Capitulo 33

23 2 1
                                    

Hace un año

Mis dedos se mueven con velocidad por las teclas de mi laptop a medida que recibo disparos de un francotirador aumentaban cada segundo. Cada cosa que hacía implicaba que mi cuerpo se moviera como un gusano epiléptico, además hace un par de minutos que había perdido a Luis y Jorge entre los camiones abandonados. Hago que mi personaje corra a medida que le gritó a Noah que me cubra la espalda. Sin embargo, me quito los cascos de un solo tirón y apartó la laptop como si quemará.

Letras rojas gruesas aparecen en la pantalla, indicando nuestra pérdida en el juego con la música del juego que ya encuentro insoportable.

-Maldición - susurro, presionando todas las teclas para saltarme todo el rollo de la intro final.

-Esa palabrota - la voz de mi padre se hace presente en la habitación, haciendome que me volteé y sonría con inocencia. Vestía pantalón corto que le llegaba hasta las rodillas y una camisa verde pantano que mostraban unos pinos negros en un bosque. Sus pasos se acercan hasta que se sienta al borde de mi cama - ¿Cuantas han ganado?

-Once - susurro. Mi padre alza su ceja izquierda y se cruza de brazos. Me había pillado con las manos en la masa.

-Creo que fui muy claro cuando te dije que no estoy de acuerdo que estés por horas jugando - chasquea la lengua - Bueno - ríe - A tu madre no le gusta - se encoje de hombros - En cambio - me golpe con la punta del pie en mi pierna - ¡¿Por qué no me has invitado a jugar?! - grita.

Me hecho a reír a todo pulmón, niego con la cabeza. Mi padre me da un mira burlona mientras se para y comienza a caminar por mi habitación. No obstante, se detiene frente al armario y lo abre buscando algo. Observo como mi padre mira detenidamente mis cosas, buscaba con tanto misterio que parecía que había descubierto que escondía algo en el armario. Sin embargo, cuando se regresa a verme y me nuestra lo tiene en sus manos, no dudó en reír de nuevo. Tenía mi vieja gorra azul de los yankees y eso solo usaba cuando íbamos a...

-Peter - amplia su sonrisa, arrastrando los pies hasta llegar a mi cama de nuevo. Y antes de que formulará, ya me encontraba apagando la laptop y poniéndome de pie - ¿Te apece ir al lago por una buena pesca para ir a cenar?

-Por supuesto que sí, papá - contesto. Mi copia adulta deja la gorra sobre la cama mientras se dirige a la salida, agarro la chaqueta que colgaba en el picaporte de mi armario y tomo entre mis manos la dichosa gorra de pesca. A diferencia de mi madre y Josh, mi padre y yo hacíamos de todo un poco. Si no estábamos jugando basket, estábamos con fútbol y así hasta que llegabamos a parar a jugar tenis o como en este caso pescar.

Lo único que mi padre y yo no podíamos hacer juntos, era la carpintería. Era algo que a papá no se le iba bien, siempre terminaba lástimado y Josh o yo antediendole luego en casa. Mientras que mi hermano y mi madre lo único que hacían era hablar de negocios o médicina. Suspiro, bajando las escaleras en dos en dos detrás de mi padre. Escuchando sus palabras de lo haríamos hoy.

-Tu madre quiere comer un gran pescado está noche - comenta jugando con las llaves del auto - Tenemos que asegurarnos no llegar pasadas las cinco - chasquea la lengua - No queremos arruinar la cena está noche.

Niego varias veces con la cabeza, insultandome por a ver olvidado la cena de esta noche. Josh y Nana daban un gran paso esta noche con los padres de mi cuñada, luego de una larga relación y un casamiento hermoso. Ambos esperaban una niña dentro de la gran panza de Nana. Todos en la familia sabíamos lo complicado que había sido está relación, no por mí hermano y su esposa. Si no por los padres de Nana, que desde que empezaron está relación desde muy jóvenes no han estado de todo acuerdo. Y por fin, Josh mostraría la bandera de paz con sus suegros. No podía estar más orgulloso, mi hermano estaba dispuesto a hacer las pases por su nueva familia.

JessicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora