Capítulo 13

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Dylan

Es jueves por la tarde. Estoy tirado en el sofá leyendo unos apuntes de química avanzada. De alguna manera tengo que sacar tiempo para estudiar esta mierda. Los exámenes empiezan en un par de semanas y necesito adelantar contenido.

La bioquímica siempre me ha fascinado, ya sé que no pega conmigo, pero es lo que hay. 

Estoy sumido en mis pensamientos cuando escucho un timbre, uno que suena demasiado fuerte como para ser en otro apartamento.

Me levanto con cierta dificultad, llevo aquí sentado tantas horas que creo que se me ha olvidado como andar. Abro la puerta y me deparo con Amber sonriendo de oreja a oreja.

He perdido la cuenta de la cantidad de veces que le he dicho que no debe venir a mi puta casa sin que yo se lo diga. No somos novios, ni siquiera follamigos, no somos nada. Al principio me lo pasaba bien pero ella me tiene como trofeo, enseña a todas las demás lo que ha conseguido. Es ridículo porque solamente la llamo cuando me apetece follar y ya esta. Esta muy buena pero tiene el ego muy inflado - es irónico que precisamente yo lo diga-. Es muy... tontita, se comporta como una niñata mal criada y eso a mi no me va, ya no. Desde que la he dejado de llamar, no para de perseguirme, en la cafetería, en mi casa, en mi trabajo, incluso molesta a mis amigos para saber donde estoy. Es hora de terminar con esto.

- Hola guapetón.-dice acercandose con intencion de acariciarme, pero yo la detengo agarrandola de la muñeca.

- ¿Qué coño quieres Amber?.-pregunto soltando mi agarre de su muñeca y apoyamndome en el marco de la puerta con los brazos cruzados. 

- ¿Cuánto tiempo piensas seguir ignorándome?- pregunta ella levantando la voz.

- Amber, se acabó, lo que sea que tuviésemos, es pasado. No me interesas, será mejor que busques a otro que te ria las gracias, porque yo ya me he cansado. - respondo calmadamente.

Ella aprieta los puños tan fuerte que parece que a cualquier momento se clavará sus propias uñas en la palma, empieza respirar rápido y me mira con una cara que si las miradas matasen no sé que seria de mi ahora mismo. Estoy esperando su puta respuesta, no sé porque, porque sinceramente me la suda lo que tenga que decirme. La puerta de enfrente se abre, y sale una melenita rubia de la puerta. Es Kelly, lleva en la mano lo que parece ser la bolsa con la basura.

En ese momento mi pequeño yo, aquel que habita en mi subconsciente cruza los brazos enfadado, en el fondo quería que fuese Arae. Kelly me hace un saludo con la cabeza y yo se lo devuelvo.

- ¿Qué? ¿Me estas dejando? esto debe de ser una broma, no puedes hacerlo. ¿Tienes a otra verdad?- grita Amber a todo pulmón, parece que a cualquier momento saltará en mi cuello para matarme.- ¡Dímelo! ¿sabes Dylan? tengo un montón de chicos a mis pies, te vas a arrepentir de esto, te lo aseguro.

- Vamos a dejar una cosa clara, no te estoy dejando porque nunca tuvimos nada para empezar. Nunca lo tendremos. No me llames, no me hables, no me mires, no molestes a mis amigos ni te presentes en mi casa. Olvídame de una puta vez.- digo y cierro la puerta de un portazo sin esperar respuesta. Su cara en ese momento me asusta. Está histérica, despeinada, loca. 

Me dejo caer en el sofá soltando todo el aire de mis pulmones. esto es liberador, ya  no me sentía agusto con ella, me sentía como un animal enjaulado, y eso que no llegamos a nada mas que un par de polvos, bueno, quizás unos pocos más pero no viene al caso. 

Me cuesta volver a concentrarme en estudiar pero lo acabo consiguiendo y la tarde se me pasa volando. Hago un pequeño parón de tanto estudiar para relajarme así que cojo el móvil. Tengo 2 llamadas perdidas de Josh y treinta y cuatro mensajes suyos. Decido llamarlo.

The Last StarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora