Capitulo 29

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Estaba en medio de una guerra. Una guerra donde la gente con armas y fuego tenía más posibilidades de ganar que la gente que tenía flechas y lanzado.

Y sin duda, el gran tesoro ya no estaba en nuestra disposición.

Había pasado media hora desde que Prue le explico la situación a Jessica. Sinceramente esperaba una reacción defensiva por parte de ella pero esto no resultó ser así, la pelicastaña escucho todo sin interrumpir a Prue y cuando está le dijo que llamaría a sus padres. Inmediatamente la interrumpio, pidiendo que por los momentos la mantuvieran alejados de ellos.

Cosa por lo cual no rechine. En cambio Prue, no dudó en inflar sus cachete con aire y luego explusarlo agresivamente, alardeando que se rendía y entregaba completamente al bando ganador.

Y por primera vez, el bando de flechas había le había ganado al de armas y fuego.

Mis dedos izquierdos se aferran con fuerza a unas de las tazas de té mientras que la otra mano no dejaba de pasar la esponja con jabón. Estoy siendo cauteloso y trato de no hacer ruidos con mis labios. Pues, Jessica estaba sentada en un banco en la entrada de la cocina y me tenía nervioso más de lo que me ponía mis padres cuando me atrapaban haciendo una travesura.

Y justo ahora, todo lo que hacía era como las acciones de un maldito robot programado. Pasó con cuidado la taza por el agua y salto apagar la ornilla cuando la tetera comienza a sonar. Me siento como un chef esperando no cagarla con su mayor cliente.

- ¿Eres el chico que estaba en la playa? - pregunta Jessica con  voz ronca. No se como lo hace, pero logra que mi cuerpo se tense y mi corazón hace un gran alboroto en mi pecho - ¿No es así?

Pero si es cierto, se me había olvidado el gran detalle de que Jessica podría ser terca e intensa cuando se lo proponía.

Sin embargo,  ¿Por que la estaba ignorando?

Cuando Prue le estaba explicando las cosas antes, nunca llegó a mencionarme, cosas que agradezco. De hecho, en ese momento solo aproveche para resguardame en la cocina y montar más té para ella y cuando me fui a darme cuenta, ella ya estaba sentada justo en la entrada en la cocina.

Continuo con mis acciones y no miró sus ojos hasta que terminó de servir el té y ponerlo en la isla de la cocina junto con una pastilla. Simplemente era hermosa, sus orejas y mejillas estaban acoloradas y que su piel todavía siguiera pálida no ayudaba mucho tampoco. Mi sweter le llegaba hasta los muslos, su cabello estaba desordenado, tenía el ceño fruncido y no dejaba de mirarme como si me quisiera matar en cualquier momento.

-Si - contesto - Bebe, te hará sentir mejor.

-Lo siento - susurra sin apartar la mirada de sus piernas - Pero hace rato no te reconocí - sus ojos suben de nuevo y me deja mostrar su gran mueca de duda - Te vi - confiesa - Nos estábamos besando en los rieles del ferrocarril - arrastra la silla cuando se levanta - ¿Quién eres tú? - habla tan rápido que hasta incluso escucho sus dientes rechinarse.

-Peter - me encojo de hombros - Ya nos habíamos presentado antes, linda.

Esto iba de mal empeor.

Y cuando necesitaba que la entrometida de Prue se apareciera. Esta por obra del destino, no lo hace.

- Ya - deja escapar una risa. Antes me parecía adorable, ahora se había convertido en un fuerte dragón que en cualquier momento echaria fuego por la boca, haciendo que sus mejillas se volvieran más acoloradas que antes. Quería morderlas - Justo cuando voy al trabajo de mi papá, me lo encuentro teniendo sexo en su escritorio con la secretaria - definitivamente tengo que llamar a los bomberos - Y por casualidades de la vida, llegue a parar en unos viejos rieles y nos vi, besándonos.

Asiento lentamente con la cabeza. Supongo que esto era normal cuando comenzabas a recuperar la memoria, dudas de ti mismo y confiabas ciegabamente en la gente a tu alrededor. Dejó escapar un suspiro cuando mis ojos se cierra y logró recordar nuestra conversación en la playa, como estaba su cabello y cómo de veía su ropa antes de ser arruinada por la tormenta.

-Es un maldito cliche- mis ojos se abren tras escuchar sus palabras - No me mires así, chico - insiste dejando escapar su acento español - Nunca te fijarias en al....

-Para - advierto, esto iba a mal en peor - Hay una gran diferencia entre un imbecil y yo - me acerco poco a poco a ella y le miró a los ojos - Te equivocas conmigo si crees que te use como una muñeca de trapo

-¿Quién soy yo para ti? - pregunta, tragando saliva.

-Eres mi ángel caído

                          🗝️

-Es una mierda - habla con la boca llena - Trate de cocinarle sopa cuando se aparecio en mi apartamento y terminé por casi quemar todos la cocina - se mete otro bocado de pizza en la boca.

Hace un par de horas habían pasado. Y desde que apenas amaneció, Prue se fue de mi hogar para ir a casa de Noah y que este la llenará de mimos. Por mi parte, insistí bastante para acompañar a Jessica a sus terapias pero al llegar, la pelicastaña me dijo que no me preocupara más por ella. Sonrió de lado, pues la bien terca seguía con mi sweter puesto y sus pantalones ya secos.

Ahora me encuentro con Noah, luego de que el pelirrojo insistiera de ir a comer una pizza y contarme con lujo y detalle las cosas que hacía para atender a Prue. Por mi parte, solo había venido para que le devolviera el teléfono a su novia y pudiera seguir durmiendo.

-Noah - suspiro cuando sus ojos claros me miran con entusiasmado - Comes o hablas - refunfuño - No puedes hacer las dos cosas a la misma.

-¿Por que? - pregunta encongiendose de hombros

-Por que te veo toda la maldita comida cuando hablas y es asqueroso.

-Me amas así y lo sabes - pestañe varias veces mientras pone una sonrisa coqueta - Tuviste una mala noche ¿No es así? - pregunta. Noah era difícil de descifrar. Con tan solo verlo, sabias que su actitud era un infantil pero cuando las cosas eran graves, su actitud infantil se transformaba en una sería. El sabía cómo actuar antes, durante y después de una situación.

-No te imaginas - respondo, dándole un mordisco a la pizza

-¿Logró recordar algo? -

-Ajam - suspiro - No se hasta donde llega recordar exactamente - niego con la cabeza -  pero hoy en la madrugada me dijo que recordó cuando nos besamos.

-Eso es bueno ¿No?

-No lo sé - confieso - Dijo que era cliché que alguien como yo sé fijara en ella.

-¿Y por qué será? - se ríe a carcajadas. Sin embrago, esa risa desaparece en menos de un minuto cuando observa mi rostro - A ver hombre, ¿Te has visto alguna ves en el espejo? - pregunta incrédulo - Mides un metro ochenta, formabamos parte del equipo de fútbol americano por lo cual entrenabas bastante lo que dio un cuerpo con músculos que grasa y aún así dudas de las palabras de Jessica.

Niego rontunamente con la cabeza y continuo con comiendo.

Si Noah estaba en lo cierto, tenía que dejar algunas cosas claras con Jessica. En especial la parte donde el único la parte donde le explicó que me atrae por su forma de ser, no de la figura que tiene su cuerpo.

-¿Has curado bien esa herida? - pregunta Noah sin aparta la mirada de mi ceja - Deberías de ir al hospital.

-Estoy bien - aseguro - No es nada por lo que preocuparse.

Antes de que el pelirrojo se preparará para contradecirme, le interrumpió cuando siento entre mis bolsillo vidra mi celular. Me limpio las manos con servilletas debajo de la bandeja y antes de que me diera cuenta ya estaba desbloqueando el teléfono.

"Tenemos que hablar"
Josh 13:30 PM

"Nos vemos en el parque enfrente de mi casa"
"No llegues tarde"
Josh 13:32"

Esto debe de ser una locura.

JessicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora