Parte 21: Objetivo

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Sophie y Eriziel se mantuvieron silenciosas por un buen rato, mientras caminaban por el largo corredor iluminado de azul. Sin embargo, Sophie estaba segura que, si no conseguía ganarse la confianza de Eriziel, le sería imposible convencerla de trabajar junto a Ethereal Corp.

—¿Sabes? Estoy muy feliz de poder conocer a alguien como tú —dijo Sophie, con la intención de romper el hielo—. He estudiado a fondo fenómenos interdimensional de diversa naturaleza, más nunca antes había estado cerca de una entidad de otra dimensión.

Eriziel se mantuvo caminando, silenciosa.

—Tranquila, en verdad no tienes nada que temer —continuó Sophie, un poco incómoda—. Ethereal Corp no pretende hacerte ningún daño ya que...

—Tengo una pregunta personal —interrumpió Eriziel, de forma repentina, sonriendo sin emoción—. ¿Podría saber cuánto tiempo llevas formando parte de Ethereal Corp?

—Eh, bueno... —Sophie se sobresaltó ligeramente, sorprendida por aquella interrogante inesperada—. Creo que ya son cuatro años los que llevo dentro de la organización.

Eriziel asintió, con un gesto comprensivo en el rostro.

—¿Qué hay sobre ti? —preguntó Sophie, para evitar que el silencio volviera a imponerse—. ¿Cuántos años tienes?

—No podría responderlo con certeza —contestó Eri, con una sonrisa sincera—. Pero, para que te hagas una idea de mi tiempo de existencia, puedo afirmar que observé personalmente el proceso de creación de la especie humana.

—¿Creación? Tal vez te refieras al proceso de evolución de los seres humanos, ¿no?

—Ambos son conceptos distintos que expresan una idea similar, dependiendo del nivel espiritual de quien decida utilizarlos —contesto Eriziel enigmáticamente, lanzado una risa cantarina.

—Bueno, creo que no llego a comprenderlo por completo. Por otro lado, si en verdad fuiste testigo del inicio del ser humano —los ojos de Sophie brillaron de emoción—, ¡serías capaz de contestar grandes interrogantes históricas y científicas! ¡Es realmente asombroso!

Eriziel tenía la mirada perdida, mientras que recuerdos que consideraba olvidados volvían a poblar su memoria.

—Los seres humanos me resultaron muy interesantes desde el principio, debido a que no se parecían a cualquier otra forma de vida de este mundo. Y llegué a admirarlos mucho cuando, luego de cometer aquel Error y condenar a su propia especie, consiguieron salir adelante gracias a su destacable intelecto.

Sophie no sabía con claridad qué es lo que estaba diciendo Eri, pero suponía que era información que ninguna otra persona en el mundo había recibido antes.

—Sin embargo, se convirtieron en esclavos de ese mismo intelecto, y pasaron de ser puros e inocentes, a crueles y despiadados —continuó Eriziel—. Luego de tanto tiempo, los seres humanos has olvidado el verdadero motivo de su existencia...

—¿Cuál...? ¿Cuál es el objetivo de nuestra existencia?

Eriziel se detuvo, y dirigió a Sophie una mirada cargada de emoción, tal como haría una hermana mayor a su hermanita pequeña.

—Ustedes han olvidado agradecer y honrar a Aquel que nos permite seguir existiendo —pronunció la chica de cabello plateado, solemnemente.

Sophie retrocedió, turbada por la magnitud de aquella afirmación. Si una persona común y corriente le hubiese dicho algo como eso, probablemente no le habría dado ni la más mínima importancia. No obstante, Eriziel era alguien que, claramente, estaba en un nivel existencial muy superior al del ser humano.

Tras la conversación filosófica, ambas chicas se mantuvieron calladas hasta llegar a su destino. Cuando estuvieron frente a la entrada del Laboratorio Principal, Sophie se apresuró a abrir la compuerta e ingresó, invitando a Eriziel a seguirla.

—Bueno, es hora de tratar el tema específico que nos ha llevado a reunirnos —dijo Sophie, una vez que estuvieron dentro. La rubia parecía haberse recuperado del impacto emocional que le había causado las afirmaciones de Eriziel, aunque la trataba con más respeto—. Actualmente, Ethereal Corp cuenta con la tecnología suficiente para observar, con algunas dificultades, unos pocos planos dimensionales distintos al nuestro. ¡Sin embargo, con la ayuda de tu conocimiento, nuestra ciencia podría avanzar a pasos agigantados, hasta conocer muchos más mundos interdimensionales!

—En base a mi experiencia previa, no considero seguro ni sensato ayudar al desarrollo intelectual de los seres humanos —contestó Eriziel, con una mirada recelosa—. Más aún si piensan afectar otros planos dimensionales.

—¡Comprendo tu preocupación! Los humanos hemos cometido muchos errores a lo largo de nuestra historia —admitió Sophie, con sinceridad—. Pero, tengo la esperanza que, tarde o temprano, la humanidad podrá adquirir conocimiento suficiente como para abandonar todo tipo de maldad. Tal vez con tu ayuda podríamos lograrlo.

Eriziel no pareció estar convencida.

—¿Aceptarás ayudarnos?—agregó la chica rubia, mirando a Eri con esperanza.

Antes de que pudiese responder, la compuerta del laboratorio se abrió, tomando de sorpresa a ambas chicas. Tras ello, ingresaron Joseph y Krakov, acompañados de todo un contingente de hombres con máscara de gas. Al ver a Sophie y Eriziel, Joseph se acercó apresuradamente a ellas, con cara de pocos amigos.

—Sophie Douceur, a partir de este punto quedas fuera del caso —anunció el hombre—. Yo tomaré las riendas de la situación.

—¿De qué demonios estás hablando? —protestó ella, sin dar crédito a lo que oía— No puedes hacer eso, no es parte del plan.

—No me interesa en lo más mínimo qué es lo que pienses o creas —masculló Joseph, de forma intimidatoria—. Ahora, márchate. Es una orden.

Sophie no se movió de su sitio. Joseph dirigió su atención a Eriziel, quien se limitaba a dirigirle una mirada desaprobatoria.

­—Pon atención, entidad interdimensional. La Central entera es inmune a cualquier tipo de intromisión dimensional, de forma que todas tus habilidades serán inútiles.

Tras ello, el hombre manipuló una muñequera que llevaba en su brazo derecho y produjo una onda expansiva que causó que Eriziel cayera inconsciente.

—Sea lo que sea que hayas decidió hacer, no te traerá buenos resultados —afirmó Sophie, quien aún se encontraba en el lugar.

Joseph se limitó a sonreír con una demencial confianza en sí mismo.

—¿Qué le sucedió a Farid? —peguntó Sophie, mirando al hombre con el más profundo odio.

—El señor Wilhem ya no nos es necesario, al menos no por el momento. Lo dejé fuera del juego.

—¿Ah? ¿Crees que puedes contener a alguien como él?

—No tengo por qué contenerlo —contestó Joseph, con una crueldad incalculable plasmada en la mirada—. Es su hermana quien se debe encargar de eso.

—¿¡Has metido a gente inocente en esto!?

—Haré todo lo necesario para cumplir mi objetivo. No me importa quienes deban pagar las consecuencias. Persigo un fin que está por encima del bienestar de cualquier individuo.

Sophie endureció la mirada, y salió raudamente del laboratorio.

—Ya es hora de comenzar —dijo Joseph, dirigiéndose a Krakov.

El hombre rubio asintió y dio una señal a sus hombres, quienes se pusieron en marcha al instante.

Nazo no Gaikeisunbō | Arco 1: Noche EternaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora