Capítulo 31

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Mis manos estaban sudorosas y no aguantaban ni siquiera los tornillos entre mis dedos. Suspiro apartando el sudor de mi frente, esto sin duda se está volviendo una rutina de ejercicios.

Habían pasado trece horas desde que me encerré en la habitación que sería de invitados. Estaba completamente vacía hace un par de horas, ahora tiene un mueble con gabinete, un clóset y media base montada de una cama por armar.

Continuo trabajando, escuchando los movimientos de Jessica en la cocina que resultó ser una apasionada por cocinar. Espero que no termine de quemar la cocina, fue la primera habitación que dedique  cuando llegué y si no fuera por Noah y sus padres ahorita mismo estuviera por armar mi habitación también y Jessica y yo estuvieramos durmiendo en el piso.

Mi muñeca se mueve en sentido derecho para apretar las tuercas con el destornillador, si lograba terminar esto cuando antes Jessica estaría más tranquila con un espacio personal que no fuera mi habitación.

-Deberias descansar

Suelto el destornillador por alto de inercia y me llevo ambas manos al pecho.

Ok, Jessica acaba de asustarme.

Me giro a mirarla y me la encuentro con una gran sonrisa. Llevaba un moño mal hecho y en sus mejillas habían manchas de tinta negra, lo que me deja pensar que mucho antes de que se pusiera a cocinar, estaba retomando las clases que habíamos visto durante el período anterior. Mis ojos recorren  su vestimenta, tenía un mono gris y una camisa blanca con una letras estampadas que dejaban ver los morenotes del accidente en sus brazos.

-La cena está lista - se rasca la oreja izquierda. Alguien se había puesto nerviosa - No prometo que sepa bien - duda - Aún no recuerdo la mayor parte de las cosas que hacía pero....

-Te aseguró que igual me lo comeré si sabe mal - aseguro

Jessica asiente con la cabeza y luego desaparece por el pasillo, haciendo que mis piernas se extieren y vayan detrás de ella. Sin embargo, no dudó en desviarme y lavarme las manos y la cara.

Aún no tenía comedor, así que nos empeñamos en comer en la mesa redonda de la sala, al lado de un montón de cajas y bolsos.

-¿Has tenido más recuerdos? - pregunto llevándome un pedazo de pollo a la boca.

-Si - contesta tragando la comida - Recuerdo a ver salido con Prue por un helado - ríe - Cuyo helado Prue pudo probar dos veces, a la pobre se le cayó a dos pasos de dejar la tienda.

Sentía paz, Jessica estaba más abierta conmigo y se reía en ocasiones. Era hermoso y mi corazón se alegraba cada vez que podía apreciar eso.

La cena estaba deliciosa. Tenía miedo de atragantarme por querer meterme todo a la boca de un solo golpe, pero estaba frente de ella y aún así el pollo y las papas fritas estuvieran buenas, tenía que mostrar que podía comer como una persona normal.

-Peter - nuestros ojos se encuentran y ambos dejábamos de comer - ¿Realmente puedo confiar en ti?

Esta era el tipo de preguntas que hacían que quisieras esconderte. Eran las preguntas que se acorralaban en un callejón sin salida y te daban la opción de mentir o decir la verdad. Y por supuesto que quería decir la verdad, después de todos a veces la sinceridad ganaba en cualquier situación.

JessicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora