Una tranquila noche a mediados de mayo, estaba Farid en su habitación sin nada que hacer, tirado en su cama. En realidad, para él no era ninguna novedad que no tuviese algo interesante con qué pasar el rato, pero nunca antes se había puesto a reflexionar seriamente en ello.
—Bueno, tampoco me ayuda mucho pensar en estas cosas —se dijo a sí mismo, pensando en voz alta—. Prefiero no tener nada que hacer, a verme en la obligación de realizar actos que no logre concluir antes de aburrirme.
Dio un gran bostezo y se estiró con pereza. A pesar de ser alguien acostumbrado al aburrimiento, a Farid no le resultaba nada agradable pensar que, si todo seguía su curso normal, su vida entera estaría invadida por situaciones tan vacías como aquella.
—Una vida demasiado vacía como para disfrutar vivirla... —murmuró con una sonrisa irónica, mientras imaginaba su insípido futuro—. De todas formas, yo mismo soy el que me busco ese vacío.
Lanzó una gran carcajada para disipar esos pensamientos tan confusos y volvió a estirarse. Tras ello, se levantó pesadamente y se sentó al borde de su cama. Le había entrado ganas de ver alguna película o leer algo interesante en su computadora, así que se disponía a bajar a la cocina para conseguir algún bocadillo y algo de beber. Sin embargo, apenas se puso en pie, se topó, frente a frente, con su hermana menor, quien lo miraba con un gesto entre burlón y curioso.
—¿¡Desde cuando estás aquí!? —exclamó Farid dando un traspié.
—Mmmm, creo que desde que empezaste con tu profundo monólogo —respondió la chica, con una sonrisa inocente plasmada en el rostro, mientras agitaba su cabello castaño de un lado a otro—. ¡Realmente me sorprendiste, hermanito! No sabía que tenías problemas existenciales tan graves.
—¡No son problemas existenciales! Venga, suelta ya, ¿qué quieres? No creo que me vengas a buscar solo para saludar.
—¡Oye, no seas tan amargado! Ni siquiera has cumplido los veinte y ya estás hecho todo un cascarrabias. Deberías sentirte agradecido de que tu linda hermanita menor se preocupe por ti —afirmó ella, con las manos en las caderas.
Farid refunfuñó y masculló que preferiría no tener una molesta hermana rondándole. Ella soltó una risilla, sabiéndose ganadora.
—No tengo tiempo para tus juegos, Alexia —terminó Farid de forma cortante—. Habla ahora, o deja de interrumpirme.
—¿Interrumpirte? Eso sería imposible... ¡Tú nunca tienes nada que hacer!
—Eso no es asunto tuyo. Yo decido como perder mi tiempo libre.
—En fin, no quiero hacer esto demasiado largo —suspiró Alexia, acomodándose un mechón castaño detrás de la oreja—. Verás, querido hermano, necesito que me hagas un pequeño, pero muy importante favor.
🈀
Farid se encontraba caminando por las silenciosas calles de la ciudad. Debía de ser aproximadamente las 10 de la noche, y era muy inusual ver al chico fuera de su casa a esas horas. Sin embargo, la insistencia de su pequeña hermana lo había obligado a emprender aquella travesía nocturna.
—Vaya pérdida de tiempo —murmuró, con la mirada en el piso.
Él sabía perfectamente, apenas su hermana había mencionado que quería pedirle un favor, que se vería obligado a cumplir sus deseos. Intentar discutir con Alexia Wilhem era algo que, por más esfuerzo que se le pusiera, aseguraba una batalla perdida. Resulta que ella conocía innumerables trucos para conseguir que las personas la obedecieran, ya sea por las buenas, o por las malas. Ninguno de esos trucos servía con Farid que la conocía a la perfección, eso era cierto, más él reconocía que, de una forma u otra, era imposible negarse ante sus caprichos.
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Nazo no Gaikeisunbō | Arco 1: Noche Eterna
Science FictionLa monótona vida de Farid Wilhem dará un giro de 180° luego de vivir una experiencia interdimensional y encontrarse con una entidad femenina incomprensible. Este hecho, que podría representar una esperanza para Farid de dar emoción a su aburrida vid...