Arae
Al abrir mis ojos, los cálidos rayos de sol penetran en mis pupilas, lucho contra la pereza para levantarme de la cama.
Bajé a desayunar y me extrañó no ver a nadie, cuando normalmente siempre hay ruido, ya sea por Maggie, mi hermana pequeña, o por mis padres, gritándose desde diferentes estancias de la casa, claramente olvidándose que yo también vivo aquí.
Mientras preparaba mi sagrado bol de cereales decidí llamar a mi madre.
- ¿Dónde estáis?- pregunto con un tono más enfadado de lo que pretendía.
-Arae, cariño. -Sí, me llamo igual que una constelación, consecuencias de tener un padre aficionado a la astronomía, pero ya tendremos tiempo de hablar sobre ello.-Te lo explicamos tu padre y yo hace unas semanas. ¿no te acuerdas ya?. -pues la verdad es que la memoria no es mi punto fuerte.
-Em.. esto... ¡sí!-digo rascándome la nuca, señal de que claramente no tenía ni idea.
-Cariño tengo que colgar, volveremos el domingo por la noche. Maggie tiene una lista de todo lo que tienes que hacer. Ah por favor no montes fiestas en mi casa.-dice mi madre irónicamente. Nunca montaría una fiesta en mi casa, básicamente porque luego me tocará limpiarlo todo.
Hoy es sábado, lo que quiere decir que Maggie sale de natación en 20 minutos y teniendo en cuenta que me acabo de levantar, mas me vale ducharme en tiempo récord. Me monto en mi coche y salgo pitando.
Cuando veo la melena morena de mi hermana asomarse entre la multitud de padres esperando, me doy cuenta de que lleva la mochila abierta, es tan típica de ella.
Maggie para sus 7 años es bastante mas alta que la media, es lo único que nos diferencia, teniendo en cuenta que yo tengo dieciocho y tan solo la saco un par de cabezas.
Me lanza una mirada por debajo de sus frondosas pestañas, haciendo resaltar el azul celeste de sus ojos, todo eso acompañado de una gran sonrisa llena de dientes de leche.
Corre hacía mí y me rodea con su pequeño cuerpo en un tierno abrazo.-¿Bueno pollito, que has aprendido hoy?- le pregunté.
-Pues, hoy nuestro profe nos ha enseñado a bucear y mi amiga Kate casi se ahoga, porque...- Bueno, mientras Maggie se ve absorta contando su relato, gano un poco de tiempo para sacar la lista de mi madre de su mochila de hello kitty y así empiezo a organizar mentalmente todo lo que tengo que hacer hoy.
La última tarea de la lista me llamo la atención.
-¿Una guitarra?- pregunto algo confundida a Maggie, que esta en el asiento trasero jugando a Angry Birds con mi móvil.
-Si, papa se ha empeñado en apuntarme a clases de guitarra.- contesta indiferente.
Maggie es una niña que por desgracia disfruta poco de la compañía de sus padres, y no los culpo ya que ellos son personas muy centradas en su trabajo, el cual consume gran parte de su tiempo, lo que hace que Maggie se pase gran parte del dia realizando todo tipo de actividades extraescolares.
Pero... ¿guitarra? Esta vez se han pasado.
Recuerdo que a un par de manzanas de nuestra casa se encuentra una tienda de música, tienda a la cual nunca me he atrevido a entrar porque el dependiente era un hombre maleducado que apestaba a comida rápida.
Al aparcar y bajar del coche me siento más enfada de lo normal, debido a un idiota que no ha respetado el semáforo y casi ocasiona un accidente. Para agraviar la situación, Maggie se puso pesada al ver una heladería llena de colores y dibujos llamativos en la cual quería entrar a todo coste. Es decir, mi día estaba empeorando por momentos así como mi humor.
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The Last Star
Teen FictionArae se enfrenta junto a sus dos mejores amigas a su primer año de universidad donde conocerá a Dylan Scott, un chico complicado que volverá su mundo del revés. ¿Qué ocurrirá cuando descubra sus secretos?