Capítulo 10

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Mi día se baso en estar en el bolling con Jessica, la verdad diría que la deje ganar. Pero lamentablemente no fue así, soy el peor jugador del bolling del mundo entero. Y que Jessica tuviera la mejor puntería del mundo no ayuda mucho.

-¿Quién diablos me lanzo una maldición ? - gritó irónicamente.

Jessica se hecha a reír llevándose sus manos a la cara cuando se da cuenta que las demás personas no dejaban de mirarme como si estuviera borracho

-¿Quieres que nos corran o qué? - levanta una ceja tratando de verse sería. Pero ambos sabemos se que no puede ocultar esa sonrisa.


-Vale , vale - me giro bajando la voz, que vergüenza - Iré por algo de comer - definitivamente tengo que hacer algo para que la gente me deje de ver.

-No, no - dice sonriente, poniendo una mano en mi pecho - Mejor voy yo.

-Jessica 

-Peter -  rueda los ojos - voy yo

Doy un paso hacia atrás con las manos en alto, proclamando paz . Jessica sonrie, negando varias veces con la cabeza mientras se dirige al pequeño centro de comida dentro del local.

El resto del día seguimos jugando hasta que llegó la hora de irse. Si algo había aprendido hoy, era que nunca volvería a jugar bolling.

Cuando nos encontramos en el carro, Jessica no dejaba de cambiar la emisora una y otra vez mientras que maldecia por a verse olvidado de los CD'S.

¿Quién coño sigue poniendo CD'S  con música quemada?

-Creo que ya has repetido dos veces la misma emisora - digo para hacerle rabiar.

-No es mi culpa que tengan canciones de mierdas en todas las emisoras.

-¿Y que culpa tiene el botón de la radio que las emisoras no hayan una buen canción? - replicó sonriendo

Jessica gruñe desesperada riéndose. Niego con la cabeza a la vez que no dejo de sonreír. Realmente parece una niña pequeña cuando no le dan helado.

Sin embargo, todo lo bueno termina rato. Aparco el coche en la cera en frente de su casa cuando llegamos. Dejo escapar un pequeño suspiró.

No quiero que se vaya.

Quiero irme con ella a casa y meterla en la cama, abrazos hasta que nos quedemos dormidos.

Y probablemente despertariamos. Mi madre pensaría otra cosa y yo como ingenuo que soy, se la presentaría mientras le digo chorradas de groserías.

Pero esos no iba a pasar.

Jessica se acomoda en el asiento y me mira directamente hacia los ojos.  Ninguno de los dos dice nada. Nos quedamos mirando una al otro. Sin embargo, no dudo en apartar la mirada cuando notó su morado casi no se nota.

¿Estaba tan distraído que en ningún momento me fige en sus golpes?

-¿Estás bien? - pregunta Jessica

Asiento con la cabeza apretando mi nariz con dedo índice y el pulgar.

-¿Te parece ir mañana al cine? - pregunto. Necesito urgente seguir viéndola al día siguiente y después de ese. Tengo hacer que no pierda el pequeño aprecio que tengo por ella en los momentos en los que no estoy.

-Si - contesta - Hasta mañana Peter - siento cuándo abre la puerta del carro y se baja de ella.

Y yo, como idiota que soy. No puedo ni siquiera voltear a mirarla.

JessicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora