03: Mi nombre es Melody

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Al siguiente día, Melody despertó gracias a su alarma a las 6:30am, hoy era su primer día de trabajo y estaba extremadamente nerviosa

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Al siguiente día, Melody despertó gracias a su alarma a las 6:30am, hoy era su primer día de trabajo y estaba extremadamente nerviosa. Se dió un baño que duro alrededor de diez minutos. Eligió una falda tubo negra, mas arriba de la rodilla, una blusa blanca sin mangas y sus tacones negros.

— Mami.

Emma se habia levantado.

— Mi amor, buenos días— le dió un beso—. Vamos, levantate de la cama.

Emma siguió las ordenes de su madre mientras ella la seguía para bañarla y vestirla.

Luego de varios minutos, se sentaron en la barra de la cocina a desayunar cereales.

— Mami, ¿hoy voy a vel a mis amigos?— preguntó Emma emocionada.

— Si cariño.

Terminaron de comer y salieron de su pequeño apartamento. Llegó al cuido de Emma luego de 5 minutos, estaba cerca.

Le desabrocó el cinturón a Emma, la ayudo a bajar y entraron a Manhattan Head Start. Melody saludó a la señora a cargo de cuidar a Emma y sus otros siete amiguitos.

— Adiós bebé, portate bien— le dio un beso y un abrazo a su hija.

— Si mami, adiós.

Melody salió con una sonrisa, y prendió en marcha hacia su nuevo trabajo.

Se tardó alrededor de cuarenta minutos en llegar, menos mal que estaba temprano.

El edificio tenía en total diez pisos, y justamente su oficina estaba en ese piso, según su carpeta de trabajo. Al llegar al piso suyo, se encontró con Cheryl en un escritorio.

— Eh, buenos días— saludó Melody nerviosa.

— Buenos días, Melody. ¿Sabes cúal es tú oficina, verdad?

Melody asintió.

Cruzó por un largo y amplio pasillo, hasta llegar a la oficina 1009 que decía Srta. Rivera. Melody sonrió al ver su puerta personalizada.

Entró a su oficina y quedó sin palabras. Era gigantesca. Todo el piso tenía alfombra. Tenia las paredes blancas, pero una pared tenía madera con pequeños rotitos llenos de libros. El escritorio estaba en el medio, también de madera, con una computadora apple. En la esquina habia una impresora industrial. Pero lo más que le habia encantado a Melody eran las ventanas de cristal en toda la pared, que daban vista a todo Manhattan. Estaba enamorada.

— Buenos días.

Melody soltó un grito. Su nuevo jefe no pudo contener una carcajada.

— Lo siento, no pretendía asustarla señorita.

— Eh, buenos días. ¿Por dónde entró?— preguntó.

— ¿Vez esa puerta en la esquina?— señaló una puerta que no habia visto antes, estaba ubicada de lado a su escritorio.

MelodyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora