Tenía la piel de gallina y quería salir de inmediato del lugar, antes de encontrarnos con “ella”.

Tratamos de quitarle aquellas cadenas, pero no era posible, después de varios intentos tomé de vuelta aquel fierro y golpee las cadenas con todas las fuerzas que tenía esperando a que estas se rompieran rápidamente.

Tratamos de quitarle aquellas cadenas, pero no era posible, después de varios intentos tomé de vuelta aquel fierro y golpee las cadenas con todas las fuerzas que tenía esperando a que estas se rompieran rápidamente

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– Natsy-Chan 💕

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