Parte 3: Conflicto

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Alexia volvía de su escuela acompañada de sus dos mejores amigas. La lluvia, que las había obligado a estar hasta tan tarde en su colegio, ya había menguado, lo cual las ponía de muy buen humor. Conversaban de temas banales, propios de chicas de 15 años. Alexia era la que iniciaba la mayoría de estos temas, ya que actuaba de lideresa del trío. Aún más que eso, ella siempre intentaba posicionarse por sobre los demás en cualquier situación en la que participaba. Por dicha razón, era la chica más popular de su colegio, admirada por sus compañeras mujeres e idolatrada por los hombres.

—Oye, Alexia —dijo repentinamente una de sus amigas.

—¿Qué sucede, Pam?

—¿Ese tipo que está allí no es tu hermano?

Alexia quedó sorprendida un instante y fijó su mirada en la persona que su amiga señalaba. Efectivamente, tras un rápido vistazo, pudo comprobar que se trataba de Farid, quien caminaba con dirección a su grupo. El gesto de la chica se torció en una mueca de molestia, mientras lanzaba un suspiro. Farid continuó avanzando hacia ellas, aunque no parecía haberse dado cuenta de su presencia, ya que miraba de un lado a otro, como si buscara algo de forma compulsiva.

—¿Se le habrá perdido algo? —preguntó una de las chicas—. Tiene cara de preocupación.

—Seguro es otra de sus estupideces —respondió Alexia restándole importancia—. Ya les dije que es alguien muy extraño.

—¿No deberías hablar con él para preguntarle qué le pasa?

—No me interesa en lo más mínimo lo que le suceda a mi tonto hermano...

Alexia iba continuar, pero se fijó en la desaprobación que los rostros de sus amigas reflejaban. Consideró que, si trataba a Farid con la frialdad con la que siempre lo hacía, probablemente sus amigas cambiaran la percepción positiva que tenían de ella. Esto podría conllevar que su popularidad en la escuela se viera mermada, lo cual no era algo conveniente para alguien como ella. Por ello, Alexia cambió su mueca de molestia por una gran sonrisa en un santiamén.

—¡Solo era una broma, chicas! —dijo, mientras se acercaba a su hermano, quien se había quedado quieto, pero seguía sin darse cuenta que no estaba solo.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Alexia se colocó detrás de Farid y le dio una palmada en la espalda para llamar su atención. Él se sobresaltó y volteó con la mirada confusa.

—Ale... ¡Alexia! —balbuceó luego de unos segundos—. ¿Qué haces aquí?

—Vuelvo de la escuela con unas amigas —respondió ella fingiendo amabilidad, mientras que las otras chicas los observaban de lejos, conversando y riendo entre ellas—. ¿Qué sucede, Farid? ¡Actúas como si estuvieses en medio de algo de vida o muerte!

—Estaba... buscando a alguien.

—¿Uno de tus amigos?

—No —Farid volteó a todos lados y se encogió de hombros, reconociendo que no había podido alcanzar a su objetivo—. Era una chica.

Alexia apretó la mandíbula ante dicha información, pero se mantuvo silenciosa.

—¿No la habrás visto? —continuó él—. Es fácil de reconocer: es muy bonita y, aunque suene increíble, tiene cabello plateado y...

—No recuerdo haber visto a nadie así —interrumpió Alexia con el ceño fruncido.

Dicho esto, la chica volteó y le indicó a sus amigas que podían continuar sin ella. Ellas asintieron y se retiraron alegremente, comentando cuanto les gustaría tener un hermano mayor.

—Bueno, mejor vámonos a casa —dijo Alexia poniéndose en marcha, seguida de Farid.

Caminaron en silencio durante unos minutos, pero Farid seguía observando atentamente a su alrededor. Luego de un buen trecho, la chica, cansada de la actitud de su hermano, intentó sacarle más información.

—Por cierto, sobre esa chica que estabas buscando... ¿quién es?

—Una nueva que entró hoy a mi clase.

—¿Cómo se llama?

Farid se mantuvo silencioso unos instantes, percatándose de que no había preguntado por el nombre de la misteriosa joven.

—No lo sé...

—¿Has estado buscando a alguien y no sabes ni como se llama? —comentó Alexia de forma mordaz—. ¿Para qué la buscabas? ¿La estás acosando?

—Claro que no, solo quería hablar con ella.

—¿Por qué no hablaste con ella en tu preparatoria?

—Ciertas situaciones me lo impidieron —respondió Farid bajando la voz.

—Bueno, esto resulta realmente increíble —gorjeó Alexia en tono burlón—. ¡Mi aburrido hermano mayor interesado en un ser femenino! ¿Acaso quieres protagonizar algún tipo de comedia romántica?

Farid no respondió, mirando al piso mientras caminaba en silencio. Alexia endureció la mirada, sintiéndose ignorada y se detuvo de improviso.

—¿Qué te pasa? —masculló ella, obligando a su hermano a detenerse también—. ¡Contesta!

—Para ser sincero, Alexia —susurró Farid, intentando expresarse sin ser demasiado ofensivo—. En estos momentos no estoy de humor para tratar contigo, así que te pediría que, por favor, no me molestes.

—¿¡A qué te refieres!? ¡Solo demuestro mi preocupación por ti!

—Eso no es cierto, y lo sabes. Tú solo te preocupas por ti misma. Conozco como eres realmente, no tienes porqué fingir interés. Es más, me harías un gran favor si te ocuparas de tus propios asuntos.

Alexia quedó con la boca abierta, sin saber qué responder. Miró con rabia a su hermano, mientras que sus ojos se humedecían. Empujó a Farid, y se alejó corriendo con dirección a su casa, mientras se limpiaba las lágrimas. Él, por un instante, se sintió culpable y se arrepintió de haber sido tan duro con su hermana menor, pero concluyó que ya había sido hora de que le dijera lo que realmente pensaba de ella. Lanzó un largo suspiro de cansancio y reanudó la marcha, con el ánimo aún peor que antes.

Nazo no Gaikeisunbō | Arco 1: Noche EternaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora