Parte 12: En el interior

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Farid miró con nerviosismo las paredes blancas del lugar en donde se hallaba presente. Parecía ser una gigantesca sala de espera, con una innumerable cantidad de cómodas y modernas sillas organizadas en filas, y él se encontraba sentado justo en el centro. Había sido conducido a aquella sala por un guardia, luego de acercarse a la entrada de la instalación de Ethereal Corp que se encontraba en la cima de la colina, y preguntar por Sophie Douceur. El guardia, antes de retirarse, le había indicado que aguardase en aquel lugar, y luego vendría alguien a buscarlo para llevarlo ante Sophie.

Farid, en un inicio, había supuesto que no tendría que esperar tanto, al considerar la grave situación en la que la ciudad se encontraba. Sin embargo, tras revisar el móvil, se percató, muy sorprendido, que había estado aguardando por casi una hora en aquella solitaria sala, sin ver ninguna señal de vida. Tras media hora más en la misma situación, por fin alguien hizo aparición, tras entrar a la sala por una puerta camuflada en una de las paredes blancas. Era un hombre de mediana edad, vestido con una larga bata de laboratorio. El recién llegado observó brevemente a Farid y, con un gesto autoritario, le ordenó que lo siguiera, y volvió a ingresar por la puerta camuflada de la que había salido. Farid obedeció y fue tras él, internándose en un moderno pasillo iluminado con luces azules. A cada lado del pasillo se encontraban salas repletas de aparatos y maquinarias de aspecto futurista.

—¡Este lugar es asombroso! —comentó Farid, mientras él y el hombre de la bata descendían por unas escaleras automáticas—. ¿Qué es lo que hacen aquí?

El hombre se mantuvo silencioso y no dio ninguna señal de haberlo oído.

—Bueno, supongo que serán temas confidenciales, ¿no? —continuó Farid, pero volvió a ser ignorado—. Por cierto, ¿aún tenemos que caminar mucho para llegar? No me opongo a recorrer el lugar, ya que es sumamente interesante observar las increíbles actividades que aquí realizan. Sin embargo, la ciudad no se encuentra normal en estos momentos, y necesito que Sophie responda mis interrogantes cuanto antes.

—No estoy autorizado a entablar ningún tipo de comunicación contigo ­—susurró el hombre de la bata, sin siquiera mirarlo—. Te pediría que, de ser posible, guardaras cualquier comentario o pregunta mientras realizamos este trayecto.

Farid asintió en silencio. Había supuesto que no sería nada fácil conseguir información con preguntas tan simples, aunque no había perdido nada al intentarlo. Ya que no era sensato seguir hablando, prefirió observar con mayor detalle a su alrededor. Habían recorrido una distancia considerable por el pasillo azul, con algunos pequeños cortes al momento de utilizar las escaleras automáticas para descender aún más. Tras unos cálculos mentales simples, Farid concluyo que el lugar debía ser exageradamente enorme, mucho más de lo que parecía observándolo desde el exterior.

Asimismo, tras analizar las salas tecnológicas ubicadas a cada lado del pasillo, pudo darse cuenta que, si bien la mayoría de personas que trabajaban en ellas tenían la apariencia de científicos, técnicos e ingenieros; también le pareció notar ciertos individuos con apariencia militar, quienes llevaban unos artefactos similares a rifles de asalto con rayas luminosas de color verde, colgados a la espalda. Farid determinó que, al tratarse de una organización de la importancia que parecía tener Ethereal Corp, no era extraño que tuviesen una fuerza bélica como protección. Al fin y al cabo, ¡cuántos insondables secretos se guardarían en esas instalaciones!

Farid continuó siguiendo al guía por un trecho que le pareció interminable, bajando escaleras continuamente, y recorriendo pasillos de luz azul sin detenerse. Finalmente, tras un largo recorrido, el hombre de la bata se detuvo ante una gran compuerta doble. Farid, completamente asombrado, se le antojó que, dicha compuerta, fácilmente podría formar parte de alguna nave intergaláctica. El guía se acercó a un intercomunicador al lado de la compuerta, apretó un botón e intercambió algunas palabras con una voz proveniente del aparato. Tras unos segundos, la colosal compuerta comenzó a abrirse lentamente, separándose horizontalmente.

—Ingresa a la oficina cuando se haya abierto por completo —susurró el guía. Dicho esto, dio media vuelta y se alejó con rapidez.

Farid, con la sorpresa aún plasmada en el rostro, esperó pacientemente a que las partes de la compuerta se separaran por completo. Cuando por fin lo hicieron, la sorpresa inicial de Farid aumentó considerablemente al toparse que, tras la gran compuerta, se encontraba una sencilla, pero elegante puerta de madera. Él se acercó a dicha puerta y colocó una mano en el pomo. Contuvo la respiración y la abrió con determinación.

Tras la puerta se encontraba una moderna oficina, con libros y archivos organizados en estantes pegados a las paredes. Al fondo, sentado frente a un ordenado escritorio, pudo observar a un hombre de apariencia importante. Al ver a Farid, dicho hombre se levantó y se acercó a él.

—¡Farid Wilhem, supongo! —dijo, alargando una mano, mientras sonreía paternalmente—. Mi nombre es Joseph Irolev... y, según creo yo, tenemos temas muy importantes que tratar.

Nazo no Gaikeisunbō | Arco 1: Noche EternaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora